Notoriamente senil, Joe Biden no está en condiciones de ejercer el poder. Esa responsabilidad quedará en manos del futuro jefe de gabinete de la Casa Blanca. El programa en materia de política exterior ya fue elaborado por un amplio equipo bipartidista. El Departamento de Estado quedaría en manos de Susan Rice, quien fue embajadora de Estados Unidos en la ONU y posteriormente consejera de seguridad nacional bajo la administración Obama.
Por Manlio Dinucci
En qué consiste el programa de política exterior que aplicará Joe Biden cuando se instale en la Casa Blanca? El candidato demócrata hizo una especie de preanuncio en un artículo publicado en la revista Foreign Affairs, artículo que constituye la base de la Plataforma 2020 que el Partido Demócrata aprobó en agosto.
El título del artículo ya es bastante elocuente: “Por qué Estados Unidos debe volver a guiar. Rescate de la política exterior estadounidense después de Trump” [1]. Biden sintetiza su programa de política exterior afirmando que mientras que «el presidente Trump ha disminuido, debilitado y abandonado a aliados y socios, y ha renunciado al liderazgo estadounidense, yo, como presidente, concretaré de inmediato acciones para renovar las alianzas de Estados Unidos y hacer que América, una vez más, conduzca el mundo».
La primera acción será fortalecer la OTAN, que considera «el corazón mismo de la seguridad nacional de Estados Unidos». Con ese objetivo Biden hará las «inversiones necesarias» para que Estados Unidos conserve «la fuerza militar más poderosa del mundo». Al mismo tiempo, hará que «nuestros aliados de la OTAN incrementen sus gastos en materia de defensa», conforme a los compromisos que ya había contraído la administración Obama-Biden.
La segunda acción será convocar, en su primer año como presidente, una «Cumbre Mundial por la Democracia» en la que participarían «las naciones del mundo libre y las organizaciones de la sociedad civil del mundo entero que están en primera línea en la defensa de la democracia». Esa cumbre adoptará una «acción colectiva contra las amenazas mundiales». Ante todo para «contrarrestar la agresión rusa, preservando el filo de las capacidades militares de la alianza e imponiendo a Rusia costos reales por sus violaciones de las normas internacionales» y también para «construir un frente unido contra las acciones ofensivas y las violaciones de los derechos humanos por parte de China, que está extendiendo su alcance mundial».
Como «el mundo no se organiza solo», según subraya Biden, Estados Unidos se ve obligado de nuevo a «desempeñar el papel de guía en escribir reglas, como lo ha hecho durante 70 años, bajo presidentes tanto demócratas como republicanos, hasta la llegada de Trump». Esas son las líneas básicas del programa de política exterior que Biden piensa aplicar.
Ese programa –elaborado con la participación de más de 2 000 consejeros en política exterior y en seguridad nacional organizados en 20 grupos de trabajo– no es sólo el programa de Biden y del Partido Demócrata. En realidad es la expresión de un partido transversal, cuya existencia queda demostrada por el hecho que las decisiones fundamentales en política exterior, sobre todo las que tienen que ver con la guerra, se toman en Estados Unidos sobre una base bipartidista.
Eso está confirmado por el hecho que más de 130 altos funcionarios republicanos (tanto jubilados como activos) publicaron –el 20 de agosto– una declaración de voto contra el republicano Trump y a favor del demócrata Biden [2]. Entre ellos estaba John Negroponte, quien en 2004-2007 fue nombrado por el presidente [republicano] George Bush hijo primeramente embajador en Irak (encargado de reprimir la resistencia) y posteriormente director de los servicios secretos estadounidenses.
También lo confirma el hecho que el demócrata Biden, en aquel entonces presidente de la Comisión del Senado para las Relaciones Exteriores, respaldó en 2001 la decisión del presidente republicano Bush de atacar e invadir Afganistán. En 2002, el propio Biden presentó una resolución bipardista de 77 senadores que autorizaba el presidente Bush a atacar e invadir Irak, acusando a ese país de poseer armas de destrucción masiva –lo que resultó ser falso.
También bajo la administración del republicano Bush, cuando las tropas estadounidenses no lograban controlar Irak –ya bajo la ocupación militar– Joe Biden hizo aprobar en el Senado –en 2007– un plan de «descentralización de Irak en 3 regiones autónomas –kurda, sunnita y chiita», en otras palabras, Joe Biden propuso desmembrar Irak en función de la estrategia de Estados Unidos.
Además, siendo Joe Biden vicepresidente de Estados Unidos, bajo los dos mandatos del presidente demócrata Barack Obama, los republicanos apoyaron las decisiones de los demócratas sobre la guerra contra Libia, la agresión contra Siria y el nuevo enfrentamiento con Rusia.
Ese partido transversal, siempre invisible en las elecciones, sigue trabajando para que «América [léase “Estados Unidos”], una vez más, guíe al mundo»
Notas
[1] “Why America Must Lead Again. Rescuing U.S. Foreign Policy After Trump”, por Joseph R. Biden Jr., Foreign Affairs, marzo/abril de 2020.
[2] “A Statement by Former Republican National Security Officials”, Voltaire Network, 20 de agosto de 2020.
Fuente:
Manlio Dinucci / Il Manifesto — La politica estera di Joe Biden. Traducción de la Red Voltaire.