Por José Luis Preciado
El 24 de abril, Rusia vetó una resolución de la ONU patrocinada por Estados Unidos y Japón que instaba a todas las naciones a no desarrollar ni desplegar armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en el espacio, tal y como prohíbe un tratado internacional de 1967 que incluye a Estados Unidos y Rusia, y a aceptar la necesidad de verificar su cumplimiento.
La votación en el Consejo de Seguridad de 15 miembros fue de 13 a favor, con la oposición de Rusia y la abstención de China.
El embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, tachó la resolución de “absolutamente absurda y politizada” y dijo que no iba lo suficientemente lejos en la prohibición de todo tipo de armas en el espacio.
Rusia y China propusieron una enmienda al proyecto de Estados Unidos y Japón que instaría a todos los países, especialmente a los que tienen grandes capacidades espaciales, a “impedir para siempre el emplazamiento de armas en el espacio ultraterrestre y la amenaza del uso de la fuerza en el espacio ultraterrestre”.
Los países occidentales rechazaron las enmiendas de Rusia y China a la resolución de Estados Unidos y Japón, por lo que Rusia vetó la propia resolución.
En 2019, en una entrevista con Strategic Culture Foundation, el profesor estadounidense Karl Grossman advirtió cómo la administración Trump estaba presionando imprudentemente con los planes estadounidenses de larga data para militarizar el espacio exterior. Esto a pesar de un tratado de la ONU que prohíbe tal desarrollo.
Gran parte del programa de armamento espacial de los Estados Unidos, dijo Grossman, se remonta a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando Washington empleó a ex científicos nazis para continuar con los programas militares del Tercer Reich. Grossman desacredita las reiteradas afirmaciones hechas por políticos estadounidenses —y medios exopolíticos de contrainteligencia— de que Rusia y China están avanzando en su propio armamento espacial. De hecho, señala, tanto Moscú como Beijing llevan muchos años pidiendo a los Estados Unidos que desistan de violar el Tratado del Espacio Exterior de 1967.
En cuanto al plan de la Fuerza Espacial que fue implementado por la administración Trump, se llevó a cabo en gran medida sin el conocimiento o consentimiento del público estadounidense.
