Los académicos del Instituto Schiller afirman que la ascensión de China no se basa en la visión del Nuevo Orden Mundial globalista, ni en la revolución cultural de Mao Zedong, ni el el comunismo marxista, sino en el industrialismo nacionalista que Sun Yat-Sen impulsó a imagen del modelo industrialista que Estados Unidos también siguió antes de ser reconquistado por los británicos. Asimismo, la prestigiosa Red Voltaire ha hecho eco de un documento que pone en evidencia el «patriotismo económico» chino que Occidente suele interpretar como un “desatino comunista” con el objetivo de crear un enemigo imaginario en la psique colectiva que les permita seguir fomentando su geopolítica de guerras perpetuas. Los verdaderos enemigos de Occidente no están en Rusia, ni en China, ni en Irán, sino en los epicentros del poder occidental.
La República Popular China adoptó poco a poco el sistema capitalista. El Partido Comunista, gobernante en ese país, fue modificando su ideología, separándose del colectivismo para concentrarse en el desarrollo económico y la defensa de los intereses nacionales.
En su documento «Opinión sobre el fortalecimiento del trabajo del Frente Unido sobre la economía privada en una nueva época», el presidente chino Xi Jinping se esfuerza por vincular ambos objetivos. Dando continuidad a lo que ya había planteado en el 19º Congreso del Partido –en 2017–, un nuevo organismo, denominado Frente Unido, recibió la tarea de garantizar que la búsqueda de ganancias no entre en contradicción con los intereses nacionales. Para alcanzar ese objetivo, se decidió incorporar un delegado del partido al consejo de administración de cada empresa.
Esta medida, que en Occidente se interpreta como un desatino comunista, es sólo la versión china de lo que los occidentales llaman «patriotismo económico».
La economía china está empezando a enfrentar un proceso de deslocalización de sus empresas hacia Vietnam, la India y otros países asiáticos –fenómeno que Karl Marx había anticipado y que ha afectado gravemente las clases medias en los países occidentales durante los últimos 30 años–, pero el Partido Comunista China no tiene intenciones de dejar que se pierdan los enormes progresos económicos alcanzados por su país en las últimas décadas.
Fuente:
Red Voltaire — China hará que sus empresas se adapten a las necesidades nacionales.