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Instituto Schiller: China no es parte del globalismo occidental, sino un proyecto nacionalista alternativo con impacto global

Muchos de quienes están enojados con China ignoran un par de cosas fundamentales. Que los globalistas que impulsaron la ascensión de China son los mismos que destruyeron a los Estados Unidos y que están destruyendo Europa Occidental. Harley Schlanger, del Instituto Schiller, explica cómo la ascensión de China no se basa en la visión del Nuevo Orden Mundial globalista, ni en la revolución cultural de Mao Zedong, ni el el comunismo marxista, sino en el industrialismo nacionalista que Sun Yat-Sen impulsó a imagen del modelo industrialista que Estados Unidos también siguió antes de ser reconquistado por los británicos.

 

 

Por Harley Schlanger

Voy a abordar una pregunta que me han hecho muchos de ustedes sobre la naturaleza de la relación entre China y los globalistas:

¿Los globalistas ayudaron al desarrollo de China? ¿China es parte del Nuevo Orden Mundial que ha sido construido para reemplazar a los Estados Unidos? ¿Están los globalistas occidentales en alianza con China para destruir a los Estados Unidos?, etc.

Como prefacio, debo recomendarles estudiar un poco de historia china. La mayoría de las personas que hablan de China tienen como imagen a Mao Zedong y la revolución cultural, que fue un período de tiempo brutal en el que el partido comunista suprimió a los intelectuales en China y mató a muchas personas. Fue una revolución violenta. Hubo un elemento de participación británica en esto, como lo hubo en la Revolución Rusa. Pero ha habido un cambio dramático en los últimos 50 años que la mayoría de ustedes se han perdido.

De otro modo, abordar la cuestión de ¿cómo se elevó China tan rápidamente? podría parecerle a cualquiera un asunto oscuro y misterioso que podría llevarle a creer que hubo algo nefasto en el proceso. Así que permítanme intentar plantear un par de puntos.

Sí, las empresas occidentales ayudaron al auge de China mediante la inversión en empresas corporativas en China. Fue un proceso de externalización. ¿Se hizo esto para el beneficio de China? Bueno, lo que China ganó con esto fue que logró industrializarse. China había tenido alguna industrialización previamente, pero fue ineficiente y típica de los estados comunistas, había sido a gran escala pero no muy efectiva, y en gran medida fue una forma de mantener el control de la población y de construir material militar.

Pero esto cambió, y lo que China hizo fue utilizar la inversión de Occidente para modernizar los procesos industriales. Esto incluía el compromiso de un objetivo de independencia desarrollando sus propias capacidades, lo que significaba que tenían que desarrollar la fuerza de trabajo. Y por lo tanto, necesitaban una inversión masiva en educación, especialmente en investigación científica y desarrollo. Muchos estudiantes chinos fueron a los Estados Unidos y Europa para aprender las técnicas de la política industrial moderna.

Además de la investigación científica, el gasto en desarrollo y el gasto en educación, hubo un aumento de la población. China ha sacado de la pobreza a entre 800 y 850 millones de personas en las dos últimas décadas gracias a su política de industrialización. Los productos chinos se venden en todo el mundo, y en el proceso, China ha creado un mercado interno que está abierto a Occidente siempre y cuando lo aprovechemos.

¿Hubo algún robo de propiedad intelectual? Sí. Los chinos lo han admitido. ¿Pero qué nación no se dedica al robo de propiedad internacional? Los chinos tienen un estado de seguridad. Edward Snowden, que sabe algo de estas cosas, dijo que los Estados Unidos están muy por delante de China en términos de su estado de seguridad a través de agencias como Facebook, Yahoo, Google, etc.

Así que, efectivamente, la industrialización de China ha traído algunos problemas, hubo demasiada contaminación demasiado rápido, pero en Occidente pasamos por el mismo problema durante un período mucho más largo. Recuerden que la industrialización occidental realmente comenzó con la política hamiltoniana en los Estados Unidos a principios de 1800 y ha continuado desde entonces, y ha pasado por altibajos, baches, luchas y todo lo demás.

En 30 años, China ha hecho enormes progresos. Lo que hay que entender es que el objetivo de China era independizarse, desarrollar un sistema económico autosuficiente. Y ¿cuál era el objetivo de las corporaciones occidentales en China? Obtener mano de obra barata, pocas regulaciones baratas. Querían reducir costos para aumentar las ganancias. ¿Y lo buscaron en China? Claro. ¿A expensas de los Estados Unidos? Por supuesto. Las corporaciones occidentales desindustrializaron los Estados Unidos. Otra preocupación de las corporaciones occidentales era que también querían usar lo que llamaban el sistema autoritario de China, que no tenía huelgas, ni interrupciones laborales, etc., para proteger sus beneficios.

Cuando China empezó a avanzar y a desarrollar sus propias capacidades, esto se convirtió en una amenaza para estas corporaciones. Recuerden que estas corporaciones no tienen ningún compromiso con ninguna nación. En su libro “El crepúsculo de la soberanía”, el ex presidente de Citibank, Walter Wriston, insiste en que la capacidad de las corporaciones para funcionar en el futuro y obtener beneficios dependerá de la globalización total de nosotros bajo un sistema bancario y financiero supranacional sin ninguna intervención nacional que lo perturbe.

Los chinos no aceptaron eso. Porque los chinos se ven a sí mismos como una nación soberana.

Si nos fijamos en la historia, en el primer período de China hubo muchos desarrollos, incluyendo el papel, la caligrafía, y muchas otras cosas que se desarrollaron en China. Pero a medida que eso degeneraba y entraban las fuerzas imperiales occidentales —y por fuerzas imperiales occidentales me refiero en particular a las británicas— se llevaron a cabo dos guerras del opio para imponer la adicción al opio al pueblo chino como una forma de prevenir cualquier oposición a la política imperial británica de saqueo a China.

Esto continuó en el siglo XX.

En oposición a esto, se desarrolló un nacionalismo chino —no en torno al comunismo— sino en torno a la figura de Sun Yat-sen, quien estudió el sistema estadounidense y quiso llevarlo a China a principios del siglo XX. Hoy en día, la mayor influencia en China no es Marx, sino Sun Yat-sen y la idea del sistema estadounidense.

A medida que China se desarrolló y se convirtió en una amenaza, Occidente reaccionó a ella. En particular, fue Barack Obama quien identificó a China como una amenaza. De ahí la idea de la “trampa de Tucídides” que promueve el rechazo de los Estados Unidos al ascenso de China y la paranoia de que China busca reemplazar a los Estados Unidos. Esta narrativa no se encuentra en ningún lado en las cosas que se publican en china. Pero obviamente hay algunas personas en China que ven contemplan esa posibilidad futura, en particular cuando son confrontados por gente como Mike Pompeo, quien claramente odia la idea de la colaboración con una nación soberana independiente.

El pivote de Obama hacia Asia y la asociación transpacífica estaba destinado a contener y derrotar a China, una política que ha sido continuada hoy en día por gente como Pompeo, como el Secretario de Defensa Esper, y como otros que han definido a China como “una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos”.

En la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2019, Donald Trump expuso lo que llamó la estrategia de “Estados Unidos primero”, la idea de la defensa de la soberanía, y de que el gobierno de los Estados Unidos se supone que debe defender principalmente los intereses del pueblo estadounidense. Luego añadió algo muy importante: que la defensa de la soberanía americana no significa que tenga que venir a expensas de otras naciones. Dijo que cada nación tiene derecho a sus intereses soberanos y que los animaría a actuar en sus intereses soberanos. Y lo dijo nuevamente la semana pasada en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Así que la idea de la soberanía no está limitada a una nación, sino al principio de la paz de Westfalia que define los intereses de una nación como el derecho a la paz, a la seguridad y al comercio, lo que implica relaciones cooperativas con sus vecinos y con otras naciones.

Así que no hay necesidad de que la soberanía nacional signifique guerra, o que signifique competencia que llegue al punto de la violencia o la brutalidad. Y cuando Xi Jinping pide actuar en los intereses comunes de una humanidad compartida, esto entra en la tradición de George Washington en su discurso de despedida, en la declaración de John Quincy Adam que decía que no vamos al extranjero en busca de enemigos para luchar. Así que hay una tradición estadounidense y una tradición china que comparten esta idea de que la soberanía está en el interés del otro. Y que la mejor manera de cuidar el interés propio es actuando en cooperación pacífica con otras naciones.

 

La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda

Entonces, ¿cuál es la “amenaza” actual de China? Que los chinos han decidido que para continuar su desarrollo económico van a tomar la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda y moverlo internacionalmente. ¿Qué es la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, ? Se centra en la idea de la conectividad a través del ferrocarril de alta velocidad. Y aquí es donde se llega al meollo del problema: la diferencia entre las políticas impuestas en occidente por la ciudad de Londres y Wall Street chocan con las políticas adoptadas por los chinos.

En occidente, donde desarrollamos por primera vez el sistema de trenes de levitación magnética y tuvimos el primer ferrocarril de alta velocidad, ahora mismo estamos retrocediendo, ya no tenemos sistemas ferroviarios modernos. Miren, por ejemplo, a Alemania, que una vez fue muy avanzada en esto. Y, ahora, cuando una ventisca fuerte sopla y derriba un árbol, se apaga todo el sistema ferroviario.

Mientras que los chinos tienen de 20.000 a 30.000 kilómetros de rieles de alta velocidad, en los Estados Unidos apenas si tenemos 20 millas de rieles de alta velocidad, y la alta velocidad en los Estados Unidos es extremadamente lenta comparada con lo que se está desarrollando en China.

¿Por qué es una amenaza? La idea del sistema ferroviario transcontinental, que fue idea de Lincoln, ayudó a los Estados Unidos a convertirse en una potencia continental. ¿Y una potencia continental para hacer qué? Para desarrollar su nación internamente. Todavía se mira a los Estados Unidos hoy en día y se ven grandes extensiones de tierra sin desarrollar. Si uno vuela de Houston a Los Ángeles, todo lo que se puede ver son aviones, el desierto y algunos pueblos aquí y allá.

Todo este territorio podría desarrollarse por medio del ferrocarril de alta velocidad, o “corredores de desarrollo”, como lo definió Lyndon Larouche. Esto es lo que los chinos están haciendo no sólo en China, donde están conectando todo el país, sino sino que también están fomentando el desarrollo de sistemas ferroviarios en África, algo que las potencias coloniales occidentales nunca hicieron. Las potencias coloniales occidentales fueron a África en busca de mano de obra y materias primas baratas y la infraestructura que construyeron fue para servir a los amos coloniales que vivían allí, para supervisar el desarrollo y los ferrocarriles que iban de las minas a los puertos.

Ahora mismo, los chinos están desarrollando el sistema ferroviario interno que la organización de la unidad africana definió hace 20 años como necesario para el desarrollo de África. ¿Es para los Estados Unidos una amenaza tener a África conectada por el ferrocarril de alta velocidad?, ¿tener las ciudades africanas con amplio acceso al agua potable y a la generación de energía que los rusos y los chinos están ofreciendo proporcionarles?

En África se ha desarrollado una industria nuclear mientras que en Occidente, especialmente en Alemania pero también en los Estados Unidos, estamos destruyendo nuestros avanzados sistemas de energía.

 

China no es la culpable, sino los globalistas

Así que el enojo de la gente no debería dirigirse contra los chinos, sino contra los globalistas. ¿Estuvo mal que los globalistas impulsaran inicialmente el desarrollo de China? ¡No!, lo que estuvo mal fue hacerlo a expensas de la economía de EE.UU. Eso puede revertirse, pero sólo si se derrota al poder de los cárteles corporativos occidentales en la banca, los seguros y las finanzas, el sistema bancario en la sombra, las grandes empresas farmacéuticas, los cárteles del petróleo y otros productos, que tiene que ser regulados y arrebatados a los intereses privados.

El propósito de las corporaciones era aumentar el valor de los accionistas, aumentar las ganancias de sus ejecutivos, en vez de desarrollar la nación. Estados Unidos creció cuando tuvimos líderes comprometidos con el desarrollo de la nación, con un sistema educativo de primera clase con avances en ciencia y tecnología. De hecho, si escuchas al movimiento verde hoy en día, ven la ciencia y la tecnología como la mayor amenaza para la humanidad. No es así como lo ven los chinos, ni como lo ven los rusos.

Y los globalistas están tratando de mejorar los conflictos en lugar de cooperar y dialogar. Muchos de quienes están enojados con China ignoran un par de cosas fundamentales. Que las personas que ayudaron a la ascensión de China son los mismos que destruyeron a los Estados Unidos y que están destruyendo Europa Occidental. Son los mismos que promueven las guerras permanentes. Los chinos no tienen fuerzas armadas en todo el mundo. Nosotros sí.

Como el presidente Trump dijo correctamente, no debemos ser los policías del mundo y debemos terminar estas guerras interminables. Y en lugar de verter dinero en los sistemas de armas para su destrucción, debemos construir nuevas plataformas de infraestructura, avanzar en la ciencia, unirnos a los chinos y a los rusos en los esfuerzos espaciales, en el avance del desarrollo de la energía de fusión nuclear y así sucesivamente.

Así pues, insto a la gente a que antes de acusarme de ser un “agente del partido comunista chino” reconozca que los Estados Unidos y China tienen intereses comunes, que fueron definidos por la gente mucho antes de que ustedes nacieran. Que Sun Yat-sen fue un gran admirador de Lincoln y del sistema estadounidense, y que la naturaleza del desarrollo chino que se está produciendo hoy en día se está logrando través de una colaboración entre el gobierno y el sector privado, pero no con el fin de mejorar los intereses privados sino para el bien común. Esa es nuestra tradición y tenemos que volver a ella. La mejor manera de hacerlo hoy en día sería unirse con China y Rusia, sin la necesidad de adoptar su sistema.

Los chinos hablan de socialismo con características chinas. Nosotros tenemos características chinas. Tenemos una tradición estadounidense a la que deberíamos regresar, y si lo hacemos no tenemos que temer a ninguna otra nación. De hecho, tenemos la base para una verdadera colaboración para un mundo pacífico.

Así que esa es mi respuesta cuando la gente pregunta si soy un agente del partido comunista chino. No, soy un agente del sistema estadounidense. Estoy comprometido con las ideas que fueron desarrolladas por Lyndon Larouche sobre cómo aplicamos las lecciones de la economía hamiltoniana hoy en día para tener un sistema bancario que favorezca el desarrollo industrial y el avance de los bienes producidos, aumente la productividad del trabajo, y dé a nuestros hijos y nietos un futuro mucho más grande que el que se nos dio.

Y la mejor manera de hacerlo sería tener una cumbre ahora mismo con las grandes potencias para derrotar de una vez por todas el interés parasitario centrado en la ciudad de Londres y reforzado por su alianza con Wall Street. Estas son las mismas fuerzas que están comprometidas con un golpe contra el presidente Trump, así que espero que si alguno de ustedes se ha molestado por mis análisis, la próxima vez piensen antes de reaccionar y tomen en consideración lo que he presentado hoy en esta exposición.

 

Matthew Ehret: El verdadero EEUU es compatible con la Iniciativa del Camino y Ruta de la Seda china

 

 

Fuente:

Harley Schlanger — Friday: Harley Takes Your Questions.

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