Por Executive Intelligence Review
25 de junio de 2022 — El Instituto Schiller aprovechará el próximo fin de semana del 4 de julio en Estados Unidos y presentará la propuesta de LaRouche de un nuevo Bretton Woods como contenido central de una arquitectura de desarrollo mundial, y por tanto de una arquitectura de seguridad para todos los países del planeta. Se llevará a cabo el domingo 3 de julio con un discurso inaugural de la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche. Diane Sare, candidata independiente al Senado de Estados Unidos por Nueva York, también está invitada a participar en el evento, así como otras personas.
En los últimos meses e incluso días se han discutido muchas iniciativas importantes que se aproximan a la perspectiva de LaRouche, como en la recién concluida conferencia Cumbre del BRICS-Plus. Sin embargo, lo que sigue faltando es una clara declaración de propósito moral, una “Declaración de Independencia” de las políticas fracasadas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal, todos ellos filiales de la City de Londres. El Instituto Schiller aportará eso el 3 de julio. Los fantasmas del Maestro de la Real Casa de la Moneda del Banco de Inglaterra, sir Isaac Newton, y de la Real Compañía de África, John Locke, ya no están tan contentos.
En un momento como éste, de inflación, guerra, enfermedad pandémica y desesperación cultural, ¿por qué debería el mundo ser afligido, y los ciudadanos de Estados Unidos avergonzados por el uso oportunista de las ceremonias de “decoración de la independencia”, de lo que el Departamento de Estado y otros de la burocracia gubernamental apenas alfabetizados (en cualquier idioma) se apropian para, por ejemplo, ensalzar las virtudes de la “lucha del noble gobierno de Ucrania por la democracia”? Por el otro lado (que en realidad es el mismo), están los neo-jacobinos que, valiéndose del comprensible pero equivocado repudio de muchos hacia Estados Unidos (incluidos muchos estadounidenses) que empeorarán las cosas, hacen afirmaciones moralmente espeluznantes como que “¡los próceres de la independencia eran todos heterosexuales!”. Mientras tanto, descartan la revolución económica que fue realmente causante del fin de la esclavitud, tal y como la iniciaron Benjamin Franklin, George Washington y Alexander Hamilton, “declarada” en los Informes de Hamilton sobre el Banco Nacional, el Crédito Público y las Manufacturas, y promulgada en forma de los grandes proyectos de canales y la Sociedad para el Establecimiento de Manufacturas Útiles, precisamente la perspectiva que, a su manera, persiguen hoy las naciones de China y Rusia.
El Instituto Schiller, este año en que se conmemora el centenario del nacimiento del finado economista Lyndon LaRouche, presentará el 3 de julio —al cobijo de la conferencia que dio lugar a la Declaración de Independencia de Estados Unidos— las bases filosófico-económicas para restablecer los Estados nacionales soberanos y una comunidad mundial de principios que se aleje de la guerra que amenaza a la humanidad. Una fuerza intelectual internacional de vanguardia como la que conformó por primera vez Estados Unidos, dedicada a restablecer la cordura, concretamente en forma de supervivencia económica duradera, en el sector transatlántico, debe ser voluntaria. Para empezar, primero debe rescatar al fracturado gobierno constitucional de Estados Unidos de la corrosión de 35 años que comenzó con la acusación contra Lyndon LaRouche de parte de un gran jurado de Boston en junio de 1987, y que eventualmente devolvió a ese gobierno a un estado de casi disolución como resultado de los procesos desencadenados por la “elección” de Bush y Gore en el 2000 y los subsiguientes eventos del 11 de septiembre del 2001, y la insidiosamente llamada “Ley Patriota” resultante.
Volver al espíritu universal, no sólo a la letra, de la Declaración de Independencia y del Preámbulo de la Constitución de Estados Unidos es esencial para superar la locura criminal, que ahora ha quedado al descubierto, pero que es cada vez más letal, de las “élites de la anglosfera”. Pocos entre las “élites” de Estados Unidos están a la altura de lo que se tiene que hacer. Esto se debe a que se ausentaron de la lucha central contra las agencias de inteligencia de la casta dominante financiera imperial que puso a Lyndon LaRouche en la cárcel de 1989 a 1994, e incluso se pusieron del lado de esas fuerzas para obtener beneficios personales mientras se expandían las burbujas de los “derivados”, de las “puntocom” (empresas vinculadas al internet), de la vivienda, de los reaseguros y otras, especialmente después del abandono oficial de la Ley Glass-Steagall. Ahora, la City de Londres casi ha conseguido sus objetivos, y no lo he hecho gracias a la resistencia mostrada en la conferencia del Instituto Schiller, “No puede haber paz sin hacer una reorganización por bancarrota del moribundo sistema financiero transatlántico”. La guerra termonuclear, sin embargo, podría ser el resultado de su victoria. Debemos negarles esa victoria, en favor de la perspectiva que acaban de debatir las naciones participantes en la conferencia de la Cumbre BRICS-Plus.
La “Declaración de los Derechos Inalienables del Hombre” de Helga Zepp-LaRouche de 1984, no sólo fue un documento básico de fundación del Instituto Schiller. Fue una manera de hacer que el “Sistema Americano de Economía Física”, fundado por Benjamin Franklin, Alexander Hamilton, Mathew y Henry Carey, y el alemán Friedrich List, volviera a ser inteligible para el mundo, en un momento en que las instituciones estadounidenses, en particular el Departamento de Estado, habían deshonrado, profanado y abandonado ese mismo Sistema Americano. Mientras que Lyndon LaRouche había interiorizado la escuela del Sistema Americano gracias a su dominio de la obra científica de su iniciador, Gottfried W. Leibniz, fue el trabajo que hizo Helga Zepp-LaRouche sobre la obra del fundador de la ciencia europea moderna en el siglo 15, Nicolás de Cusa, lo que mostró que las obras de Cusa, como la Concordantia Catholica (Sobre la concordancia universal), también habían sentado las bases del “consentimiento de los gobernados” y otras ideas de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, así como la misión científica que condujo al redescubrimiento de América.
La idea de que se introduzca rápidamente y se movilice por el Nuevo Bretton Woods de Lyndon LaRouche en el actual callejón sin salida, surgió a través de las deliberaciones que se llevaron a cabo en el primero y segundo panel de la conferencia de la semana pasada, del fin de semana del 18 y 19 de junio. Esto es un ejemplo del proceso similar de deliberación que dio lugar a la Declaración de Independencia, en una conferencia de varios días en Filadelfia en 1776. Y es exactamente la razón por la que el proceso de conferencias del Instituto Schiller, de dos años de duración, desde abril del 2020 hasta ahora, es el foro singular en el que se puede restablecer hoy ese punto de vista filosófico necesario para el éxito, hacia el que la reunión del 3 de julio por un nuevo Bretton Woods es el paso siguiente y oportuno.
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Fuente:
Executive Intelligence Review: Es hora del nuevo Bretton Woods propuesto por LaRouche. Editorial EIR 27 junio 2022.