Por Mente Alternativa
El panorama bancario estadounidense se ha transformado drásticamente desde 1985, y en 2023 sólo quedarán 4.587 entidades aseguradas por el Estado, debido principalmente a fusiones y no a quiebras, advierten Pam Martens y Russ Martens en un artículo reciente publicado en Wall Street On Parade. En la actualidad, cuatro grandes bancos dominan el sector, con 9,3 billones de dólares en activos.
La influencia política que ejercen estos megabancos pone de manifiesto una tendencia preocupante, cuya consolidación e influencia se remontan a decisiones legislativas, en particular la derogación de la Ley Glass-Steagall en 1999 bajo la presidencia de Bill Clinton. Leyes posteriores, como la Ley Riegle-Neal de Eficiencia Bancaria Interestatal y de Sucursales de 1994 y la Ley de Modernización de los Futuros de Materias Primas de 2000, impulsaron aún más la consolidación y la desregulación, contribuyendo a la inestabilidad financiera ejemplificada por la crisis de 2008.
Para abordar estas cuestiones, los defensores instan a la restauración de la Ley Glass-Steagall para separar las actividades especulativas de la banca asegurada por el gobierno federal, haciendo hincapié en la necesidad de una acción pública y de audiencias en el Congreso para salvaguardar la seguridad económica nacional.
Por qué necesitamos una nueva Ley Glass-Steagall para domar a los megabancos