Por José Luis Preciado
En su 75 aniversario, el futuro y credibilidad disuasiva de la OTAN dependen de la victoria contra Rusia en Ucrania, afirma el hijo de Zbigniew Brzezinski y asesor estratégico del Consejo Atlántico, Ian Brzezinski (1), en un artículo publicado por el centro de pensamiento con sede en Washington, que es financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Mancomunidad del Reino Unido, la OTAN, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, Goldman Sachs, la Fundación Rockefeller, y otras entidades ultraglobalistas.
El desequilibrio de poder entre la OTAN y Rusia es patente, advierte Brzezinski Jr., pero la respuesta de la Alianza se ha visto obstaculizada por el uso de la coerción nuclear por parte de Putin (sic), lo que ha limitado el apoyo de la Alianza a Ucrania.
De ahí que la próxima cumbre en Washington, DC, organizada por el presidente estadounidense Joe Biden, revista una gran importancia estratégica, subraya el autor del artículo, señalando cinco elementos esenciales para situar a Ucrania en una senda clara hacia la victoria:
1. “Los líderes aliados deben respaldar sin ambigüedades los objetivos de guerra de Ucrania, es decir, la reconstitución territorial total de vuelta a las fronteras de la nación en 1991. Todo lo que no sea esto será una señal de desilusión para Ucrania y un estímulo para que Putin mantenga su invasión.”
2. “La OTAN no puede seguir vacilando a la hora de proporcionar a Ucrania las armas que necesita con tanta urgencia, al ritmo que necesita y sin restricciones en su uso contra objetivos militares legítimos en Rusia. Esa lista incluye aviones de combate, armas de fuego de largo alcance, equipos de limpieza de minas, tanques adicionales y sistemas de defensa aérea y antimisiles.”
3. “Deben imponerse a Rusia sanciones verdaderamente exhaustivas y eficaces. El PIB de Rusia creció más de un 3% el año pasado, a pesar de las sanciones occidentales destinadas a impedir el esfuerzo bélico de Moscú. Este hecho subraya la insuficiencia del régimen de sanciones de Occidente. Puede que las sanciones severas por sí solas no detengan la invasión de Putin, pero su imposición -y su cumplimiento- debilitará la maquinaria bélica rusa, socavará la estabilidad política del país y servirá como reflejo positivo de la determinación de la Alianza.”
4. “Los aliados de la OTAN deben implicar enérgicamente al pueblo ruso en la brutal realidad de esta guerra. La comunidad transatlántica no lleva a cabo una campaña de información intensiva a este respecto por miedo a crear la impresión de que Occidente pretende un cambio de régimen en Rusia. Mientras tanto, Rusia y sus aliados no han dejado de intensificar sus campañas de información contra Occidente.”
5. “La cumbre de Washington debe conceder a Ucrania un camino claro hacia el ingreso en la OTAN. El ingreso de Ucrania en la OTAN no sólo es necesario para garantizar una paz de posguerra. Es esencial para una estrategia de victoria eficaz que permita a Ucrania alcanzar sus objetivos bélicos de forma rápida y decisiva. El ingreso de Ucrania en la OTAN y la garantía de seguridad que conlleva es la única forma de convencer a Putin de que Ucrania está irreversiblemente encerrada en la comunidad transatlántica y ya no es vulnerable a su subordinación.”
¿De dónde proviene la ambición imperial rusófoba de Brzezinski Jr.?
Durante la década de 1970, el Cabal de la Comisión Trilateral y el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), liderados por Sir Henry Kissinger, David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski, ejercieron un control significativo sobre la política exterior de Estados Unidos, promoviendo la idea de un “imperio angloamericano”.
La confesión pública de Henry Kissinger (KCMG) como agente británico
Bajo la dirección de Brzezinski Sr., el CFR desarrolló la Teoría de la Convergencia, una versión temprana del globalismo que buscaba superar la Guerra Fría. En el año 2000, figuras como Paul Wolfowitz y Brzezinski hablaban abiertamente sobre provocar a Rusia y financiar su destrucción para mantener la hegemonía estadounidense, una doctrina que influenció las políticas posteriores.
En un artículo titulado “¿Por qué la ‘Pérfida Albión’ (el Imperio Británico) es más responsable que los propios Estados Unidos del fracaso de la política exterior estadounidense?”, el geoestratega Dennis Speed escribe:
“La profanación de la política exterior estadounidense durante 40 años (1973-2017) por parte de Zbigniew Brzezinski fue un plagio del agente maestro de la inteligencia británica y ‘arabista’ Bernard Lewis, cuya política de ‘Tarjeta de Fundamentalismo Islámico’, también conocida como el Plan Bernard Lewis, sería reenvasada por Brzezinski como ‘el Arco de la Crisis’, para hacerla apta para lectores del Readers Digest, y más tarde como ‘El Gran Tablero de Ajedrez’ y más crudamente como ‘El Choque de Civilizaciones’, dispuesto por el ‘Sancho Panza’ de Brzezinski, Samuel P. Huntington.”
El Consejo Atlántico es el establishment ultraglobalista, y resulta evidente que quienes lo dirigen y financian no están dispuestos a admitir que este elemento imperial anglosajón, que viola la soberanía de los Estados en su afán de establecer un gobierno mundial, es la verdadera razón por la que la política exterior estadounidense y de la OTAN han fracasado en Ucrania y en otras partes del mundo.
Notas a pie de página
1. Ian Brzezinski, en Atlantic Council: NATO at 75: The Alliance’s future lies in Ukraine’s victory against Russia. 3 de abril de 2024.
Sobre el autor
José Luis Preciado es antropólogo, historiador y columnista en el portal de análisis geoestratégico Mente Alternativa.
