Es cierto que el líder del ejército mercenario establecido por la inteligencia rusa conocido como Grupo Wagner está molesto con un sector del ejército ruso, y diversas fuentes señalan que hay detalles que muestran que la insurrección de Prigozhin contó con la ayuda de Occidente al menos en su primera fase. Sin embargo, el motín fue aprovechado por los servicios especiales de Rusia para revelar la existencia de una quinta columna en el país y para reposicionar al grupo de mercenarios estratégicamente.
Yevgeny Prigozhin (izquierda) asiste al primer ministro ruso, Vladímir Putin, durante una cena con académicos y periodistas extranjeros en el restaurante Cheval Blanc, en las instalaciones de un complejo ecuestre a las afueras de Moscú, el 11 de noviembre de 2011. REUTERS/Misha Japaridze/Pool-
Por Mente Alternativa
A diferencia de lo que la mayoría cree, el Grupo Wagner no es el ejército mercenario privado del “chef de Putin”, sino una fuerza delegada del gobierno ruso que fue fundado por organizaciones de inteligencia rusas.
En una entrevista divulgada en abril de 2023, Prigozhin contestó lo siguiente al corresponsal militar Simeón Pegov al ser cuestionado sobre la creciente autonomía del ejército mercenario Wagner, sus ambiciones políticas y la idea de “marchar a Moscú” y tomar el poder en Rusia:
“Es una idea interesante, pero no hemos pensado en ello.”
Sin embargo, la idea se manifestó el fin de semana, aunque fue abortada tras las negociaciones en las que medió el Presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko.
La revista Executive Intelligence Review y el ex inspector especialista de armas de la ONU, Scott Ritter, señalan que hay detalles que muestran que la insurrección contó con la ayuda de Occidente, al menos en su primera fase.
Es cierto que Prigozhin tiene muchas razones para estar enfadado con un sector del ejército ruso. Pero su motín, aclamado en su primera fase por centros de pensamiento neoconservadores de Washington, igualmente fue utilizado por los servicios especiales rusos para revelar al mismo tiempo la quinta columna dentro del país, promover el patriotismo ruso, y reposicionar estratégicamente a Prigozhin en Bielorrusia.
El lunes, en un discurso, Putin agradeció a los soldados de Wagner por no haber cruzado la línea y los llamó “patriotas rusos” por haber demostrado su valor al defender su patria. Ahora, las tropas de Wagner tienen la opción de volver con sus familias, firmar un contrato con el Ministerio de Defensa de Rusia, o ir a Bielorrusia. La elección depende de ellos mismos, dijo Putin.
De este modo, tras el drama del fin de semana cuya disolución fue negociada por el presidente de Bielorrusia, el propio Lukashenko y Putin parecen haber salido reforzados de la operación. El patriotismo del pueblo ruso fue amenazado y ahora está más unido a su presidente, mientras que Prigozhin recibió la oferta de trasladarse junto con sus tropas a Bielorrusia, muy cerca de Kiev.
Recientemente, Bielorrusia firmó un memorándum para incorporarse a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y solicitó su ingreso en la la Unión Asiática de Compensación (ACU) hace dos semanas, algo que tiene muy preocupado al orden unipolar occidental. Además, el ex jefe del Estado Mayor del Ejército británico, general Lord Richard Dannatt, declaró el domingo que “el hecho de que [Prigozhin] haya ido a Bielorrusia es motivo de cierta preocupación” y una “amenaza para el flanco ucraniano más cercano a Kiev”. Lord Dannatt afirmó que “es muy posible” que Rusia utilice fuerzas de Wagner para intentar tomar de nuevo la capital ucraniana.
Wagner mantendrá el nombre o cambiará de marca, pero contar con “base” en Bielorrusia confiere muchas y evidentes ventajas estratégicas inmediatas y a medio plazo.
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