Por Andrei Fursov
La postura de los líderes mundiales respecto a la fijación biológica de las disparidades sociales, incluida la esperanza de vida, y la idea de diversas ramificaciones especializadas de la humanidad orientadas al servicio, es reminiscente de obras literarias como “La máquina del tiempo” de H.G. Wells, donde la sociedad se divide en dos especies sociobiológicas, los eloi y los morlocks; y “La hora del toro” de Ivan Efremov, donde en el planeta Tormance existen dos categorías de personas, los “ji” (longevos) y los “kzhi” (efímeros). También se puede encontrar similitud con la novela menos conocida de Frank Herbert, “La colmena de Hellstrom” (Hellstrom’s Hive, 1973).
Estamos presenciando una transformación del sistema mundial en la que todas las cargas recaerán en el 90% de la población mundial. El paradigma exponencial está llegando a su fin para dar paso al paradigma asintótico. Sin embargo, lo crucial es que este nuevo mundo asintótico puede tomar diferentes formas. Podría representar un retroceso a las estructuras represivas del primer capitalismo o del precapitalismo de los siglos XV-XVI, incluso podría basarse en sistemas de castas. Sin embargo, también existe la posibilidad de que sea relativamente igualitario. Esto plantea un desafío fundamental de lucha social: hasta qué punto las masas de la población podrán comprender y abordar esta situación.
Andrei Fursov: ¿Qué pasará después de 2030 si no hay una catástrofe global?
