El príncipe Felipe, marido de la reina Isabel II, falleció a los 99 años en el Castillo de Windsor el viernes por la mañana, según anunció el Palacio de Buckingham.
Mientras que el Príncipe Felipe odiaba tanto a la humanidad que deseaba reencarnarse en un virus mortal, para “contribuir en algo a resolver el problema de la población”, la realidad es que fue superado por el trastornado ex marido de la Princesa Diana, el Príncipe Carlos, quien es uno de los planificadores del Gran Reseteo y el Nuevo Trato Verde que tienen como objetivo la desindustrialización y despoblación del planeta bajo la bandera falsa del ecologismo pseudocientífico.
A continuación, reproducimos una serie de citas y declaraciones o escritos del príncipe Felipe de Edimburgo que ponen en evidencia su distorsionada y manipulativa percepción del conocimiento y la ciencia y el ser humano. Los fragmentos fueron originalmente recopiladas por Executive Intelligence Review en un informe especial publicado en octubre de 1994.
La visión criminal del príncipe Felipe en sus propias palabras
“En caso de reencarnar, me gustaría volver como un virus mortífero, a fin de ayudar en algo a aliviar la sobrepoblación”. — Príncipe Felipe, duque de Edimburgo, según lo informó Deutsche Press Agentur (OPA), en agosto de 1988, en referencia al prólogo a La gente como animales (People As Animals), de Fleur Cowles, 1986. (ver nota [1]).
Hay que ‘podar’ la población
En conferencia de prensa del 18 de mayo de 1990, en el Club Nacional de Prensa de Washington, DC, con motivo de la Conferencia Norteamericana sobre Religión y EcoLogía:
“Ahora se ve que el pragmatismo ecológico de las religiones llamadas paganas, tales como las de los indígenas americanos, los polinesios y los aborígenes australianos, eran bastante más realistas, en términos de ética de conservación, que las filosofías monoteístas, más intelectuales, de las religiones reveladas”.
Al recibir un títuLo honorario de La Universidad de Ontario
OccidentaL, Canadá, eL 1 de julio de 1983:
“Por ejemplo, el proyecto de la Organización Mundial de la Salud, para erradicar la malaria en Sri Lanka en los años de la posguerra, consiguió ese objetivo. Pero ahora el problema es que Sri Lanka debe alimentar el triple de bocas, procurar el triple de empleos y dar el triple de vivienda, energía, educación, hospitales y tierra colonizable para poder mantener el mismo nivel de vida. Con razón ha sufrido el ambiente natural y la vida silvestre de Sri Lanka. El hecho [es]… que los programas de auxilio con las mejores intenciones tienen culpa de esos problemas, al menos en parte”.
DeL prefacio de Down to Earth (Con los pies en la tierra)
1988, página 8:
“No pretendo tener ningún interés especial en la historia natural, pero desde niño me percaté de las fluctuaciones anuales del número de animales de casa, y la necesidad de ajustar
la ‘poda’ al exceso de población”.
Ponencia ante eL Consejo Europeo de EscueLas InternacionaLes. Montreux, Suiza, 14 de noviembre de 1986:
“La gran dificultad de la ‘vida’ es que los humanos somos parte de ella y, por tanto, es casi imposible estudiarla objetivamente… Por tanto tiende a ser antropocéntrica y se presta poca atención al bienestar de las demás formas de vida que comparten el planeta con nosotros… Cuando la Biblia dice que el hombre ‘dominará’ la creación de Dios, hay que escoger entre entender ese dominio como ‘sojuzgar’ o entenderlo como ‘estar a cargo de’.
Un agricultor… respeta el sistema natural y practica lo que los ecólogos llaman mantenimiento de cosecha sustentable. Esta es la base de la economía de la naturaleza. Es igual de importante que la economía del dinero, ya que ninguna actividad humana puede tomarse como algo aislado del mundo natural que es nuestro sistema de mantenimiento de vida.
En otras palabras , una vez que se ha interferido con el equilibrio de la naturaleza deviene necesario mantener ese equilibrio por medios artificiales. Eso significa que habrá que matar a algunos animales para mantener la salud y viabilidad de la especie entera, y también para beneficiar a otras especies más vulnerables. Desafortunadamente hay mucha gente que se opone a ese tipo de cosa.
La ecología no se ocupa de la suerte de animales individuales; acepta el concepto de la explotación de los recursos naturales excesivos, porque así es como funciona el sistema natural. Mas ello siempre debe fundarse en el principio de mantener una cosecha sustentable… La regla inexorable de la naturaleza es que si se descuadra el medio ambiente tarde o temprano se tendrá que sufrir las consecuencias… Obsérvese nada más el globo actualmente, y no dejarán de notarse zonas que alguna vez sostuvieron poblaciones exitosas y civilizadas , y ahora son desiertos o los ha absorbido la selva de nuevo. La razón es muy sencilla: han sobreexplotado sus recursos naturales y sufrieron las consecuencias. Es ingenuo pensar que seguiremos evadiendo la misma suerte mucho tiempo. Y por si ello no fuera suficiente, estamos contaminando la atmósfera, la tierra y las aguas con toda clase de sustancias nocivas. Tan sólo el ‘efecto de invernadero’ podría tener consecuencias devastadoras para toda la vida en la Tierra.
Esto es un reflejo de la dualidad del cerebro del hombre. El cerebro izquierdo produce respuestas razonables mediante la investigación científica objetiva, mientras que el cerebro derecho produce respuestas aceptables y satisfactorias emocionalmente. ¿Con qué frecuencia dice la gente, ‘ello será así, pero prefiero creer, o me gustaría creer… esto, aquello o lo otro?’
La dualidad del cerebro le ha creado grandes problemas al hombre moderno… Es significativo que la buena ingeniería gana dinero. Ello contrasta con lo sobrenatural ya sea religioso o mitológico, en cuyo caso la verdad puede ser igualmente cierta, pero no es verificable, y raras veces se puede predecir el resultado de seguir las reglas. Desde luego que se puede explotar comercialmente la magia y la mitología, pero difícilmente se las podría describir como industrias manufactureras…
Hay una comprensible presión pública para que las escuelas y universidades se concentren en temas utilitarios, excluyendo la formación cultural y estética. En otras palabras, se ha dado mucha mayor atención al desarrollo del cerebro izquierdo que al del derecho… El problema es que al descuidar el desarrollo del cerebro derecho éste queda en estado de vacío… Eso significa que el cerebro derecho está dispuesto a absorber las primeras ideas plausibles con que se tope. El ocultismo, oscuros ritos religiosos, la parasicología, la astrología y otros conceptos atractivos pero irracionales, caen en ese espacio vacío sin discriminación ni facultad crítica… También sospecho que el empleo de estupefacientes puede verse como sustituto, o atajo, para llenar el vacío del cerebro derecho…
Menciono todo esto porque la actitud del hombre para con la naturaleza es en parte función del cerebro izquierdo y en parte función del derecho. Resulta bastante fácil fomentar un saludable interés por la naturaleza y el mundo viviente…
Todo el mundo entiende la idea de la crueldad, pero muy pocos entienden la extinción de una especie.”
‘Conflicto entre instinto y razón’
Conferencia de la Fundación F awley, Universidad de Southampton, 24 de noviembre de 1967:
“El conflicto entre instinto y razón ha llegado a una etapa crucial en los asuntos de la humanidad, en gran medida porque la explosión de la información ha revelado los instintos por lo que son, y al mismo tiempo ha minado las filosofías e ideologías tradicionales . La explosión de la información ha alterado efectivamente el ambiente físico e intelectual de la humanidad, y cuando cambia un medio ambiente el proceso de selección natural es brutal y despiadado. ‘Adaptarse o morir’ es una consigna tan cierta hoy como lo fue en el principio.”
Introducción al capítulo “”Explotación del sistema natural”
en Down to Earth, 1988:
“Pasaron unos 3.500 millones de años para que la vida en la Tierra llegara al estado de complejidad y diversidad en que la conocieron nuestros antepasados hace apenas 200 años. El hombre industrial y científico se ha tardado apenas 200 años para poner en riesgo la totalidad del sistema natural de la Tierra. Se calcula que para el año 2000 se habrán extinguido unas 300.000 especies de plantas y animales, y que la economía natural, de la que dependen todas las formas de vida, habrá sufrido grave alteración. La paradoja es que esto se habrá logrado con todas las mejores intenciones. La población humana se tiene que alimentar bien, la vida humana se tiene que conservar, y la existencia humana se tiene que hacer más cómoda y segura. Es obvio que todas estas cosas son sumamente deseables, pero si el conseguirlas significa arriesgar la sobrevivencia de generaciones futuras, entonces existe la obligación urgente de que las generaciones presentes apliquen alguna medida de autorrestricción.”
Discurso ante la Unión de la Universidad de Edimburgo, 24 de noviembre de 1969:
“Hablamos de países sobredesarrollados y países subdesarrollados. Me parece que una división más exacta sería entre países subdesarrollados y países sobrepoblados. Entre más gente hay, más industria, más desechos y más alcantarillado, y por tanto más contaminación”.
Conferencia Fairfield Osborne, Nueva York, 1 de octubre de
1980:
“Si la situación de contaminación mundial no es crucial en estos momentos , igualmente cierto es que en muy breve plazo la situación se irá poniendo cada vez menos tolerable. La situación se puede controlar, y aun darle marcha atrás; pero se requiere una cooperación en escala e intensidad nunca antes vistos. Me doy cuenta de que hay causas vitales por las cuales hay que luchar, y simpatizo con aquéllos que cultivan una preocupación apasionada por los muchísimos ejemplos que hay de inhumanidad, injusticia e inicuidad; pero más allá de todo ello pende una nube mortífera. El aún poco reconocido proceso de destrucción de nuestro ambiente natural está cobrando velocidad e impulso. Si no nos ponemos a la altura de ese reto, los demás problemas parecerán insignificantes.”
Introducción al capítulo “El factor demográfico” en Down
to Earth, 1 988:
“Lo que se ha descrito como el ‘equilibrio de la naturaleza’ simplemente es la forma en que la naturaleza se limita a sí misma. Tras compensar por las pérdidas, la fertilidad y el éxito reproductivo crean excedentes. La depredación, las variaciones del clima, las enfermedades, el hambre -y, en el caso del mal llamado Homo sapiens, las guerras y el terrorismo- son los principales medios por los que se mantienen bajo algún tipo de control las cifras demográficas. Si lo vemos desapasionadamente, debe ser obvio que la población humana del mundo ha alcanzado tal tamaño que amenaza su propio hábitat; y ha logrado ya causar la extinción de grandes cantidades de especies silvestres de plantas y animales. Algunas simplemente han sido exterminadas. Otras han desaparecido calladamente, conforme las actividades humanas usurpan o alteran sus hábitat.”
La gente es ‘antinatural’
Entrevista con el príncipe Felipe en la revista People del 21 de diciembre de 1981, titulada “Las especies en vías de extinción preocupan al príncipe Felipe, pero no tanto como la sobrepoblación”:
P: ¿Cuál considera usted que es el mayor peligro para el
medio ambiente?
R: El crecimiento de la población humana es quizá el más grave peligro de largo plazo para la sobrevivencia. Si no se frena ese crecimiento, nos encaminamos a un gran desastre, no sólo para el mundo natural, sino para el mundo humano. Entre más gente haya, más recursos consumirán, más contaminación crearán, y más pelearán. No tenemos otra alternativa. Si no se controla voluntariamente, se controlará involuntariamente, mediante el aumento de las enfermedades, el hambre y la guerra.
Discurso ante una reunión conjunta del Grupo Multipartita sobre Población y Desarrollo y la Comisión Multipartita de
Conservación en Londres. 11 de marzo de 1987:
“Yo sí creo… que la presión demográfica humana —el simple número de gente en este planeta— es en sí la causa más importante de la degradación del ambiente natural, de la extinción paulatina de las especies silvestres de plantas y animales, y de la desestabilización del sistema atmosférico y climático del mundo.
El simple hecho es que la población humana del mundo consume los recursos renovables más rápido de lo que puede regenerarlos , y el proceso de explotación está causando aún más daño. Si esto sucede ya con una población de 4.000 millones , le pido que se imagine cómo serán las cosas cuando la población llegue a 6.000 y luego 10.000 millones… Todo esto ha sido posible por la revolución industrial y la explosión científica, y lo ha propagado por todo el mundo la nueva religión económica del desarrollo.”
Discurso en la ceremonia de grado de la Universidad de
Salford. el 16 de julio de 1973:
“Quizá haya discrepancias en cuanto al tiempo que tardará, pero cabe poca duda, en principio, de que la población no puede seguir creciendo indefinidamente. Los recursos que se están usando actualmente no durarán para siempre, y con el aumento de la población y de la actividad industrial tenderá a aumentar la contaminación, en su sentido más amplio, a menos que se le refrene enérgicamente.”
Discurso ante la Comisión Multipartita de Conservación en
Londres. 18 defebrero de 1981:
“Sospecho que el obsequio más importante del progreso a la conservación ha sido la formulación de técnicas anticonceptivas humanas.”
Sobrevivencia del ‘más importante’
Entrevista con el príncipe Felipe en la revista People del 21 de diciembre de 1981, titulada “Las especies en vías de extinción preocupan al príncipe Felipe, pero no tanto como la sobrepoblación”:
P: Los anticonceptivos , ¿son parte de la solución?
R: Sí, pero esos problemas no desaparecen con simple legislación. Hay que lograr que la gente entienda la necesidad de esto: la gente más importante, los que tienen la responsabilidad, tienen que hacerlo porque son los que se benefician. Tienen que aceptar las medidas.
Universidad de Salford. Discurso del canciller, 4 de junio de 1982:
“Ya desde 1 798 Malthus explicaba lo que sucede cuando se retiran los factores que limitan el aumento de cualquier población. Uno de los factores que observaba Darwin es que todas las especies son capaces de producir poblaciones mucho mayores que lo que se puede sostener con los recursos existentes; la base de su teoría de evolución por selección natural es que las poblaciones no aumentan al ritmo de que son capaces .
La relación de la selección natural con esta capacidad de sobreproducción es que, como cada individuo es ligeramente distinto a todos los demás, es probable que en condiciones naturales aquéllos individuos que resulten mejor adaptados a las circunstancias prevalecientes tengan mejores posibilidades de sobrevivir. Bueno, ¿y qué? Pues demos un vistazo a las cifras de población humana de este mundo. Hace 150 años estaba por los mil millones de habitantes. Luego pasaron cien años para que se doblara, a 2.000 millones. Pasaron luego 30 años para llegar a 3 .000, y 15 para llegar al total actual, de 4.400 millones. Con un promedio mundial de crecimiento de 1 ,8 por ciento, para el año 2 .000 la población total habrá llegado a alrededor de 6.000 millones, y en años subsiguientes la población mundial aumentaría en 100 millones al año. De hecho, pudiera llegar a los 16.000 millones para el año 2045 .
Consecuentemente , tan sólo la demanda de recursos de tierra significaría un tercio menos de tierra agrícola disponible y la destrucción de la mitad de la actual superficie de bosque tropical productivo. Teniendo en cuenta la constante reducción de los recursos no renovables, existe la fuerte posibilidad de una creciente escasez y reducción de condiciones de vida. Es así de sencillo: y el traslado de recursos de los países ricos a los más pobres sólo tendría un leve efecto ante este gran aumento de la población mundial”.
Discurso en una cena del Fondo Conmemorativo de Margaret Pyke en Londres, 14 de diciembre de 1983.
“Mientras [las medidas anticonceptivas ] sigan siendo tabú, tanto más remota será la posibilidad de hacer mella en la explosión de la población humana. En la introducción a los Libros Rojos estadísticos de la UICN, que enumeran todos los animales y plantas en peligro de extinción, se dice que en casi todas partes el mayor peligro para las especies silvestres es la pérdida de su hábitat por el rápido aumento de la población humana, que requiere más espacio para construir pueblos y ciudades y cultivar más alimentos. Pero el hambre y la pobreza no se pueden erradicar solamente aumentando los alimentos y los recursos, a expensas de lo que queda del mundo natural. Cualquier aumento del suministro de alimentos y recursos debe ir acompañado de una drástica reducción del ritmo de aumento de la población humana.”
Al recibir un título honorario de la Universidad de Ontario
Occidental, Canadá, el 1 de julio de 1983:
“La revolución industrial dio pie a la revolución científica y trajo consigo mejor higiene pública, mejor atención médica y una agricultura aún más eficiente. La consecuencia fue una explosión demográfica que continúa hasta la fecha. El triste hecho es que, en vez de un mismo número de gente en mejores condiciones que antes , más del doble de ese número están en tan malas condiciones como antes. Desafortunadamente todo este desarollo bien intencionado es un desastre ecológico de inmensas proporciones.”
Discurso del canciller, Universidad de Salford, 4 de junio
de 1982:
“El objetivo del WWF es ‘conservar’ el sistema en su totalidad, no evitar la muerte de especímenes animales. Aquéllos a quienes preocupa la conservación de la naturaleza aceptan que todas las especies son presas de alguna otra especie. Aceptan que la mayoría de las especies generan un excedente que se puede podar sin amenazar en forma alguna la sobrevivencia de la especie en su conjunto.”
A Question of Balance (“Cuestión de equilibrio”), por Su Alteza el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, editorial
Michael Russell, Ltd, 1 982:
“Es curioso cuántos filósofos desde Platón hasta tiemposde Keynes han creído y planteado que la sociedad debe ser gobernada por ‘reyes filósofos’. Según Platón, ‘sus reyes deben ser aquéllos que muestren la mayor capacidad filosófica’, pero añade —curándose en salud— ‘y la mayor capacidad para la guerra’. Quizá tal gente exista en la imaginación, y de vez en cuando puede que domine el escenario histórico una persona con las cualidades necesarias, pero es una apreciación ingenua de la naturaleza humana suponer que tales dechados de virtud, investidos de semejantes facultades, no estén tentados de aprovecharse de su situación.”
Notas
[1] Según lo infornó Deutsche Press Agentur (OPA), en agosto de 1988. Compárese esa declaración con lo que el príncipe dijo en su prólogo de 1986 “lf I Were An Animal” (Si yo fuera un animal): “Me pregunto qué pasaría si reencarnare en un animal de una especie cuyo número se haya reducido tanto que esté en peligro de extinción. Cuáles serían sus sentimientos hacia la especie humana, cuya explosión demográfica le ha negado dónde existir… Debo confesar que estoy tentado a pedir reencarnar en un virus particularmente mortífero”. (Fleur Cowles, People as Animals, Prólogo del Príncipe Felipe, Reino Unido: Robin Clark Ltd. 1986). Compárese la opinión de este nobilísimo príncipe con las palabras de su predecesor intelectual, Bertrand Russell: “Pero los malos tiempos, dice usted, son excepcionales y se los puede enfrentar con métodos excepcionales. Esto ha sido más o menos cierto durante la luna de miel del industrialismo, pero no seguirá siendo cierto a menos que se disminuya enormemente el aumento de la población del mundo… La guerra, hasta ahora, no ha tenido un efecto muy grande en este aumento, que continuó a lo largo de las dos guerras mundiales. [La guerra] ha sido frustrante a este respecto… pero tal vez la guerra bacteriológica resulte más efectiva. Si una vez en cada generación se propagase por el mundo una Peste Negra, los sobrevivientes podrían procrear libremente sin llenar demasiado el mundo… Quizá el estado de cosas sea algo desagradable, pero ¿y qué? Las personas de veras nobles son indiferentes a la felicidad, especialmente la ajena”. Bertrand Russell, The lmpact of Science Upon Society (New York: Simon and Schuster, 1953), pp. 1 02-104.
Fuente:
Executive Intelligence Review: La visión criminal del príncipe Felipe en sus propias palabras; en La caída venidera de la Casa de Windsor, Volumen 11, número 20-21, 1 de octubre de 1994.