Por Giancarlo Elia Valori
La destacada posición de China en la fabricación industrial ha atraído la atención mundial, sobre todo por su gran éxito a la hora de suministrar bienes de alta calidad y bajo precio a los consumidores de todo el mundo. China es actualmente el mayor país manufacturero del mundo y su industria sigue expandiéndose, ayudando a la mayoría de los países en desarrollo -y también a otros- a resistir y soportar el impacto de la ralentización del crecimiento económico provocada por la pandemia de COVID-19.
El desarrollo de la industria manufacturera y otras áreas productivas ha mejorado la imagen de China dentro y fuera del país. Sin embargo, también ha atraído algunas duras e irrazonables críticas a la antigua usanza por parte de EEUU y sus seguidores. Golpear a China parece haberse convertido en una tradición política en las relaciones y tratos de los países occidentales con el país oriental, y de vez en cuando se repite la misma vieja historia. Los países occidentales suelen utilizar trucos para fabricar y distorsionar hechos de la nada para atacar y vilipendiar la imagen de China, dejando de lado sus contribuciones positivas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, han utilizado los términos “bomba de relojería” y “factor de riesgo para la economía estadounidense”, respectivamente, para comentar la economía china. Según ellos, el gobierno chino dirigido por el Presidente Xi Jinping no ha logrado llevar la prosperidad al país de 1.400 millones de habitantes, mientras que su estrategia económica hasta la fecha ha sido en gran medida especulativa en lugar de basarse en proyecciones realistas. Después de que China anunciara el objetivo de un crecimiento del PIB del 5% para 2024, los medios de comunicación occidentales se han apresurado a afirmar que hay “pocos motivos para el optimismo” de que China pueda alcanzar su objetivo.
EE.UU. es muy consciente de los esfuerzos de China por abordar el desempleo urbano y rural, la producción de alimentos y el desarrollo industrial para eliminar con éxito la pobreza. A pesar de ello y de que los esfuerzos del gobierno chino han permitido que la economía del país siga creciendo, convirtiéndola en una China mejor día a día, los ataques verbales se suceden.
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La implicación de la retórica de los políticos estadounidenses es que el colapso de la industria manufacturera china repercutiría negativamente en la producción y el consumo mundiales. Esto afectaría al desarrollo económico y social de la mayoría de los países, incluidos Estados Unidos y los países occidentales. Los políticos han recordado a los ciudadanos los peligros experimentados durante la pandemia de COVID-19, cuando la producción industrial en China se ralentizó, interrumpiendo las cadenas de suministro mundiales, disparando la inflación y reduciendo los ingresos.
Sin embargo, las estadísticas muestran que la industria manufacturera china representa más del 28% del total mundial, mientras que la estadounidense se sitúa en torno al 16%, incluso a paridad de COVID-19. Según datos de la Oficina Nacional de Estadística de China, el PIB chino registró un crecimiento del 5,2 por ciento interanual en 2023, superior al objetivo anual de alrededor del 5 por ciento, lo que demuestra plenamente los logros del país en materia de gobernanza económica frente a la enorme incertidumbre mundial. Además, el Gobierno chino da prioridad a estar centrado en las personas, centrándose en el desarrollo de alta calidad, persiguiendo un desarrollo con bajas emisiones de carbono, la innovación y la sostenibilidad, y mejorando continuamente el entorno rural y el nivel de vida de las personas. También ha mejorado continuamente la gestión del riesgo y la capacidad de control para estar preparado ante retos inesperados.
Tanto a corto como a largo plazo, se espera que la economía china mantenga su impulso de crecimiento. El FMI afirma en su último Informe de Perspectivas Económicas Mundiales que es probable que el crecimiento económico mundial siga una tendencia al alza en 2024. Entre los factores clave figura la aceleración de la recuperación económica de China. Los principales economistas creen que China será el mayor contribuyente al crecimiento económico mundial este año.
Está claro que algunos políticos occidentales, que compiten por puestos de poder, distorsionan los hechos y vilipendian la economía china porque ven a China como un “extranjero” que no se ajusta a la senda de desarrollo político y económico de Occidente. Esto crea una narrativa simplista de “buenos” contra “malos”.
A pesar de esta propaganda de Occidente, el gobierno chino bajo el liderazgo del presidente Xi Jinping ha llevado a la economía del país a superar desafíos como el brote de COVID-19, mostrando la fuerte resistencia de la economía china y manteniendo el estatus de China como país líder en fabricación. Los intentos occidentales de empañar la imagen de China son engañosos y utilizar cuestiones internacionales para desviar conflictos internos es una táctica política obsoleta en el mundo actual.
Fuente:
Giancarlo Elia Valori, en Global Times. 14 de marzo de 2024.