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Sir Richard Dearlove y el manoteo de la inteligencia británica detrás de la operación psicológica del laboratorio de Wuhan

Al sumar su voz a la de aquellos fanáticos anglo estadounidenses que culpan a China de crear el Covid-19 en un laboratorio y propagarlo intencionadamente por todo el mundo, el oficial de inteligencia británico retirado Sir Richard Dearlove puso en relieve el patrón de un típico caso de “operación de insurgencia/contrainsurgencia” (o conflicto de baja intensidad) que ha sido una herramienta del Imperio Británico durante siglos, afirma el historiador revisionista Matthew Ehret. El prolongado papel del ex jefe del MI6 como provocador antichino y manipulador de Zelensky nos brinda así la oportunidad de echar un vistazo a la mente del imperio y ver cómo este juega con nuestra sociedad para que consienta una agenda que, en última instancia, conducirá a la Tercera Guerra Mundial, mientras que las narrativas y contra-narrativas manufacturadas en Occidente sobre el origen del Covid sólo han servido para anular el debate sobre los más de 300 laboratorios internacionales de armas biológicas del Pentágono, así como para engañar a científicos y médicos talentosos y valientes que, sin embargo, no han advertido los juegos de contrainteligencia del orden unipolar angloestadounidense.

 

 

Por Matthew Ehret

Los orígenes modernos de las operaciones insurgencia y contrainsurgencia

El oficial del ejército británico Frank Kitson (ahora nonagenario, retirado con el rango de general) elaboró un pequeño manual insidioso en 1960 llamado Insurgencia y Contrainsurgencia (Gangs and Countergangs), basado en su trabajo de coordinación de operaciones especiales contra el levantamiento Mau Mau de 1955 en Kenia que amenazaba con liberar este valioso país africano del colonialismo británico. El manual de Kitson fue una adaptación moderna de una práctica centenaria acorde con las necesidades de sofocar los movimientos independentistas y de derechos civiles que amenazaban con deshacer la era de los imperios.

Durante su trabajo en Kenia, Kitson reconoció que al enfrentarse a movimientos independentistas organizados que exceden al imperio en número, no es muy eficaz para los colonialistas poco dispersos tratar de sofocarlos directamente por la fuerza y es mucho más inteligente cambiar las reglas del juego mediante artimañas. La fórmula para cambiar el juego es cultivar uno o más grupos de fuerza de oposición que represente una amenaza para el imperio, y luego fabricar un bando contrario a ese grupo de oposición para crear un nuevo conjunto de conflictos dentro de la población objetivo (de ahí la terminología de “insurgencia/contrainsurgencia”).

Mientras que la sociedad objetivo se polariza por los dos movimientos de oposición en guerra (pero finalmente controlados), el movimiento de independencia genuino simplemente se pierde en el caos.

Al describir su visión, que poco después se utilizaría en el programa COINTEL del FBI en Estados Unidos, Kitson escribió:

“Gracias a nuestros informantes y pseudoinsurgencias estábamos aprendiendo sobre los movimientos futuros de las insurgencias, lo cual era mucho mejor que simplemente analizar eventos pasados. Teníamos un largo camino por recorrer antes de que pudiéramos decir que estábamos produciendo la información que permitiría a las Fuerzas de Seguridad destruir a los Mau Mau en nuestra zona […] Empecé a sentir que por fin estaba en el camino que conducía a la Meta deseada.” [pag. 90]

 

Los orígenes anómalos del Covid-19

A finales de enero de 2020, con la publicación de un informe de la Facultad de Ciencias Biológicas de Kuzuma, la teoría de la evolución natural de Covid-19 se puso por primera vez en serias dudas.

Cada vez más, los médicos que trabajaban en primera línea en Nueva York, como el Dr. Kyle-Sidell, comenzaron a informar sobre el comportamiento anómalo de los síntomas del Covid-19 como algo diferente a cualquier neumonía que hubiera visto jamás y observaron que el Covid-19 actuaba más como una forma de mal de altura, y los ventiladores no sólo eran inútiles sino que provocaban la muerte de 9 de cada 10 pacientes (lo que significa que las muertes estaban siendo provocadas artificialmente por los protocolos médicos aplicados por los gobiernos nacionales de todo el mundo).

Con estas crecientes anomalías, los ciudadanos pensantes se preocuparon cada vez más por la inquietante cuestión de la vasta infraestructura de armas biológicas controlada por el Pentágono diseminada por todo el mundo. La investigadora búlgara Dilyana Gaytandzhieva informó sobre los laboratorios mundiales de armas biológicas del Pentágono, todos los cuales estaban realizando investigaciones secretas de miles de millones de dólares sobre formas nuevas y más virulentas de virus, con más de 50 mil millones de dólares gastados oficialmente en esta práctica desde que se aprobó la Ley Bioshield de 2004 de Dick Cheney.

 

Las armas biológicas del Pentágono

 

Desde los primeros días de la pandemia, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha planteado la posibilidad de que el virus llegara a China a través del equipo estadounidense que participó en los Juegos Militares de Wuhan en octubre de 2019, un evento en el que varios atletas fueron hospitalizados por síntomas similares a los de Covid. Y desde que Victoria Nuland admitió la operación estadounidense de más de 40 laboratorios biológicos solo en Ucrania durante su testimonio ante el Congreso en 2022, tanto los rusos como los chinos han intentado en docenas de ocasiones presentar las pruebas de estas instalaciones de guerra biológica al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero en vano.

El 13 de mayo de 2020, el Gobierno ruso cuestionó directamente los laboratorios de armas biológicas de Estados Unidos en Georgia, Ucrania y Corea del Sur, y Sergei Lavrov dijo:

“Estos laboratorios [estadounidenses] están densamente formados a lo largo del perímetro de las fronteras de la Federación Rusa y, en consecuencia, junto a las fronteras de la República Popular China.”

Al referirse a los biolaboratorios “cerca de las fronteras de la República Popular China”, Lavrov se refería sin duda a los biolaboratorios Júpitr y Centaur en Corea del Sur, construidos bajo la administración Obama en 2013. Estos han inspirado grandes protestas públicas de los coreanos durante la última década, que están descontentos de que se hayan cocinado en su nación patógenos convertidos en armas y ántrax sin ninguna supervisión nacional.

Un editorial del 14 de mayo de 2020 en el Global Times de China afirmó:

“Estados Unidos no puede simplemente afirmar que todas las consultas razonables a sus biolaboratorios son ‘teorías de la conspiración’, y cuando los políticos estadounidenses siguen acusando al laboratorio chino en Wuhan como el origen del Covid-19 sin proporcionar ninguna evidencia, deberían responder a las preguntas sobre Biolaboratorios de EE.UU., incluido el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE.UU. en Fort Detrick.”

Es difícil descartar este tipo de asunto como una “teoría de la conspiración” cuando los laboratorios de armas biológicas de Chapel Hill en Carolina del Norte llegaron al extremo de crear un nuevo coronavirus llamado SHCO14 diseñado para saltar de los murciélagos a los humanos con dinero de una subvención de USAID/CIA en 2015 y eventos patrocinados. Tanto la Fundación Rockefeller como la CIA y Bill Gates han estado utilizando nuevos coronavirus en sus escenarios pandémicos durante más de una década [ver nota al pie].

 

La contranarrativa china

Cuando se hizo evidente que la historia de los orígenes de laboratorio de Covid-19 no iba a desaparecer por sí sola, se desarrolló una nueva contranarrativa que implicaba aceptar la evidencia de los orígenes de laboratorio y al mismo tiempo quitarle la culpa a la inteligencia anglosajona para trasladarla China.

Desde las entrañas de la Sociedad Henry Jackson de Oxford, se inventó desde el principio la historia de que el culpable detrás de los orígenes de este virus no era otro que China, cuyo laboratorio BSL-4 en Wuhan había estado realizando investigaciones sobre nuevos coronavirus y había recibido 3,7 millones de dólares en subvención del Instituto Nacional de Salud de EE.UU. de 2014 a 2019. ¿Es esto una prueba de que China causó el Covid-19?

¿Es esto siquiera una prueba de que el Covid-19 fue el virus asesino que dejaron entrever los medios de comunicación financiados por Pfizer? El Dr. Denis Rancourt demostró de manera irrefutable que la mortalidad por todas las causas aumentó hasta que se lanzó la vacuna, y que todas las muertes fueron causadas por manipulación estadística o por políticas impuestas por el gobierno dirigidas a los miembros más débiles y mayores de la sociedad.

En ese punto, el conflicto de narrativas se subdividió aún más, ya que un grupo, representado por personas como el profesor Neil Ferguson y Steve Bannon, sostiene que la propagación internacional del virus se hizo deliberadamente, y que China aparentemente llegó al extremo de llenar intencionalmente aviones llenos de enfermos para contaminar el mundo (una mentira totalmente aniquilada por Daniel A. Bell el 21 de abril de 2020), y otro grupo, entre ellos algunas almas bien intencionadas como Francis Boyle o el fallecido Dr. Luc Montagnier, quien sostiene que el Covid-19 se filtró de dicho laboratorio de Wuhan… por accidente.

Cualquiera que sea la forma que haya adoptado este juego de manos, ha sido simplemente eso: una mala dirección diseñada para garantizar que la discusión sobre los más de 300 laboratorios internacionales de armas biológicas del Pentágono se perdiera en el caos. Este falso debate también ayudó a desactivar el peligro de cualquier investigación seria sobre el programa del Pentágono para patógenos dirigidos étnicamente, como se describe en el informe del “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano de septiembre de 2000, Reconstruyendo las defensas de Estados Unidos.”

Los autores neoconservadores de ese informe que dio forma a toda la Ley Bioshield de 2004 y a la estrategia detrás del auto-ataque con ántrax iniciado entre septiembre y diciembre de 2001, escribieron (énfasis añadido):

“El combate probablemente tendrá lugar en nuevas dimensiones: en el espacio, el ciberespacio y quizás el mundo de los microbios […] las formas avanzadas de guerra biológica que pueden “apuntar” a genotipos específicos pueden transformar la guerra biológica del reino del terror a una herramienta políticamente útil.”

 

El Reino Unido

Ahora bien, no debería sorprendernos que el ex director del MI6, Sir Richard Dearlove, sea una voz fuerte en este clamor anti-China.

Este es el mismo Dearlove que supuestamente encubrió la muerte de la princesa Diana mientras era director de Operaciones Especiales del MI6 de 1994 a 1999, y que supervisó el Yellowcake Dodgy Dossier mientras era director del MI6 en 2002, que justificó el lanzamiento de la guerra en Irak y la conversión de Estados Unidos en un estado de vigilancia gestionado por los Cinco Ojos. Este fue también el mismo Sir Richard que luego examinó otro expediente dudoso creado por su ex empleado Christopher Steele en 2016, diseñado para derrocar al presidente Trump y marcar el comienzo de una guerra con Rusia.

El 4 de junio de 2020, Dearlove fue una de las primeras voces en lanzar la narrativa del “Covid-creado-por-China-como-arma-biológica”, cuando opinó:

“Si China alguna vez admite su responsabilidad, ¿pagará las reparaciones? Creo que esto hará que todos los países del mundo reconsideren cómo establecen sus relaciones con China y cómo se comportará la comunidad internacional hacia el liderazgo chino […] Por supuesto, los chinos deben haber pensado: ‘Si vamos a sufrir una pandemia, tal vez no deberíamos esforzarnos demasiado en advertir a nuestros competidores, por así decirlo, de que sufrirán las mismas desventajas que nosotros’”.

Los comentarios de Sir Richard se programaron para coincidir con un nuevo artículo revisado por pares de la Universidad de Londres titulado Una reconstrucción de la etiología histórica de la epidemia del SARS-CoV-2, que afirmaba que la secuenciación del virus indicaba una “manipulación intencional”. Mientras que era relativamente previsible que la mayoría de las mentes lúcidos miraran hacia los más de 300 biolaboratorios internacionales administrados por el Pentágono y contratistas vinculados al sindicato Biden, los investigadores británicos afirmaron que el virus “probablemente fue diseñado a través de un experimento de laboratorio de Wuhan para desarrollar virus quimera de alta potencia”.

Con la guerra delegada de la OTAN contra Rusia en Ucrania enfrentando la amenaza de terminar con la primera llamada oficial de Xi Jinping al estresado Vladimir Zelensky el 25 de abril de 2023, Dearlove no perdió el tiempo para subirse a un avión y se reunió con el presidente ucraniano para mantener a Zelensky en el juego. Después de esta reunión, Dearlove pronunció un discurso ante la Convención Nacional Conservadora Británica, diciendo:

“La realidad es que hoy seguimos enfrentados a dos sistemas políticos autocráticos que todavía se centran en la eventual destrucción de nuestro sistema de valores. La absoluta brutalidad del régimen de Putin me lleva a la conclusión de que el ADN de Rusia está tan corrupto que sólo otro cambio revolucionario podrá reequilibrarlo.”

Dearlove fue más allá en su discurso al incluir la villanía china y reunir a su audiencia en torno a la narrativa imperial británica de que Zelensky es el mayor luchador por la libertad de nuestra época, diciendo:

“Me preocupa ver a miembros eminentes de nuestra propia elite hacer el trabajo de nuestros ‘casi enemigos’ para ellos [aplausos]. Ya sea defendiendo a Huawei [o] si se niega a publicar cualquier estudio científico serio que cuestione la narrativa china sobre los orígenes del virus SARS-COV-2 [aplausos]… o promueve un acuerdo en la guerra entre Rusia y Ucrania que ignora las condiciones de paz establecidas por el Presidente Zelensky.”

En medio de la agitación y la confusión causadas por estas operaciones de insurgencia y contrainsirgencia que irradian ruido y polarización en todo el panorama político y científico, la realidad del colapso financiero se cierne sobre nosotros, mientras un sistema se asienta al borde del colapso y se libra una batalla sobre quién controlará el surgimiento del nuevo sistema.

¿Este inevitable nuevo sistema estará basado en una cooperación beneficiosa para todos, la exploración espacial (en contraposición a la militarización), nuevos descubrimientos e infraestructura a largo plazo beneficiará a todas las naciones y culturas, o será un orden definido por la oligarquía anglo estadounidense del siglo XXI sentada en lo alto de una torre de marfil mientras un mundo dividido en el caos y la despoblación sufre debajo?

Nota

Filantrocapitalismo, pasado y presente: La Fundación Rockefeller, la Fundación Gates y el marco(s) de la agenda internacional/global de salud de Anne-Emanuelle Birn, Universidad de Toronto, 2014, es un recurso útil, al igual que el Informe Global de septiembre de 2019. Cumbre de Vacunación y Evento 201 de octubre de 2019.

 

Sobre la actividad militar-biológica de EE.UU., la ‘naturaleza intencionada del COVID-19’ y la preparación de una nueva pandemia —Sesión informativa del Ministerio de Defensa de Rusia

 

Fuente:

Matthew Ehret, en UK Column: Gang/Counter-gang Operations: Dearlove’s Sleight of Hand and the Wuhan Lab Psyop. 26 de septiembre de 2023.

 

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