Por Executive Intelligence Review
(8 de noviembre de 2o21) La segunda semana de la Cumbre del Clima COP26 comenzó ayer, con una continuación de las mismas sesiones diarias sobre esquemas radicales para reducir y degradar los medios de vida, mientras que al mismo tiempo, se bombea dinero de “finanzas verdes” a los banqueros. Faltan los jefes de Estado que vinieron la semana pasada, pero la semana la iniciaron los líderes estatales, municipales y locales “subnacionales”, junto con Sir Michael “No-Coal” Bloomberg, enviado especial de la ONU para la ambición y las soluciones climáticas. Todos ellos proclamaron cómo van a ecologizar el mundo, independientemente de lo que hagan o no los gobiernos nacionales elegidos.
El gobernador Jay Inslee, del estado de Washington, es un portavoz de esto, anunciando una iniciativa para descarbonizar el noroeste del Pacífico. La Declaración de Glasgow sobre la Alimentación y el Clima, con una lista de ciudades colaboradoras de todo el mundo (desde Pittsburgh, Pensilvania, hasta Auckland, Australia), se hizo pública, comprometiéndose a hacer todo lo posible para reducir las emisiones de CO2 (alimentos de origen vegetal, recuerdan), ya que, según afirman, la producción de alimentos contribuye con un tercio de todos los gases de efecto invernadero, amenazando a la Tierra con el deshielo.
¿Y la crisis del hambre en el mundo? ¿La crisis de los combustibles? ¿La crisis de los fertilizantes y de los alimentos en el mundo? Nada.
El 7 de noviembre, el Programa Mundial de Alimentos publicó un nuevo informe en el que se calcula que 45 millones de personas están al borde de la inanición. Esto supone un aumento de 3 millones en las últimas semanas, debido a la falta de alimentos y recursos, especialmente en Etiopía, Somalia, Haití, Angola y Kenia. En total, estas personas en situación de extrema necesidad se encuentran en 43 naciones. El PMA pide 7.000 millones de dólares, más que en los llamamientos anteriores, para hacer frente a la emergencia. El director ejecutivo del PMA, David Beasley, explicó: “El coste del combustible ha subido, los precios de los alimentos se han disparado, los fertilizantes son más caros, y todo esto alimenta nuevas crisis como la que se está produciendo ahora en Afganistán, así como emergencias de larga duración como las de Yemen y Siria.”
Beasley estuvo en Afganistán durante el fin de semana. “Es tan malo como se puede imaginar… De hecho, ahora estamos ante la peor crisis humanitaria de la Tierra. El 95% de la gente no tiene suficiente comida, y ahora estamos viendo a 23 millones de personas marchando hacia la inanición…. Los próximos seis meses van a ser catastróficos. Va a ser un infierno en la Tierra”.
Al ver el informe Beasley y el panorama del hambre en la actualidad, la presidenta del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, lo señaló claramente: “Esa es la realidad de dónde está la humanidad hoy”. Ante esta realidad, cualquiera que en Glasgow hable de planes ecológicos para una agricultura “inteligente para la naturaleza”, de uso de la tierra, de transporte con bajas emisiones y de todos los temas que se han elaborado, en el FLOP26 está del lado de los genocidas.
El espectáculo de multimillonarios y miembros de la realeza pululando por Glasgow para la cumbre verde está en el mismo marco, completo con yates lujosos, caravanas de limusinas y aviones privados. Beasley volvió a arremeter contra su inacción ante la grave emergencia en su cuenta de Twitter: “A los líderes mundiales y a los multimillonarios: Imaginen que se tratara de su niña o su niño o su nieto a punto de morir de hambre, harían todo lo posible. Y cuando hay 400 billones de dólares de riqueza en la Tierra hoy, ¡qué vergüenza que dejemos que un niño muera de hambre! ¡Qué vergüenza! No me importa dónde esté ese niño”.
La periodista estadounidense Caitlin Johnstone escribió en su página web el 31 de octubre, en vísperas de la COP26, que estos multimillonarios son una “clase insondablemente rica” con los medios para acabar con el hambre en el mundo, pero que están tan “atrofiados emocional y psicológicamente” que se niegan a hacerlo.
Esto apunta al título de la conferencia del Instituto Schiller del 13 y 14 de noviembre, “Hay que apelar a todos los recursos morales de la humanidad: ¡La humanidad debe ser la especie inmortal!”
Es redundante decir que no hay tiempo que perder. Las crisis se cruzan ahora. Miren la cuestión del suministro de alimentos. Los aceites vegetales subieron un 10% de precio en un mes en octubre. Son los que se están hiperinflando más rápidamente de todos los grupos de alimentos. Un factor feo es que los altos precios del petróleo significan que se está rastrillando más soja y otras semillas oleaginosas para usarlas como biodiesel. La semana pasada, una asociación de procesadores de alimentos de Estados Unidos pidió al gobierno que lo frenara, para que el país no sufriera una enorme escasez de alimentos.
Los gobiernos tienen el poder, y la responsabilidad, de tomar las decisiones correctas en aras del interés nacional, si se reafirma la soberanía. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha actuado de acuerdo con este principio, al ofrecerse a fabricar y suministrar más fertilizantes para aliviar la crisis mundial de los mismos. En cuanto al gas natural, hoy se cumple el plazo indicado por Putin para que la capacidad de almacenamiento rusa se llene lo suficiente como para que Rusia pueda poner más gas natural a disposición de los usuarios extranjeros.
La conferencia del Instituto Schiller de este fin de semana es la plataforma para fomentar la cordura y la moralidad, para activar a las naciones para que tomen las decisiones de emergencia necesarias, en todos los sentidos.
Programa Mundial de Alimentos de la ONU advierte sobre ‘hambrunas de proporciones bíblicas’ en 2021
Fuente:
New World Hunger Report Shows Up the COP26 Green Genocide; November 8, 2021.
