Para crear un nuevo sistema, primero hay que pasar por el caos que transcurre mientras se monta un nuevo sujeto histórico, advierte el historiador Andrei Fursov. En la nueva situación, tan compleja, los planificadores saben lo que quieren, pero se están viendo excedidos, y ese desfasamiento es nuestra oportunidad.
Por Andrei Fursov
Para crear un nuevo sistema, primero hay que pasar por el caos: durante el caos, se monta un nuevo sujeto histórico, porque los nuevos sistemas sociales no aparecen de forma tan automática. Primero surge un nuevo sujeto histórico, que crea un nuevo sistema (luego lo subyuga). Veremos cómo se produce el ensamblaje de estos sujetos y el conflicto de estos sujetos en los próximos 50-60 años.
Por ejemplo, si hablamos de historia, ¿qué es el siglo XVI en Inglaterra? Se ensambló un sujeto histórico fundamentalmente nuevo: la propia nobleza inglesa más el capital lombardo más un poco de templarios y venecianos. Y todo se juntó con éxito, bajo circunstancias históricas favorables. Isabel I no fue asesinada y, en lugar del imperio católico anglo-español, obtuvimos el imperio británico, un tipo de imperio completamente diferente.
Ahora se está montando una entidad fundamentalmente nueva. Tengo la sensación de que esta situación escapa al control de los planificadores. El planificador (y esto no es hablar mal del planificador, la situación es demasiado compleja), que está acostumbrado a ciertas reglas, se está viendo excedido en la nueva situación. Conoce su objetivo, tiene un plan, pero las circunstancias cambian tan deprisa que en ese desfasamiento se nos presenta una oportunidad, pues el planificador está acostumbrado a jugar al ajedrez normal, y el ajedrez actual se juega a la velocidad del relámpago.
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