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‘Los países tendrán que elegir entre Estados Unidos y China’, amenaza el Consejo de Relaciones Exteriores a través de Foreign Affairs

Por EIRNS

Foreign Affairs, la publicación del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR por sus siglas en inglés), el principal mecanismo de control británico sobre la clase política estadounidense, eligió a Richard Fontaine, director general del grupo de peritos neoconservador Center for a New American Security (Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense) , y ex asesor del senador John McCain, para dejar en claro que la dictadura militar industrial estadounidense en Washington no permitirá a ninguna nación declararse neutral o no alineada en el pretendido régimen fascista del “orden basado en reglas”.

Con el título antes citado, el artículo del 12 de julio señala que “a medida que aumenta la rivalidad entre Estados Unidos y China, otros países confrontan cada vez más el dilema de situarse bien sea con Washington o con Pekín. Esta no es una decisión que la mayoría de los países desean tomar”. Aunque la política oficial del gobierno de Estados Unidos, de ambos partidos, afirma que Estados Unidos no exige una toma de posición de ese tipo, Fontaine afirma que “quizás no sea posible por mucho tiempo para los países mantenerse neutrales. Washington y Pekín están obligando a otros a tomar partido en una serie de ámbitos políticos, como la tecnología, la defensa, la diplomacia y el comercio. Los países se verán inevitablemente atrapados en una rivalidad de superpotencias, y se les exigirá que crucen la línea, de un modo u otro. La competencia entre Estados Unidos y China es una característica ineludible del mundo de hoy, y Washington debería dejar de fingir lo contrario. En cambio, debería trabajar para hacer que las elecciones correctas sean lo más atractivas posibles”.

Por supuesto, es una mentira típica del orden fascista emergente en Occidente que China (y Rusia) son los que están exigiendo “tomar partido” a los países. Fontaine al menos reconoce que este proceso se puso en marcha con la guerra de Trump contra Huawei, que no solo sancionó a Huawei sino que amenazó al resto del mundo con castigos si mantenían relaciones con la empresa china, y el gobierno de Biden ha continuado e intensificado esas políticas coercitivas con las “guerras de los chips”. Cuando Emiratos Árabes Unidos rechazó que el gobierno de Biden impidiera a China la construcción de un puerto en su país, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado Bob Menéndez dijo: “nuestros amigos en el Golfo tienen que decidir, en especial sobre cuestiones de seguridad, con quién quieren estar. Si es con China, entonces creo que es un gran problema”.

Cabe recordar que el entonces secretario de Estado John Foster Dulles de manera destacada insistió en que la idea de la neutralidad “se ha vuelto cada vez más un concepto obsoleto, y excepto bajo circunstancias muy excepcionales, es un concepto inmoral y miope”. Fue ese tipo de mentalidad que metió a Estados Unidos en los desastres en Asia, respaldando el derrocamiento genocida de Sukarno en Indonesia y la guerra de Vietnam en la década de 1960.

Fontaine quiere que Estados Unidos adopte por completo ese tipo de pensamiento hobbesiano antihumano: “una y otra vez, se ha forzado a los gobiernos a tomar decisiones que suponen costos reales y que hubieran preferido evitar, si hubiesen tenido la opción. La cantidad de dilemas ineludibles solo aumentará a medida que crezca la rivalidad entre Estados Unidos y China… El gobierno de Biden ha dejado ver su deseo de sobrepasar a China en el desarrollo y producción de superconductores, computación cuántica, inteligencia artificial, biotecnología, bio-manufactura y tecnología de energías limpias. Para ello, Washington tendrá que desarrollar capacidad nacional en cada área y limitar la capacidad de China para adelantarse. Los países con capacidades nicho se verán atrapados entre Pekín, que quiere estas tecnologías, y Washington, que quiere minimizar el acceso chino a ellas”.

La conclusión es fascismo puro y duro: “Los países no pueden tener el pastel y comérselo también [es decir, disfrutar de lo bueno de algo sin lidiar con lo malo]. Ha llegado el momento de elegir. Los países tendrán que decidir si se sitúan, o parecen situarse, del lado de Washington o de Pekín. Estados Unidos, en lugar de tranquilizar a las capitales diciéndoles que no se avecina tal elección, debería aceptar esta realidad y ayudar a las capitales extranjeras a tomar las decisiones correctas”.

 

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Fuente:

EIRNS: Consejo de Relaciones Exteriores: “El mito de la neutralidad: los países tendrán que elegir entre Estados Unidos y China”. 18 de julio de 2023.

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