No fueron los chinos ni los extraterrestres, sino el Reino Unido que a partir de 2001 introdujo el uso de la biometría en las escuelas. Aproximadamente la mitad de los niños escolarizados en el Reino Unido utilizan ahora sus datos biométricos para acceder a servicios escolares como la comida y las bibliotecas, según una investigación de The Expose.
Antes de 2021, las escuelas no necesitaban el consentimiento de los padres para recoger y utilizar los datos personales de los niños, pero se promulgó una ley para cambiar esta situación. Ahora, la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) se perfila como una herramienta potencial para las escuelas.
Una activista del Reino Unido, Pippa King, ha estado documentando el aumento del uso de la RFID en las escuelas de todo el mundo y abogando por el consentimiento paterno para el tratamiento de datos biométricos. Aunque la Ley de Protección de las Libertades exige el consentimiento paterno para los datos biométricos, no cubre el uso de la RFID.
King y otros advierten de los riesgos de la RFID, incluido su potencial para el control totalitario y el uso indebido de los datos de los niños. Además, los relatos de denunciantes y las investigaciones han sacado a la luz la implicación del ejército, las fuerzas de seguridad y las ONG en el tráfico y abuso de menores. Estas preocupaciones subrayan la necesidad de que los padres estén atentos a la privacidad y seguridad de los datos de sus hijos.
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