En un artículo publicado por The Grayzone, Max Blumenthal muestra cómo antes de ser derrocado en un nuevo golpe militar africano, el corrupto presidente de Gabón, Ali Bongo, fue cortejado por Obama y agasajado desde Washington hasta Davos.
La destitución de Bongo subraya el apoyo de Obama a los autócratas, a pesar de su rampante corrupción, mientras se apoyaba en Bongo para obtener respaldo diplomático durante la guerra encabezada por Estados Unidos contra Libia, que desestabilizó la región, podría no haber tenido éxito sin Bongo.
El lujoso estilo de vida de Bongo contrastaba marcadamente con la empobrecida población gabonesa, y su familia se vio envuelta en acusaciones de malversación de fondos. A pesar de estos problemas, sirvió como un aliado obediente en el Consejo de Seguridad de la ONU, facilitando resoluciones estadounidenses a favor de una acción militar en Libia.
La intervención libia desató el caos y la violencia yihadista en toda la región, lo que llevó a la desestabilización de Mali y Burkina Faso, países que posteriormente fueron testigos de golpes militares. A pesar de su apoyo anterior a Bongo, la influencia de Obama disminuyó a medida que Gabón se sumía en la agitación política.