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Demócratas y republicanos trabajan juntos para convertir la crítica a Israel en un delito penal

Demócratas y republicanos trabajan juntos para convertir la crítica contra Israel en un delito penal. En 2015, Carolina del Sur aprobó una ley que prohibe el boicot contra firmas israelíes, mientras que Florida promulgó recientemente otra ley que prohibe el “crimen de pensamiento antisemita.” Tennessee trabaja para aprobar lo que se llama el Proyecto de Ley de Concientización sobre el Antisemitismo. Pero como la iniciativa no cuajó, Tennessee aprobó una resolución que declara un apoyo inequívoco para Israel. Al mismo tiempo, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos promulgó una resolución “condenando el antisemitismo y la islamofobia” a raíz de los comentarios del representante de la Cámara de Representantes, Ilhan Omar, las críticas a AIPAC y la influencia del cabildeo israelí-estadounidense. Todas estas resoluciones son engañosas, pues definen a los judíos como semitas aún cuando la investigación científica en ADN del Dr. Eran Elhaik (un judío) y asociados del Instituto McKusick-Nathans de Medicina Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, han confirmado que “el 97% de los 17 millones de judíos del mundo NO son semitas ni descendientes de Abraham.” La política exterior de los Estados Unidos, dirigida por neoconservadores de alto nivel, no se lleva a cabo en interés del pueblo estadounidense, sino en beneficio de Israel, que además recibe miles de millones cada año del contribuyente estadounidense. Esta política sionista ha sido particularmente defendida por Donald Trump, quien mintió a los estadounidenses al esbozar falsas promesas de campaña en las que aseguraba que no era un intervencionista y que los Estados Unidos “eran su prioridad.” Notable o no, esta situación es apenas una preocupación menor para muchos estadounidenses. Pero la criminalización del discurso es algo que sucedió en la Alemania nazi, la Rusia estalinista y la Alemania del Este bajo la vigilancia de la Stasi, mientras se le dijo a los estadounidenses que algo similar sería imposible en los Estados Unidos, la “tierra de la libertad.” Lo cierto es que los derechos con los que nacen los estadounidenses están siendo negados cada vez más por la ley. Y, en un futuro cercano, tales leyes podrían usarse para cerrar cualquier número de sitios web y cuentas de redes sociales que se atrevan a criticar la criminalidad del sionismo israelí.

 

 

Pronto, este blog podría ser ilegal en los Estados Unidos. No practicamos magia negra ni vendemos drogas ni financiamos redes de tráfico infantil, como la élite sionista internacional. Pero para ellos es un crimen que escribamos sobre las guerras ilegales de los Estados Unidos para hacer de Israel el eje hegemónico en el Medio Oriente junto con Arabia Saudita. Toda la política exterior de los Estados Unidos en esa región se centra en asistir a esas dos naciones genocidas, por lo que según la lógica criminal y cínica de los agentes sionistas estadounidenses, lo que estamos haciendo ahora mismo pronto podría clasificarse como “crímenes y discurso de odio y antisemitismo.”

Como explica Kurt Nimmo en el blog “Otro día en el Imperio”, los judíos neoconservadores se abrieron camino en la administración Reagan y luego en la Casa Blanca Juvenil de Bush y en el Pentágono. Acurrucados bajo el ala del vicepresidente Dick Cheney, planearon atacar y destruir a los enemigos de Israel, del mismo modo que los jesuitas se comprometieron a destruir a los enemigos del Vaticano.

A lo largo de los años, los ideólogos neoconservadores han creado estrategias y documentación para dirigir guerras manufacturadas en favor de Israel. Así se planearon las guerras contra Irak y Siria. Los académicos israelíes han escrito sobre este tema durante décadas, y se sabe, por ejemplo, que los primeros líderes de la nación diseñaron provocaciones fronterizas y ataques con banderas falsas (como el caso Lavon) para desestabilizar la región. El sur del Líbano se considera un activo valioso principalmente por sus recursos hídricos (“Operación Litani”) y los Altos del Golán en Siria fueron ocupados ilegalmente por su valor estratégico y petrolífero.

Israel, por supuesto, no puede destruir a sus enemigos, por lo que esa tarea queda en manos de los Estados Unidos y sus neoconservadores. Ellos mintieron al pueblo estadounidense para ir a la guerra en Irak. Tanto Israel como los Estados Unidos sabían que Saddam Hussein no tenía la capacidad de amenazar militarmente a Israel. Más allá de su petróleo, Irak tenía poco valor estratégico para los Estados Unidos y su corporatocracia. Sin embargo, tenía la capacidad de causar problemas, especialmente con respecto a los palestinos.

La relación de Siria con su vecino libanés y su obstinada negativa a entregar el Golán ocupado a los israelíes también es un problema. Y esa región fue uno de los varios objetivos detrás de la revolución del color fabricada en Siria bajo los auspicios de la “Primavera árabe”, un plan que hasta ahora ha resultado en el asesinato de alrededor de 600,000 sirios.

Los neoconservadores de la era de Bush (incluido John Bolton, ahora asesor de seguridad nacional, y Elliot Abrams, un coconspirador clave de Bush) tenían una ambiciosa lista de naciones que destruir: Irak, Siria, Líbano y, lo que es más importante: Irán, el único rival serio para Israel.

La administración de Obama agregó Libia y comenzó operaciones secretas en África. Y Trump relevó a Obama después de mentir a los estadounidenses con falsas promesas de campaña en las que aseguraba que no era un intervencionista y que los Estados Unidos “eran su prioridad.”

Después de los ataques del 9/11 y tras años de agresiva propaganda de guerra, ahora es común que el pueblo estadounidense crea estas mentiras, que pasan a segundo plano ante la distracción permanente a que son sometidos a través del teatro de antagonismo y conflicto entre la facción demócrata y la republicana del establishment. Con lo cual el estadounidense promedio olvida problemas más grandes como la guerra y la economía fraudulenta.

Cabe señalar que las críticas a los bancos centrales y la política monetaria también son consideradas como antisemitismo. En resumen, la política exterior de los Estados Unidos, dirigida por neoconservadores de alto nivel, no se lleva a cabo en interés del pueblo estadounidense, sino en beneficio de Israel, que además recibe miles de millones cada año del contribuyente estadounidense.

Bush, el enano intelectual, no pudo proporcionar una explicación de por qué no se encontraron armas nucleares y biológicas en Irak; en cambio, hizo una rutina de comedia a partir de este “fallo de inteligencia” y el asesinato sistemático de más de un millón de iraquíes. Las armas de destrucción masiva no fueron el motivo de la invasión y la ocupación. El objetivo real era producir un sectarismo violento y una división, asegurando así que Irak se preocupara por sus propios problemas graves y no por pedir justicia para Palestina. El mismo plan básico se reprodujo en Libia, otra nación rica en petróleo con un fuerte sentido de nacionalismo panárabe, y también alineada con los palestinos, que considera a Israel como el estado sionista renegado del apartheid.

La adulación psicópata de Donald Trump hacia Israel, indudablemente bajo la influencia de su yerno judío ortodoxo, ha abierto las compuertas: la embajada de Estados Unidos se mudó a Jerusalén, Trump aprobó el robo de Israel de los Altos del Golán de Siria, y lo que es más importante para Israel: Los Estados Unidos, bajo Trump, están incrementando la retórica, e imponiendo sanciones adicionales y prometiendo acciones militares contra Irán. La más reciente locura de Trump ha sido designar a la Guardia Revolucionaria de Irán como una organización terrorista (y los iraníes, a su vez, han designado al Comando Central de los Estados Unidos como una organización terrorista).

 

Trump proclama inmunidad para Israel y los Rothschild ante la Corte Penal Internacional

 

Y por si fuera poco, pronto será ilegal criticar dichas acciones y las que vengan en el futuro, pues demócratas y republicanos trabajan juntos para convertir la crítica a Israel un delito penal. Carolina del Sur aprobó una ley que prohibe el boicot contra firmas israelíes, mientras que Florida promulgó recientemente otra ley que prohibía el crimen de pensamiento antisemita.

Tennessee trabaja para aprobar lo que se llama el Proyecto de Ley de Concientización sobre el Antisemitismo. Pero como la iniciativa no cuajó, Tennessee aprobó una resolución que declara un apoyo inequívoco para Israel. Al mismo tiempo, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos promulgó una resolución “condenando el antisemitismo y la islamogobia” a raíz de los comentarios del representante de la Cámara de Representantes, Ilhan Omar, las críticas a AIPAC y la influencia del cabildeo israelí-estadounidense. Todas estas resoluciones son engañosas, pues definen a los judíos como semitas aún cuando la investigación científica en ADN del Dr. Eran Elhaik (un judío) y asociados del Instituto McKusick-Nathans de Medicina Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, han confirmado que “el 97% de los 17 millones de judíos del mundo NO son semitas ni descendientes de Abraham.”

Notable o no, esta situación —sobre todo el desmontaje de la Primera Enmienda y otra guerra devastadora— es apenas una preocupación menor para muchos estadounidenses. Pero la criminalización del discurso es algo que sucedió en la Alemania nazi, la Rusia estalinista y la Alemania del Este bajo la vigilancia de la Stasi, mientras se le dijo a los estadounidenses que algo similar sería imposible en los Estados Unidos, la “tierra de la libertad.”

Lo cierto es que los derechos con los que nacen los estadounidenses están siendo negados cada vez más por la ley. Y, en un futuro cercano, tales leyes podrían usarse para cerrar cualquier número de sitios web y cuentas de redes sociales que se atrevan a criticar al sionismo israelí.

 

Información Prohibida: ¿Quiénes son realmente los judíos?

 

Fuentes:

Kurt Nimmo / Another Day in the Empire — Death of Free Speech: Criticizing Israel Will Land You in Prison.

The Washington Post — South Carolina passes historic anti-boycott law.

If Americans Knew — Florida’s anti-Semitism bill would go even further in blocking free speech.

Proclaiming Justice to The Nations — Tennessee anti-semitism awareness act petition.

CNN — House passes resolution condemning anti-Semitism and anti-Muslim discrimination.

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