El contexto global actual introduce un modelo de globalización a dos niveles, con el posmodernismo encarnado en la sociedad occidental y el arqueo-modernismo predominante en otros lugares. Este doble fenómeno requiere la comprensión de las dinámicas posmoderna y arqueomoderna dentro del proceso de globalización. Las sociedades arqueomodernas combinan fachadas modernas con estructuras sociológicas arraigadas en la tradición, mientras que la sociedad posmoderna adopta una nueva forma, distinta tanto de las sociedades tradicionales como de las modernas, pues el posmodernismo cuestiona la idea de que la sociedad moderna superó con éxito los elementos premodernos. Por ello, como propone el filósofo Alexander Dugin, una comprensión sociológica exhaustiva de la época actual requiere el conocimiento de los paradigmas premoderno, moderno y posmoderno, reconociendo las complejidades y transformaciones que se producen a lo largo de las transiciones sociales.
Por Alexander Dugin
El postmodernismo es el paradigma hacia el que se está produciendo la transición desde el paradigma anterior, el moderno. La transición está teniendo lugar ante nuestros ojos, por lo que la sociedad actual (al menos la sociedad occidental, pero también la sociedad planetaria en lo que respecta a la influencia occidental) es una sociedad en transición. No sólo la sociedad rusa es transitiva en un sentido amplio, sino que también la matriz social que define en tal o cual grado la vida de la humanidad está cambiando hoy su naturaleza cualitativa.
Esta transición (tránsito) se produce estrictamente de lo Moderno a lo Postmoderno. Al mismo tiempo, algunos principios de lo Moderno ya han sido descartados, desacreditados, desmantelados, mientras que otros siguen vigentes. Al mismo tiempo, algunos elementos del paradigma posmoderno ya se han aplicado de forma activa y universal, mientras que otros siguen en fase de proyecto, “en camino”. Esta transitividad complica un análisis sociológico adecuado del posmodernismo, ya que la imagen social general que se observa hoy en día es, por regla general, una combinación de partes del moderno saliente y del posmoderno entrante. Además, este proceso no se desarrolla de manera frontal y uniforme, sino que varía de una sociedad a otra.
La necesidad de comprender claramente la estructura de los tres paradigmas
En cualquier caso, para analizar, desde un punto de vista sociológico, el contenido de la sociedad posmoderna, es decir, para ser un sociólogo competente del siglo XXI, es absolutamente necesario operar con un conjunto de conocimientos sociológicos relacionados con los tres paradigmas -premoderno, moderno y posmoderno-, conocer sus puntos clave, comprender la estructura general de las respectivas sociedades, ser capaz de reconstruir los principales polos, estratos, estatus y roles de cada tipo de sociedad. Esto es necesario por las siguientes razones.
1. El cambio de fase hacia el Postmodernismo toca los fundamentos más profundos de la sociedad, incluso aquellos que parecían haber sido aclarados e incluso superados hace tiempo en la Modernidad. El objetivo de la filosofía postmoderna es demostrar la insuficiencia y reversibilidad de esta “superación”. El postmodernismo sostiene que “la sociedad moderna ha fracasado en su programa y no ha sido capaz de eliminar completamente de sí misma lo premoderno”.
2. Para comprender esta tesis, que es central en el programa sociológico y filosófico del Postmodernismo, es necesario volver a pensar seriamente: ¿qué es el Premodernismo?Las estructuras sociales que han de transformarse radicalmente en el Postmodernismo no se han puesto en marcha en ninguna fase histórica anterior: representan constantes sociológicas, antropológicas, psicoanalíticas y filosóficas profundas que han permanecido inalteradas a lo largo de la historia y que se manifiestan más vivamente en las sociedades arcaicas, exploradas desde un nuevo ángulo por el estructuralismo del siglo XX. Esto significa que el posmodernismo no sólo trabaja con el pasado y la historia, sino con lo eterno y lo intemporal. Así, el tema del mythos, largamente olvidado, resulta ser no sólo relevante, sino central, y el estudio de las sociedades arcaicas desde una iniciativa periférica, casi museística, se convierte en un campo de estudio dominante.
3. La transición a la Postmodernidad implica cambios igualmente fundamentales en la estructura general de la sociedad, comparables a los que se produjeron durante la transición de la Premodernidad a la Modernidad. Además, la transición de la fase anterior es crucial en su contenido y patrón para el estudio de la transición actual. La simetría y el contenido de esta simetría entre ambas es fundamental para todo el paradigma posmoderno.
Estos argumentos, a los que se pueden añadir muchas otras consideraciones técnicas y aplicativas, nos permiten darnos cuenta de la ley más importante de la sociología del siglo XXI: sólo somos capaces, desde un punto de vista sociológico, de comprender adecuadamente la sociedad en la que nos encontramos si poseemos no sólo un conjunto básico de herramientas sociológicas, sino también una comprensión de todas las diferencias sociales entre los paradigmas Premoderno-Moderno-Postmoderno.
Transformación del objeto de la sociología en el postmodernismo
No debemos olvidar que la sociología surgió en la época de lo Moderno y, aunque es en gran parte responsable de la crítica de lo Moderno y de la preparación de la transición a lo Postmoderno, arrastra consigo muchas huellas conceptuales, filosóficas, metodológicas y semánticas de lo Moderno, que están perdiendo su sentido y su adecuación ante nuestros ojos. El paso de la sociología a la postsociología es inevitable, lo que significa que el nivel de reflexión sociológica sobre la propia sociología, sus principios, sus fundamentos, su axiomática, es ahora más relevante que nunca.
Esto se deriva del siguiente fenómeno fundamental. En la transición al Postmodernismo, el objeto mismo de la sociología cambia. Por supuesto, la sociedad siempre está evolucionando en todas las fases; cada vez su correcto estudio requiere la mejora de las herramientas pertinentes, pero durante la transición de fase cambia algo más profundo: cambia el registro de las disciplinas. Así, todas las transformaciones sociales en el paradigma premoderno estaban relacionadas con cambios dentro de las religiones: su cambio, su evolución, su división o fusión, su correlación. En la transición a la Modernidad, toda la clase de procesos sociales, instituciones, doctrinas, estructuras relacionadas con la religión (y no sólo era extensa, sino casi total) resulta más irrelevante y pasa a la periferia de la atención. Como hemos visto, a los ojos de Auguste Comte, era la sociología como post-religión la que tenía que ocupar el lugar vacante.
En la Premodernidad, el estudio de la sociedad era casi idéntico al estudio de su religión, que definía las propiedades predominantes de las instituciones, los procesos, la distribución del sati, etc. en un contexto social. En la Modernidad, sin embargo, los estudios religiosos y la sociología de la religión se han convertido en direcciones muy modestas y sólo el estructuralismo y el psicoanálisis y algunos de los padres fundadores de la sociología (Durkheim, Moss, Weber, Sombart) nos han recordado su importancia fundamental, principalmente a través del estudio de las condiciones sociales del origen de la Modernidad (Weber, Sombart) o a través del estudio de las sociedades arcaicas (Durkheim tardío, Moss, Halbwachs, Eliade, Levi-Strauss). En cualquier caso, a ambos lados de la frontera de la Modernidad (la fase de transición anterior) se encuentran dos tipos de sociedad muy diferentes: la “sociedad tradicional” (Premoderna) y la “sociedad moderna” (Moderna).
Las diferencias entre ellos son tan fundamentales y los valores y principios básicos son tan opuestos que se puede hablar de antiteticidad completa. Si lo Premoderno es la tesis, lo Moderno es la antítesis. Y las sociedades correspondientes, en muchos aspectos, no sólo son cualitativamente diferentes, sino también objetos de investigación opuestos. – No es casualidad que F. Tennys sitúe la “sociedad” (Gesellschaft) como objeto de la sociología sólo en la época de la Modernidad, mientras que, según su doctrina, la “comunidad” (Gemeinschaft) corresponde a la Premodernidad. Si aceptamos la teoría de Tennys, considerada un clásico indiscutible de la sociología, deberíamos haber dividido la sociología en una ciencia de la sociedad (Gesellschaft) y la Modernidad, y una ciencia de la comunidad (Gemeinschaft) y la Premodernidad (“comunología”). Aunque esta división no llegó a producirse y la sociología estudia de la misma manera las sociedades tradicionales y las modernas, la transformación del objeto de estudio en la primera fase de la transición de lo Premoderno a lo Moderno es tan esencial que la idea de dividirlas en dos disciplinas se debatió seriamente en la fase formativa de la ciencia. En nuestra época, el tema de la “comunología” ha sido retomado por el célebre sociólogo francés Michel Maffesoli.
Post-sociedad y post-sociología
Algo similar ocurre en la segunda fase de transición: de lo moderno a lo posmoderno. El objeto de investigación, la “sociedad”, vuelve a cambiar irreversiblemente. Lo que la sociedad llega a ser en la Postmodernidad es tan diferente de lo que era en la Modernidad como la “sociedad moderna” es diferente de la “sociedad tradicional” (Gemeinschaft). Por lo tanto, se puede hablar provisionalmente de la “postsociedad” como un nuevo objeto de estudio para la sociología. Al mismo tiempo, la propia sociología debe cambiar para adaptar sus métodos y enfoques al nuevo objeto. Así, una “postsociología”, una nueva disciplina (post)científica que estudiaría el nuevo objeto, está en el horizonte.
En cualquier caso, la adecuación sociológica mínima en el estudio de los procesos en marcha en la transición a lo Postmoderno está directamente vinculada a la comprensión de la lógica subyacente a los tres cambios de paradigma y esto, entre otras cosas, hace que el estudio de lo Premoderno con todos sus componentes sociológicos – mito, arcaico, iniciación, magia, politeísmo, monoteísmo, etnos, dualidad de fraternidades, estructuras de parentesco, estrategias de género, jerarquía, etc. – una condición necesaria para la adecuación del sujeto. – condición necesaria para la adecuación profesional del sociólogo, llamado a completar la taxonomía de los objetos de esta ciencia con un nuevo eslabón: la “postsociedad”.
La corrección arqueo-moderna
Toda la situación se complica aún más por el hecho de que la cadena Premoderno-Moderno-Postmoderno sólo se aplica a las sociedades occidentales: Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia, etc. En la zona de desarrollo sostenible y dominante de la civilización occidental, podemos registrar claramente la transición de la sociedad a lo largo de los tres paradigmas, con el hecho de que el establecimiento de cada nuevo paradigma tiende a ser fundamental, irreversible y limpiado de los restos del anterior. El proceso de cambio de paradigma para la civilización occidental es endógeno, es decir, impulsado por factores internos.
Para todas las demás sociedades, el movimiento subsiguiente a lo largo de la cadena de cambios de paradigma (incluidos los diversos subciclos que hemos descrito anteriormente) o bien es externo, de carácter exógeno (se produce a través de la colonización o la modernización defensiva), o bien se produce sólo parcialmente (el monoteísmo islámico, que es más “moderno” que el politeísmo y aún más que los cultos arcaicos, nunca ha cruzado la línea Moderna, deteniéndose antes de ella), o bien está ausente por completo (muchos grupos étnicos de la Tierra siguen viviendo en sistemas estables de “retorno perpetuo”); pero, como la influencia de Occidente es ahora mundial, el primer caso -la modernización (o aculturación) exógena- se extiende a casi todas las sociedades, introduciendo elementos de Modernidad incluso en las tribus más arcaicas. Surge así el fenómeno de lo arqueomoderno.
Lo arqueomoderno complica el panorama sociológico
El problema de lo Arqueomoderno en sociología complica significativamente el análisis de las sociedades a lo largo del sintagma histórico Premoderno-Moderno-Postmoderno, ya que añade a los tres paradigmas una serie de variantes híbridas, en las que las fachadas sociales de lo Moderno se colocan artificial e inorgánicamente sobre la base de estructuras sociológicas relativas a lo Premoderno. Lo arqueomoderno también es específico porque esta combinación de lo arcaico y lo moderno no está relacionada en absoluto a nivel de conciencia, no se comprende, no se organiza, no aparecen modelos interpretativos generalizadores, lo que crea el fenómeno de la “sociedad del vertedero” (P. Sorokin). Lo moderno bloquea el ritmo de lo arcaico y lo arcaico sabotea la estructuración coherente de lo moderno.
El estudio de las sociedades arqueomodernas representa una clase aparte de tareas sociales, que pueden relegarse a una rama especial de la sociología. Lo arqueomoderno no genera nuevos contenidos, ya que cada uno de sus elementos puede remontarse con bastante facilidad al contexto de la sociedad tradicional (a lo premoderno) o al de la sociedad moderna (a lo moderno). Sólo son originales los conjuntos de disonancias, absurdos y ambigüedades generados por tal o cual arqueomoderno, las reservas, fallos, errores y coincidencias accidentales, que a veces adquieren el estatus de características sociales y en algunos casos llegan a ser constitutivas. Por ejemplo, una institución social mal entendida o un objeto técnico tomado prestado de la Modernidad, como un parlamento o un teléfono móvil, pueden funcionar aislados de su contexto (en ausencia de democracia en la sociedad o de una red de telefonía móvil), en parte reinterpretados en relación con las realidades locales, y en parte simplemente como un elemento incomprendido, actuando como un “objeto sagrado” de finalidad poco conocida -como un meteorito.
Lo arqueomoderno y lo posmoderno: la engañosa apariencia de las similitudes
Lo arqueomoderno se convierte en un problema sociológico especialmente difícil cuando se estudia la segunda fase de transición: de lo moderno a lo posmoderno. El hecho es que ciertas propiedades fenomenológicas del Postmodernismo -en particular, la apelación irónica del Postmodernismo a lo arcaico para señalar al Modernismo de lo que no podía liberarse completamente- se parecen exteriormente a lo Arqueomoderno. Pero con la diferencia de que el Postmoderno construye su estrategia de yuxtaposición de lo incongruente (lo Premoderno y lo Moderno) de forma artificiosa, reflexiva, con una sutil intención irónica y crítica, provocadora (como una gran mente), mientras que el Moderno realiza operaciones similares por su cuenta (como un necio).
El Arqueomoderno es un Moderno que no se ha revelado y que probablemente nunca volverá a revelarse. El Postmoderno es un Moderno que se ha revelado, pero que se supera a sí mismo para revelarse aún más. De ahí la sutilísima distinción sociológica: el Postmoderno imita ciertos aspectos del arqueo-moderno como parte de su programa postestructuralista para “iluminar la Ilustración”; el arqueo-moderno lo toma al pie de la letra y genuinamente no entiende cómo un Occidente postmoderno que incluye juguetonamente temas y grupos étnicos enteros (inmigración) de la sociedad dominante pronto será diferente de las sociedades arqueo-modernas del resto del mundo.
La sociología de la globalización (postmoderna y arqueomoderna)
Aquí toma forma un modelo de globalización a dos niveles. Esta globalización se basa en la yuxtaposición del posmodernismo y el arqueomodernismo. El posmodernismo está encarnado por la sociedad occidental, que integra a la humanidad según sus líneas de poder. Es una sociedad de la información, que descodifica y recodifica los flujos de información (“océano de información”). En todo el mundo, existen segmentos de élites más integrados en lo Moderno que el resto de la sociedad y que son capaces, al menos parcialmente, de adoptar algunas tendencias Postmodernas. Se convierten en los nodos de la globalización en su vertiente lógica, racional y estratégica.
La Humanidad se está transformando en un campo homogéneo con centros-portales simétricos, donde se concentran los enrutadores del afemmatismo. Aquí es donde operan las leyes de la Postmodernidad y donde residen quienes son conscientes de ellas (occidentales de turno o representantes de las élites locales que han aprendido los cánones y normas de la postsociedad).
Todos los demás espacios sociales se dejan en manos del arqueo-modernista, que percibe el debilitamiento del impulso modernizador (que atormentó al arcaico en la era de la Modernidad) como una relajación, y se alegra de ver en la globalización una “ventana de oportunidad” para la localización, es decir, para abordar preocupaciones cotidianas concretas, familiares y no generalizadas, donde lo arcaico y lo moderno coexisten en una forma de conflicto atenuado, como un vertedero excavado. Para describir este doble fenómeno, el sociólogo contemporáneo Roland Robertson (4) ha propuesto utilizar el término de la jerga corporativa japonesa, “glocalización”, para describir el entrelazamiento de dos procesos en la globalización: el fortalecimiento de las redes globales que operan según la agenda posmoderna (globalización propiamente dicha) y la arcaización de las comunidades regionales que gravitan hacia un retorno a la cultura local (localización). Así pues, el Postmodernismo se mezcla con el Arqueomodernismo en un único bulto difícil de separar, cuyo correcto desciframiento sociológico requiere un alto nivel de profesionalidad y una profunda comprensión de los mecanismos que operan en cada paradigma, tomados individualmente y en formas híbridas y transitorias.
Breve historia del caos: de la antigua Grecia a la posmodernidad (1ª parte)
Lista de referencias
Husserl E. The crisis of the European sciences and transcendental phenomenology. Introduction to phenomenological philosophy. SPb.: Vladimir. Dahl, 2004.
Danilevsky N. Russia and Europe. М., 1991.
Deleuze J., Guattari F. Anti-Edipus: capitalism and schizophrenia. Ekaterinburg, 2007.
Dugin A.G. Post-philosophy. Three paradigms in the history of thought. Moscow: Eurasian Movement, 2009.
Dugin A.G. Pop culture and the signs of the times. SPb: Amfora, 2005.
Dugin A.G. Social science for the citizens of New Russia. Moscow: Eurasian Movement, 2007.
Dugin A.G. Logos and Mythos. Sociology of the Depths. Moscow: Academic Project, 2010.
Dugin A.G. Sociology of Russian Society. Moscow: Academic Project, 2011.
Dugin A.G. Ethnosociology. Moscow: Academic Project, 2012.
Simmel G. Selected works: in 2 volumes. Moscow: Jurist, 1996.
Capitalism and schizophrenia: conversation between Catherine Clement and Deleuze and Guattari // Yearbook.
Ad Marginem. М., 1994.
Levi-Strauss K. Structural Anthropology. М., 1983.
Losev A.F. Dialectics of Myth. М., 1990.
Moss M. Essay on the gift // Society. Exchange. Personality: Works of social anthropology. М.:
Oriental literature; RAS, 1996.
Ricoeur P. The conflict of interpretations: Essays in hermeneutics. М., 1995.
Sorokin P.A. Social and cultural dynamics. Moscow: Astril, 2006.
Sociology on the threshold of the 21st century: new directions of research.
Moscow: Intellect, 1998.
Heisinga J. The autumn of the Middle Ages. М., 1988.
Tönnies F. Community and society. SPb: Vladimir Dahl, 2002.
Spengler O. The Decline of Europe. М., 1993.
Jung K.G. Synchronicity. М., 1997.
Bultmann R. Kerygma und Mythos. Bd. 1-5. Hrsg. von H.-W. Bartsch. Hamburg, 1948-1955.
Gosden Ch. Social Being and Time. Oxford: Blackwell, 1994.
Gurvitch G. The Spectrum of Social Time. Dordrecht: Reidel, 1964.
Leenhardt M. Do Kamo la personne et le mythe dans le monde melanesien. Paris, 1947.
Maffesoli M. The conquest of the present. Per una sociologia della vita quotidiana. Paris, 1979.
Fuente:
Alexander Dugin, en Geopolitika: A Sociology Of The Phase Transition To Postmodernism. 16 de junio de 2023.