Por EIRNS
15 de agosto de 2022 (EIRNS) — “Estamos al borde de la guerra con Rusia y China por cuestiones que en parte hemos creado nosotros, sin ningún concepto de cómo va a terminar esto o a qué se supone que va a llevar”. Estas son las palabras de Henry Kissinger en una entrevista con el diario Wall Street Journal publicada el viernes 12 de agosto. El diario comenta que “el señor Kissinger ha entendido la diplomacia como un acto de equilibrio entre grandes potencias bajo la sombra del potencial de una catástrofe nuclear. El potencial apocalíptico de la tecnología armamentista moderna, en su opinión, hace que mantener el equilibrio de potencias hostiles, por muy incómodo que sea, sea un imperativo primordial de las relaciones internacionales”.
Cuando Kissinger advierte que estamos al borde del Armagedón nuclear, debemos tomarlo en serio. Pero hay que subrayar que es la visión de Kissinger de un “equilibrio de poder”, la geopolítica británica, lo que ha llevado al mundo a este punto de crisis, que Helga Zepp-LaRouche ha advertido que es el mayor momento de peligro para la civilización en su conjunto en toda la historia.
Cuando Lyndon LaRouche convenció al Presidente Ronald Reagan para que propusiera a la Unión Soviética que los científicos de estas dos superpotencias se reunieran para descubrir un medio de utilizar nuevos principios físicos, rayos de partículas, tecnología láser, para crear una capacidad de defensa antimisiles basada en el espacio para “hacer impotentes y obsoletas las armas nucleares”, como dijo Regan, la intención tácita de la propuesta de LaRouche era acabar con este concepto del “equilibrio de poder”. El principio fundamental del imperio, desde la época del César hasta el imperio británico de hoy, es “dividir y conquistar”. Si Estados Unidos no se hubiera enfrentado a Rusia y a China después de la Segunda Guerra Mundial, si la intención de Franklin Roosevelt de que estas tres grandes naciones cooperaran, no solo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sino en el proceso de acabar con el colonialismo y llevar el desarrollo a las otrora colonias para convertirlas en naciones agroindustriales modernas, entonces los últimos 75 años habrían sido de cooperación global y de grandes avances en vez de guerras interminables. La cooperación entre Estados Unidos y la URSS en el espacio es el ejemplo de lo que “podría haber sido” en la Tierra si no fuera por el éxito que tuvieron los británicos en arrastrar a Estados Unidos a la Guerra Fría, la “cortina de hierro” de Churchill.
Kissinger aboga por un “tipo de equilibrio de poder con la aceptación de la legitimidad de valores a veces opuestos. Porque si crees que el resultado final de tus esfuerzos tiene que ser la imposición de tus valores, entonces creo que no es posible el equilibrio”. Bastante cierto: la cantaleta constante del partido de la guerra sobre “nuestros valores occidentales”, es prueba de que no quieren la paz, en especial porque la degeneración de “nuestros valores occidentales” confirma lo que ha señalado el canciller ruso, Serguéi Lavrov, que los “valores” actuales de Occidente no son los valores de las generaciones anteriores de estadounidenses.
Pero hay un motivo por el cual Henry Kissinger fue un enemigo declarado de Lyndon LaRouche, y conspiró con el FNI para destruirlo. En su famoso discurso del 10 de mayo de 1982 en el Real Instituto de Asuntos Internacionales (Chatham House) en Londres, Kissinger se jactó: “En mi encarnación en la Casa Blanca, mantuve entonces al Ministerio de Asuntos Exteriores británico mejor informado y más involucrado estrechamente que al Departamento de Estado estadounidense”. Su lealtad es al sistema de la geopolítica británica, no al Sistema Americano articulado por John Quincy Adams, según el cual Estados Unidos “no va al extranjero en busca de monstruos para destruir”. Kissinger ha sido uno d los principales instigadores de todas las guerras neocoloniales que Estados Unidos ha librado en nombre del imperio británico, desde Vietnam hasta Iraq. Sabía que Estados Unidos podía arrasar con esos países, como así fue, aunque Estados Unidos perdió a todos ellos. La intención no era ganar, sino la destrucción, despoblación maltusiana, sumisión económica. Por supuesto, las guerras nunca llegaron a las costas de Estados Unidos.
Pero Rusia y China son otro cuento. Si hay una guerra, será nuclear, y destruirá a Estados Unidos y al resto del mundo. Ni el equilibrio de poder geopolítico ni la Destrucción Mutuamente Asegurada impedirán esa guerra. Solo una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo para todas las naciones, un nuevo acuerdo de Bretton Woods entre todas las naciones, que sustituya al sistema basado en el dólar, que está en bancarrota, puede evitar la nueva era de tinieblas que se viene encima, o incluso la aniquilación. La situación es grave, pero es también un momento de oportunidad, ya que la gente ve cada vez más el peligro y busca soluciones. Un futuro que defienda la dignidad de todas las naciones y de todos los pueblos es tan necesario como posible. Si aún no lo has hecho, únete al Instituto Schiller, suscríbete a EIR y firma el llamado a formar un Comité Ad Hoc para un Nuevo Sistema de Bretton Woods.
Fuente:
EIRNS: Hasta Kissinger advierte de una guerra nuclear, pero su “equilibrio de poder” geopolítico causó la crisis. Editorial EIR 16 agosto 2022.
