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El papel del general Milley en el intento de golpe de Estado británico contra Trump y Biden

Por Dennis Small

El 16 de septiembre comienza en Dushanbe (Tayikistán) una cumbre de dos días de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de Cooperación de Shanghai, que se centrará en cómo estabilizar y reconstruir económicamente Afganistán. En general, los países asiáticos se han comprometido a colaborar con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China para llevar las infraestructuras y el desarrollo correspondiente a Afganistán, y asegurarse de que el terrorismo internacional y el tráfico de drogas no se lleven la palma.

No así Estados Unidos y Europa, cuyos gobiernos están aplicando la política imperial británica de hacer que la nación se someta o muera en masa. Las naciones occidentales han congelado los activos de Afganistán en el extranjero, lo que hace imposible que la economía funcione y que los trabajadores reciban el pago de sus empleadores; las sanciones están asegurando que no se pueda proporcionar una atención sanitaria elemental a la población, sanciones que ahora amenazan con hacer estallar la pobreza ya generalizada en la inanición absoluta de millones de personas.

Este es el verdadero telón de fondo estratégico de las revelaciones contenidas en el nuevo libro de Woodward y Costa, Peril, que están recibiendo una amplia cobertura en los medios de comunicación. El hecho central -que este servicio de noticias conoce con total independencia del contenido de ese libro- es que hubo un intento de golpe de Estado dirigido por los británicos contra el presidente Donald Trump y la Constitución de Estados Unidos en el período de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020 y en sus alrededores. Esa operación incluyó los esfuerzos de las principales figuras del complejo militar-industrial, que supuestamente incluyen al general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, para sustituir inconstitucionalmente al presidente en el papel de Comandante en Jefe. También incluía tender la trampa de la violencia planeada para el 6 de enero, orquestada por agentes provocadores empleados por el FBI y otras agencias de inteligencia, y luego atrapar al presidente Trump en esa trampa con la ayuda de personas como el sórdido Steve Bannon.

La cuestión estratégica subyacente, como los británicos y sus secuaces como Milley dejaron claro en repetidas ocasiones, fue la decisión activa de Trump de retirar las fuerzas militares estadounidenses de Afganistán, poner fin a toda la política imperial británica de guerra perenne bajo la falsa bandera de “lucha contra el terrorismo”, y trabajar en cooperación con Rusia y China.

Por eso ese mismo aparato británico, incluido el general Milley, reaccionó con sorpresa y consternación cuando el presidente Biden anunció que llevaría a cabo la política iniciada por Trump de una retirada total de Afganistán y de poner fin a las décadas de guerras genocidas perpetuas. Milley, que hoy en día sigue siendo jefe del JCS bajo la dirección de Biden, se dirigió a la televisión nacional el 4 de septiembre para contradecir abiertamente la política declarada por Biden, prediciendo que la retirada estadounidense significaría que Afganistán se derrumbaría en una guerra civil, que el terrorismo generalizado estallaría allí y, por supuesto, que las tropas estadounidenses tendrían que regresar para continuar la guerra.

Helga Zepp-LaRouche ha presentado una política totalmente opuesta para Afganistán, y para el mundo. Ha hecho un llamamiento para que Estados Unidos y Europa se unan a China, Rusia y las naciones de Asia Central en la reconstrucción económica de Afganistán. Este enfoque puede poner fin a la perenne política bélica, derrotar el actual intento de golpe de Estado británico en Estados Unidos y, por lo demás, establecer un nuevo alineamiento estratégico capaz de sustituir al sistema financiero occidental centrado en Londres, que está en bancarrota.

El actual intento de golpe es en realidad una continuación de lo que se desencadenó hace 20 años, el 11 de septiembre de 2001. El estadista estadounidense Lyndon LaRouche explicó el asunto en una entrevista que concedió al diario Al-Bayan, de los Emiratos Árabes Unidos, el 16 de noviembre de 2001, apenas dos meses después del infame ataque del 11 de septiembre. En ella, LaRouche comenzó situando los acontecimientos recientemente ocurridos en su contexto estratégico adecuado:

“El actual colapso monetario-financiero es mucho peor que una simple depresión, como la de 1929-1933; es un colapso sistémico del sistema mundial puesto en marcha por las acciones del presidente Nixon en agosto de 1971. Ese sistema nunca podrá ser resucitado del actual colapso. Nuestro objetivo debe ser eliminar el sistema actual, para poder resucitar la economía mundial”.

A continuación, abordó la cuestión de la lucha contra el terrorismo. “La respuesta a esta pregunta debe situarse dentro de una visión corregida de lo que realmente ocurrió en EE.UU. el 11 de septiembre. Esos atentados pudieron haber sido organizados nada menos que por un golpe de Estado intencionado y desplegado desde niveles muy altos del aparato de seguridad militar interno de Estados Unidos….

“En algún lugar, durante la noche del 11 de septiembre, se tomó una nueva decisión, la de responder al efecto de los atentados de la mañana declarando una guerra al ‘terrorismo’ y, como advertí en una entrevista radiofónica ese mismo día, eligiendo a Osama bin Laden, activo angloamericano desde hace mucho tiempo, como chivo expiatorio del caso….

“Alguien, en niveles muy altos, dentro de la estructura de mando de Estados Unidos, desató un intento de golpe de Estado contra el gobierno de Bush el 11 de septiembre. Si esa crisis hubiera llevado a una escalada de alerta nuclear entre Estados Unidos y Rusia, los golpistas habrían triunfado, casi sin duda. Las conversaciones telefónicas del presidente Putin con el presidente Bush el 11 de septiembre, cambiaron la situación de forma radical y beneficiosa.

“Por lo demás, no se ha resuelto nada más. El golpe de Estado ha sido derrotado, al menos temporalmente, pero la pesadilla sigue rodando….”

A continuación, LaRouche señaló la forma de acabar con esa pesadilla: “Si no se somete el actual sistema monetario-financiero internacional a una forma muy drástica de reorganización de la quiebra, el intento de continuar con ese sistema con la mayoría de las reformas, sumirá a todo el planeta en una nueva y temprana edad oscura que durará quizás dos o más generaciones…. Si los EE.UU. se convirtieran en socios de tal sistema de cooperación euroasiática, se establecería la base necesaria en interés económico para un mundo en desarrollo pacífico”.

 

Nuevas revelaciones arrojan luz sobre las raíces británicas del Estado profundo

 

 

Fuente:

Dennis Small, en The LaRouche Organization: General Milley’s Role in Britain’s Attempted Coup d’Etat Against Trump—and Biden.

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