Olviden los lamentos piadosos sobre cómo los eventos del 6 de enero fueron una “insurrección contra nuestra democracia”. En realidad eso fue un pretexto para ser usado para provocar un cambio de fase, del mismo modo en que el 11 de septiembre de 2001 fue usado para poner a los EE.UU. en un estado de vigilancia y guerras permanentes. Hoy en día, el juicio político contra el Presidente Trump tiene como objetivo mostrar a sus 74 millones de votantes que no se tolerará ninguna oposición a lo que pretende el establishment transatlántico: que son más guerras y censura mientras avanza hacia la imposición del Gran Reajuste o Gran Reseteo, que es una dictadura bancaria global diseñada para reducir drásticamente la población mundial. Eso es de lo que trata esta lucha, y en este punto debemos asegurarnos de que la gente lo entienda y se comprometa a luchar para restaurar el sistema estadounidense contra nuestro enemigo histórico: el imperio británico.
Por Harley Schlanger
Hoy es el día en que se espera que la Cámara de Representantes vote un nuevo proyecto de ley de destitución contra el presidente Trump. Las acciones contra Trump, incluyendo la destitución y la censura, tienen poco que ver con el asalto al Congreso el 6 de enero. Ese es el pretexto y de hecho es necesario investigar hasta qué punto los eventos fueron el resultado de provocadores combinados con la falta de seguridad en el propio Congreso. Pero el hecho es que este es un pretexto para criminalizar a la oposición para impulsar la agenda política del establishment transatlántico.
¿Qué ocurrió el 6 de enero?
El presidente y los congresistas estaban plenamente en su derecho constitucional de impugnar el voto el 3 de noviembre y la posterior cuenta de votos. Esto está permitido en la Constitución. Los demócratas lo han hecho antes, en 2004 durante la elección Kerry-Bush, y también en 2016. Pues ellos nunca dejaron de impugnar el voto —no directamente a través del congreso— sino a través del ataque a la Administración Trump durante cuatro años.
Así que lo que vimos en el 6 de enero fue el equivalente a un evento de bandera falsa tipo “Incendio del Reichstag” para proporcionar el pretexto para un movimiento no sólo contra Trump sino contra la propia Constitución.
Por eso, para entender lo que pasó el 6 de enero y días posteriores, hay que verlo en contexto con la campaña de cambio de régimen llevada a cabo durante cuatro años contra Trump. El golpe de cambio de régimen se basó en una acusación inventada de que Trump estaba trabajando con Putin, que este pirateó los ordenadores del partido demócrata y los de Hillary Clinton y llevó a cabo una acción ilegal para elegir a Trump como su marioneta. Este es un cuento de hadas total, una fantasía creada por la misma gente que nos mintió para ir a la guerra de Irak, para invadir Libia, para ir a la guerra en Siria, para dar golpe de Estado en Ucrania, y para seguir impulsando nuevas guerras.
Toda la operación contra Trump está dirigida por un pequeño grupo de gente de la inteligencia británica que opera en nombre de la Ciudad de Londres, y de la inteligencia estadounidense bajo Obama.
¿Por qué lo hicieron? ¿Cuál era el objetivo?
Bueno, ya lo hemos visto antes y aquí es donde hay que mirar el contexto. En enero de 2001, Lyndon Larouche dijo que debido a la probabilidad de una catástrofe económica bajo la administración de Bush-Cheney, ellos buscarían algún tipo de pretexto para instaurar la ley marcial, medidas severas y así sucesivamente.
¿Y qué hicieron? Utilizaron los auto-atendados del 11 de septiembre como base para justificar un estado de guerra permanente, incluso en Afganistán e Irak, y para instalar un estado de vigilancia que todavía sigue vigente y que se ha intensificado desde entonces a través de los tribunales de la FISA, a través de órdenes de arresto, y a través del espionaje a los estadounidenses.
Entonces, ¿cuál era el objetivo? Un cambio de política. Bill Binney, que era director técnico de la NSA en el momento del 9-11, dijo que había advertencias de antemano de que el 9-11 se llevaría a cabo, y no se hizo nada. Las advertencias fueron saboteadas para que quienquiera que dirigiera el 911 —y hay mucha evidencia de que fue un trabajo interno— pudiera usarlo una vez que pasara para avanzar hacia las guerras y un estado policial.
Así que ahora volvemos a ver el mismo tipo de cosas. Hay una mezcla volátil de eventos: una elección con enormes cantidades de irregularidades que no fueron investigadas por los tribunales, gente enfadada que sintió que sus votos les fueron arrebatados, y un presidente enfadado que ha sido sometido a calumnias y mentiras durante cuatro años. Si a esa mezcla volátil le quitas la seguridad y añades unos cuantos provocadores, ocurre lo que ocurrió.
Y ahora esto se ha convertido en la excusa —a menos de dos semanas antes de la inauguración— para tratar de destituir a un presidente por la 25ª enmienda o la impugnación. No tiene sentido, a menos que entiendas a lo qué ellos aspiran. No sólo quieren castigar a Trump, no sólo se trata de echarlo o evitar que regrese en cuatro años. Ellos buscan crear la base para un cambio de política, que en esta ocasión es la del Gran Reseteo y el Nuevo Trato Verde.
¿Cuál es la intención del Gran Reseteo y el Nuevo Acuerdo Verde?
Número uno: rescatar a los estafadores, a las personas que han creado la mayor deuda del mundo (deuda privada corporativa, personal y gubernamental), una deuda impagable sin más medios que imprimir más dinero —lo que significa que sólo estás aumentando la deuda. Ellos no tienen una estrategia para arreglar esto, así que lanzarán el Gran Reseteo como una política de austeridad global aplicada por los bancos centrales y los banqueros privados.
Muchas personas ya han tomado conciencia de ello. Esto es parte de la Agenda 2030, y también está presente en el Memorando de Seguridad Nacional 200 de Henry Kissinger, de 1975, que decía que “debemos utilizar todos los medios para reducir la población mundial, especialmente en el sector de los países en desarrollo”.
En ese momento decían que nos quedaríamos sin petróleo. Y ya lo ven: no nos hemos quedado sin petróleo. Ahora ellos dicen que nos quedaremos sin recursos naturales y que tendremos demasiada gente peleando por escasos recursos. Dicen que tenemos demasiada industria, demasiados coches, y que nosotros creamos el calentamiento global a través del dióxido de carbono, lo cual es una tontería. Es científicamente falso. Pero ellos divulgan esta mentira, y si no estás de acuerdo con ella, entonces te anulan. Todos los científicos que se a atreven a decir que no existe el cambio climático provocado por el hombre, son vetados de publicar en grandes revistas científicas, se les impide el acceso a los medios de comunicación, etc.
En el Movimiento LaRouche hemos identificado quién está detrás del argumento de que “hay demasiada gente” —y Lyndon Larouche es conocido por haberlo documentado desde hace muchas décadas.
Históricamente, el mito de que “hay demasiada gente” se remonta al imperio británico y a Malthus, que es un colega de Bentam y la de la agrupación que se opuso a la revolución estadounidense. Adam Smith formaba parte de esa agrupación. ¿Y qué decían ellos? Que “hay demasiada gente luchando por recursos escasos”. Eso es lo que dijo Malthus, esa es la ecuación maltusiana que se actualizó en los años 60 y 70 a la de “hay demasiada gente para tan escasos recursos”, y que hoy es el argumento del mito del cambio climático global “provocado por el hombre”.
Pero ¿qué hay detrás de todo esto? Uno de los principales responsables de este movimiento no es otro que el Príncipe Felipe de Edimburgo, cuyo hijo, el príncipe Carlos, es la figura del Gran Reseteo y del Nuevo Acuerdo Verde.
Escuchen las palabras del Príncipe Felipe sobre esto. Él dijo:
“El crecimiento de la población humana es probablemente la amenaza más grave a largo plazo para la supervivencia. Nos espera un gran desastre si no se frena, no sólo para el mundo natural sino para el mundo humano. Cuanta más gente haya” —dijo el Príncipe Felipe— “más recursos consumirán, más contaminación crearán, más lucharán. No tenemos opción. Si no se controla voluntariamente se controlará involuntariamente mediante un aumento de las enfermedades, el hambre y la guerra”.
Eso dijo el Príncipe Felipe, el esposo de la Reina Isabel, quien se lo transmitió a su hijo —el príncipe Carlos— que ahora preside el Gran Reseteo junto con una pandilla de banqueros encabezada por Mark Carney (ex director del Banco de Inglaterra), Larry Fink (de Blackrock), gente del Citibank, el Bank of America, la Unión Europea y el Banco Central Europeo.
Hay un pacto bancario para dejar de otorgar crédito a las empresas productivas con el fin de supuestamente “luchar contra el cambio climático”. Pero ese no es su verdadero objetivo, ellos realmente están tratando de reducir la población mundial.
¿Quién es su mayor oponente? Durante muchos años Lyndon Larouche fue el más destacado oponente de esta agenda. Pero después de 2016 quedó claro que Donald Trump compartía ese punto de vista con el hoy acaecido Lyndon Larouche. Trump ha sido atacado atacado porque es un estadounidense optimista, tiene un compromiso con el progreso científico y tecnológico y contempla todo eso como la solución a lo que estos genocidas dicen que es realmente “un problema de sobrepoblación”.
Además, Trump dijo que “para lograr esto se necesita una cooperación pacífica con las otras grandes potencias del mundo, especialmente Rusia y China”. Esto va completamente en contra de la doctrina geopolítica británica, especialmente tal como la practicaba el desafortunado George W. Bush por efecto de Cheney y otros, y luego Barack Obama que era un belicista supremo. ¿Y quién es un compinche? Joe Biden, que hoy en día está impulsando el “Green New Deal”, el Gran Reseteo, así como una confrontación con Rusia y China.
Mucha gente dice: “Pero, ¿que no es China nuestro enemigo?” Bueno, miren quién tiene como objetivo a China para el cambio de régimen: las mismas redes de la banca británica, la banca de la Ciudad de Londres, la inteligencia británica y estadounidense que han tenido como objetivo a Donald Trump mientras él ha intentado luchar por la soberanía nacional.
China y Rusia están en el punto de mira porque creen que sus naciones deben ser naciones soberanas que pueden trabajar con otras naciones soberanas para construir una nueva economía basada en la producción física, en el desarrollo de infraestructuras importantes, en los avances en la ciencia y en las áreas de investigación de la fusión, la exploración espacial, etc.
Los enemigos del progreso, la tribu del Príncipe Felipe, la gente de la Ciudad de Londres, la pandilla de Obama-Biden-Clinton-Bush están a favor de la reducción de la población más que del sistema estadounidense de expansión de la economía física para manejar una población creciente. De eso se trata esta lucha.
El asalto al Congreso se convirtió en el pretexto para avanzar agresivamente, no sólo contra Trump, sino contra todos nosotros, el pueblo estadounidense. Ellos quieren vernos renunciar al compromiso con la idea de crecimiento y soluciones provenientes de la ciencia y la tecnología. Ellos quieren que creamos que esa era ha terminado. Quieren que lo aceptemos. Y si no lo hacemos, dirán que somos enemigos del estado, que estamos sujetos a la censura y a la anulación.
Eso es de lo que trata esta lucha, y en este punto debemos asegurarnos de que la gente lo entienda y se comprometa a luchar para restaurar el sistema estadounidense contra nuestro enemigo histórico: el imperio británico.
Cómo llegamos a esto: Guerras, colapso económico, Covid, Reseteo y Nuevo Tratado Verde
Fuente:
The LaRouche Organization — Harley Schlanger: Events of January 6 a Pretext for War, Global Banker’s Dictatorship.