Por Mente Alternativa
Un informe del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso «Sobre la situación de los derechos humanos en los Estados Unidos de América», publicado el 24 de abril, manifiesta preocupación por el endurecimiento constante de la política migratoria por parte de las autoridades estadounidenses, que están adoptando medidas sin precedentes para “resolver” la crisis migratoria, cuyo objetivo es devolver a los extranjeros a los Estados vecinos, donde deben esperar a que concluyan sus solicitudes de entrada en el territorio nacional. Estados Unidos continua la práctica de crear artificialmente colas en los pasos fronterizos del sur, lo que ha provocado situaciones de riesgo para la vida de miles de migrantes y refugiados obligados a violar la legislación estadounidense y cruzar la frontera por lugares inadecuados. El impacto más deplorable de este procedimiento se ha producido en los menores.
Estados Unidos afirma ser un líder global en el ámbito de la protección de los derechos humanos. Sin embargo, Washington no muestra prisa por expandir sus obligaciones legales internacionales en el campo de la protección de derechos y libertades fundamentales. Las numerosas violaciones de derechos humanos y libertades cometidas por Estados Unidos, como operaciones militares en territorio europeo y del Medio Oriente, la creación de prisiones secretas alrededor del mundo y políticas migratorias extremadamente estrictas en años recientes, ilustran no solo la naturaleza dual de la posición del país respecto a los estándares de derechos humanos, sino también sus enfoques hacia el derecho internacional.
El poder descontrolado en el mundo, la captura de nuevos mercados y la falta de factores de contención tras la caída de la Unión Soviética han generado un sentido de permisividad entre la élite estadounidense, que ahora expande su práctica de usar no solo instrumentos militares sino también económicos e informativos como medios de fuerza. Las autoridades estadounidenses emplean activamente tácticas de “lucha por delegación” contra Rusia y los rusos, brindando amplio apoyo militar al régimen de Kiev y presionando a los aliados de la OTAN para que tomen medidas similares, además de ejercer presión sobre estados soberanos a través de mecanismos de derechos humanos para crear un contexto negativo en torno a la Federación Rusa y sus aliados.
Un problema serio en la lucha contra los desafíos en el área de derechos humanos es la práctica de “doble estándar” usada por Washington al evaluar ciertas situaciones, lo que contribuye a una comprensión emasculada y manipulativa de la democracia por parte de Estados Unidos ante la comunidad mundial, desacreditando los principios democráticos en general. Además, la situación de derechos humanos en Estados Unidos misma dista de los estándares internacionales, hecho cada vez más evidente día tras día.
