La guerra en Ucrania y el conflicto en el Medio Oriente dan continuación al comportamiento de los anglosajones durante la Segunda Guerra Mundial. En aquella época, Washington y Londres trataron de utilizar el poderío nazi para acabar con la Unión Soviética. Hoy manipulan a Ucrania para derrotar a Rusia. Según la sabiduría popular, lo que ya fracasó antes –en este caso, en 1945– está condenado a fracasar nuevamente.
Por Manlio Dinucci
El 9 de mayo la Plaza Roja de Moscú sirvió de marco al desfile militar de celebración del 79º aniversario de la Victoria sobre el nazismo en la Gran Guerra Patria de 1941-1945. Este año participaron en esa gran parada militar más de 9 000 soldados con 75 sistemas de armas diferentes, incluyendo misiles nucleares en rampas de lanzamiento móviles. El mainstream político-mediático occidental describe este desfile militar de celebración de un acontecimiento histórico patrio como una amenazante demostración de fuerza militar contra Europa y Occidente en general. Con esa explicación se evita mencionar la importancia histórica del hecho que se celebra [la derrota del nazismo] y también se pasa por alto todo lo que ha desembocado en el estallido de una nueva guerra en Europa.
Ante todo, hay que recordar la Historia.
En 1941, Unión Soviética fue atacada e invadida por la Alemania nazi, que desplegó 201 divisiones, o sea 5,5 millones de soldados –el 75% de todas las tropas alemanas–, con 3 500 tanques y 5 000 aviones de guerra. A todo eso, se agregaron 37 divisiones enviadas por los regímenes satélites del III Reich -entre ellos la Italia fascista.
La URSS solicitó a los Aliados –Reino Unido y Estados Unidos– la apertura de un segundo frente en Europa. Pero Londres y Washington retardaron el cumplimiento de ese pedido, dando tiempo a que la Alemania nazi descargara todo su poderío sobre la Unión Soviética, para que esta última saliese del enfrentamiento lo más debilitada posible, de manera que Reino Unido y Estados Unidos quedaran en posición dominante al final de la guerra.
El segundo frente se abrió finalmente, con el desembarco anglo-estadounidense en las playas de Normandía (norte de Francia), en 1944, cuando el Ejército Rojo y los partisanos soviéticos ya habían asestado a las tropas alemanas golpes decisivos, que ya presagiaban la derrota final del III Reich.
La Unión Soviética tuvo que pagar un precio extremadamente alto para hacer retroceder y finalmente garantizar la derrota del nazismo. Alrededor de 27 millones de soviéticos murieron en la contienda –más de la mitad eran civiles. Dicho de otra manera, un 15% de la población de la URSS murió en la Segunda Guerra Mundial –la cifra de estadounidenses muertos durante todo el conflicto representa un 0,3% de la población estadounidense de aquella época–, unos 5 millones de soviéticos fueron deportados a Alemania por los nazis, más de 1 700 ciudades y grandes aglomeraciones urbanas soviéticas fueron devastadas por la guerra, al igual que 70 000 aldeas, y 30 000 fábricas e instalaciones industriales en general fueron destruidas en suelo soviético.
En la actual guerra en suelo europeo, Rusia tiene frente a ella no sólo a las fuerzas de Kiev, formadas y dirigidas por un grupo político-militar de inspiración claramente nazi, sino que también se enfrenta a la OTAN –que obedece las órdenes de Estados Unidos, potencia que usa a Ucrania como ariete antirruso, dotándola de la mayor cantidad de armamento que pueden garantizarle los Estados miembros de la alianza atlántica.
Esto último ya ha quedado ampliamente demostrado con la exposición, realizada en Moscú por el ministerio ruso de Defensa, de una pequeña parte del armamento pesado, fabricado en Estados Unidos, en Reino Unido, en Alemania, en Francia y en otros países miembros de la OTAN, que las tropas rusas han capturado en el campo de batalla.
Dado el hecho que las fuerzas de Kiev están sufriendo graves derrotas militares, la alianza atlántica ya envía secretamente a Ucrania fuerzas militares y, al mismo tiempo, acentúa la implicación de su componente nuclear en los ejercicios que está realizando en Europa.
En respuesta, Rusia organiza sus propios ejercicios militares con armamento nuclear táctico y advierte que la planificación militar rusa tendrá lógicamente en cuenta el potencial despliegue de armas nucleares estadounidenses en Polonia.
Por supuesto, el escenario europeo está estrechamente vinculado a lo que está sucediendo en el Medio Oriente, sobre el cual presentamos en esta emisión importantes noticias, precisamente las que los medios mainstream esconden a los europeos.
Fuente:
Manlio Dinucci, en Red Voltaire: Europa y Medio Oriente, dos escenarios para una misma guerra; este artículo resume el contenido de la revista internacional de prensa Grandangolo transmitida el viernes 10 de mayo de 2024 a través del canal de televisión italiano Byoblu.