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Derribando los axiomas de la angloesfera: La propuesta de India para una Comisión Espacial BRICS-Plus es el aldabonazo a la puerta de un imperialismo casi difunto

Durante los últimos días, algunos sectores del Occidente colectivo, y sobre todo el anglosajón, se han dedicado a minimizar, burlarse y hasta cuestionar la llegada de India a la Luna, por ejemplo, criticándola por financiar misiones espaciales “mientras sus ciudadanos viven en el umbral de la pobreza” (tal vez no saben que India es la quinta economía del mundo). ¿Cómo puede tener aspiraciones la pobre India? ¿Cómo puede una antigua colonia llegar a la Luna antes que la mentada Gran Bretaña? La respuesta se puede formular mediante otra pregunta: ¿Por qué Gran Bretaña sigue pagando a la familia real mientras los ciudadanos de a pie no pueden pagar sus facturas de electricidad? Sin embargo, como expone este noble artículo de EIRNS, la respuesta sólo es perceptible y nítida para quien es capaz de ver más allá de la turbia mente colonial. En un sentido más amplio, India y las naciones de la alianza BRICS-Plus están creando, en particular por medio de su compromiso conjunto con la electrificación y la industrialización general de África, un océano en el que los hastiados y obsoletos imperialistas neoliberales y neoconservadores de la angloesfera no pueden nadar. Y la existencia misma de los BRICS es un desafío, no al “capitalismo”, sino a los mercaderes del ilusionismo, la especulación y la guerra total. Por cierto, después de dedicar la hazaña del Chandrayaan-3 “a toda la humanidad”, Modi propuso la Comisión Espacial BRICS-Plus, lo que según EIRNS “es el aldabonazo a la puerta de un imperialismo casi difunto”. Quizá es por eso que los señores y los súbditos del modelo imperial anglosajón ultraglobalista han optado por la pedantería que caracteriza al humor anglosajón, empachado hasta la ceguera por los decadentes axiomas del etnocentrismo colonial.

 

 

Por EIRNS

“Ven como eres;
No pierdas el tiempo acicalándote.
Si se te han soltado las trenzas del cabello,
Si la raya de tu cabello no está recta,
Si las cintas de tu corpiño no están atadas,
No te preocupes.
Ven como estés;
No te fijes en tu arreglo…
Ven como estés;
No te fijes en tu arreglo,
Si la guirnalda no está tejida,
A quién le importa;
Si la pulsera no está enlazada,
Déjala.
El cielo está cubierto de nubes. Es tarde.
Ven como estés;
“No te entretengas en arreglarte”

— Rabindranath Tagore, “Inmortal”.

El diario New York Times publicó la semana pasada una viñeta en la que caracterizaba, pero sin satirizar, la forma en que varias mentes cerradas de la angloesfera veían el reciente logro de la misión lunar india Chandrayaan-3. Presenta a dos señores engreídos, gordos, mayores, acomodados y “cultos” en un salón-biblioteca llamado “Elite Space Club”. En la puerta hay un hombre indio, mal vestido, en sandalias, con su vaca, llamando a la puerta.

La periodista india Palki Swarma, en su emisión habitual, calificó la viñeta de racista; señaló que por ejemplo, el político británico Nigel Farage se mostró francamente furioso por el éxito alcanzado por la India. Niger espetó fulminante: “Mientras gastan su dinero en sondas espaciales, mientras gastan su dinero en el ejército, mientras gastan su dinero en armas nucleares, todavía la mitad del país vive por debajo del umbral de la pobreza”. Swarma señaló que “puede ser que [al Sr. Farage] se le haya pasado por alto que India es la quinta economía del mundo. De hecho, está por delante de su país, el Reino Unido. Pero parece que no puede deshacerse de su mentalidad colonial. ¿Cómo puede tener aspiraciones la pobre India? ¿Cómo puede una antigua colonia llegar a la Luna antes que la mentada Gran Bretaña?… Y ya que le gusta tanto hablar de prioridades, tenemos una pregunta para él. ¿Por qué Gran Bretaña sigue pagando a la familia real? Los ciudadanos no pueden pagar sus facturas de electricidad. Quizá debería ayudarles, en vez de pagar al rey y su séquito”.

Sin embargo, en un sentido más amplio, la India y las naciones de la alianza BRICS-Plus están creando, en particular por medio de su compromiso conjunto con la electrificación y la industrialización general de África, un océano en el que los hastiados y obsoletos imperialistas neoliberales y neoconservadores de la anglosfera no pueden nadar. La existencia misma de los BRICS es un desafío, no al “capitalismo”, sino a los mercaderes de la guerra total, incluida la guerra termonuclear, que realizan su sangriento comercio en Ucrania, y quizás pronto en Taiwán, o incluso en el Sahel, como fue el caso de Libia. El BRICS-Plus, alternativamente, han abrazado lo que demostrará ser, si no es traicionado, una postura económica inevitablemente antimaltusiana, en pro del crecimiento de la población, una postura que, como ha señalado el profesor Franco Battaglia de Italia, equipara la optimización del uso de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, y la energía nuclear, y la construcción de economías completas productoras de máquinas-herramienta, con la verdadera “liberación nacional”.

La propuesta del Banco de Desarrollo Internacional del finado economista y estadista Lyndon H. LaRouche contiene una idea singular fundamental que resuelve el clamor de justicia de las naciones del sector en desarrollo, saqueadas durante siglos por gente como “el gran Winston Churchill” y la Compañía de las Indias Orientales. Los puntos de vista de LaRouche y Churchill sobre la naturaleza del ser humano eran opuestos. Churchill dijo en 1937: “No estoy de acuerdo en que el perro en un pesebre tenga el derecho final al pesebre aunque haya estado allí durante mucho tiempo. No admito ese derecho. No admito, por ejemplo, que se haya hecho un gran daño a los pieles rojas de América o a los negros de Australia. No admito que se haya hecho un mal a estas gentes por el hecho de que una raza más fuerte, una raza de mayor grado, una raza más sabia y cosmopolita por así decir, haya llegado y ocupado su lugar”.

En contraste con el punto de vista del depredador imperial con respecto a las naciones del “sector en desarrollo”, Lyndon LaRouche, escribió en 1975 lo siguiente: “Si, como es necesario para el desarrollo global, las naciones en desarrollo explotan sus recursos de petróleo, gas natural, carbón y materias primas minerales en la medida necesaria para la expansión industrial tanto en el sector industrializado como en el sector en desarrollo, ¿cómo determinaremos tanto el precio de esos recursos como la compensación por el agotamiento implícito de tales activos? Sin un compromiso de ‘fuerza bruta’ para el desarrollo de la tecnología CTR (Reacciones Termonucleares Controladas), no hay nivel de precios ni compensación por agotamiento anticipado que pueda considerarse ‘equitativo’. La base general para los acuerdos de los tratados que cubren los precios y la compensación por agotamiento es fundamentalmente: 1) un compromiso para que las instalaciones de tecnología CTR aplicables proliferen a partir de 1985 y 2) un compromiso para que esas regiones alcancen el nivel de empleo de tecnología orientada a las CTR en el periodo 1985/1990”.

Hace casi cinco décadas, cuando LaRouche hizo esta propuesta, China aún no había empezado a recuperarse de la Revolución Cultural. Ahora, China es la mayor economía productiva del mundo, una “potencia espacial”, y lidera el mundo en varias áreas de investigación sobre fusión y “CTR” (siglas en inglés de reacción termonuclear controlada). Como señalaba recientemente la cadena rusa de noticias Russia Today, “los cinco miembros (BRICS) representan casi un tercio de la economía mundial”. En 1975, LaRouche propuso lo que equivalía a un programa de “fuerza bruta” de 10 a 15 años, similar al Proyecto Manhattan, para la transición de las economías nacionales de todo el mundo a economías basadas en la energía nuclear/termonuclear, en las que los combustibles fósiles se irían utilizando de forma natural y decreciente con el tiempo, debido a las mucho mayores densidades de flujo de energía, así como a las mayores cantidades absolutas de energía producida por los sistemas de orden superior. En lugar de tener que depender de los caprichos de los ricos, ya sean corporaciones o individuos, para las habituales y comúnmente deshonestas propuestas estilo “Bwana” (“¿Por qué Elon Musk no da $1.000 millones de dólares al gobierno sudafricano para la investigación espacial conjunta con el exitoso programa de la India?”), el Nuevo Banco de Desarrollo y otros mecanismos similares son el comienzo del trabajo duro, el pensamiento duro y el debate duro sobre las formas correctas de hacer lo que la ex Presidente de Brasil Dilma Roussef ha insistido en que debe hacerse: “Nos transformaremos en un banco importante para los países en desarrollo y los mercados emergentes. Nuestro enfoque tiene que ser ese: un banco hecho por los países en desarrollo para ellos mismos”.

La transferencia de tecnología avanzada, a cambio de productos básicos esenciales, como único medio realmente equitativo de reembolso por parte de las naciones transatlánticas del patrimonio de recursos naturales de África, Asia y Sudamérica, no sólo daría lugar a un aumento exponencial del consumo de energía per cápita y por kilómetro cuadrado, esencial para el progreso económico de África, Sudamérica y Asia, sino que, lo que es igualmente importante, haría lo mismo en las propias naciones transatlánticas, para dar marcha atrás a su decadencia económica (y moral) actual, que de otro modo sería imparable. Este enfoque, por supuesto, es lo opuesto a la “conservación de energía”.

LaRouche observó, en su ensayo de 1979, “El mito sobre la economía de equilibrio:”

“Cuando sectores de la humanidad han recurrido, en algún momento, a la ‘conservación de la energía’, las sociedades se habrían derrumbado, las catástrofes biológicas del hambre, las epidemias y la desertificación habrían sumido a esa sociedad de nuevo en el salvajismo. Hay que subrayar que varias sociedades, hoy muertas, optaron por la política maltusiana de ‘conservación de la energía’ y cayeron en el salvajismo o incluso en el olvido… Hay algo más profundo que las meras calorías de energía implicadas en el éxito de las ramas del desarrollo cultural humano. La fuente de la nueva energía son las potencialidades mentales creativas de la mente humana. En esas trayectorias de desarrollo de tecnologías que comprendemos coherentemente como progreso en el conocimiento científico, el hombre aumenta su dominio consciente y deliberado de la organización legítima de nuestro universo”.

El 9 de septiembre, el Instituto Schiller celebrará, en este entorno intelectual recién transformado, una conferencia internacional para debatir los determinantes físico-económicos, científicos y culturales de un nuevo orden económico justo, en el que importen las potencialidades creativas de la mente humana, y no el rango, la posición económica, el número de títulos académicos o el tamaño del sombrero del individuo. Días antes del 60º aniversario del discurso “Tengo un sueño” de Martin Luther King, la nación india reafirmó la inmortalidad de Lokmanya Balgangadhar Tilak, Mahatma Gandhi, Jawaharlal Nehru y Rabindranath Tagore, de Indira Gandhi y del propio King, seguidor de Gandhi, al conseguir uno de los logros de ingeniería científica más avanzados de la historia de la humanidad, “por la fracción del costo de una película de Hollywood”. India había saldado una deuda no sólo con sus fundadores, sino, como señaló el Primer ministro Modi, con toda la humanidad. La Comisión Espacial BRICS-Plus propuesta por Modi la mañana del alunizaje de Chandrayaan-3 es el aldabonazo a la puerta de un imperialismo casi difunto. A través de nuestra próxima conferencia, podemos ayudar a abrir esa puerta.

 

India llegó a la Luna gracias a los combustibles fósiles

 

Fuente:

EIRNS: Derribando los axiomas de la anglosfera.

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