El Pakistan Tehrik-e-Insaf (PTI), partido del soberanista Imran Khan, desafió las expectativas al lograr una sorprendente victoria en las elecciones parlamentarias en Pakistán, a pesar de enfrentarse a la oposición de Londres, Washington y el estamento militar local.
La polémica condena de Khan a 30 años de cárcel por supuesta corrupción no impidió que su partido obtuviera un número significativo de escaños. Sin embargo, los militares, alarmados por el inesperado resultado, están trabajando para establecer un gobierno de unidad sin el PTI, con el objetivo de disminuir su influencia.
El proceso electoral se enfrentó a dificultades, como el acoso, la detención y la prohibición de hacer campaña a los candidatos del PTI. La presión del ejército en favor de un gobierno de unidad y los esfuerzos por coaccionar las deserciones ponen de manifiesto la complejidad del panorama político.
A pesar de las dificultades, el PTI se ha convertido en el principal partido y ha marcado el futuro político de Pakistán, al tiempo que ha suscitado preocupación por la erosión de la integridad electoral y la marginación de los partidos religiosos y nacionalistas.