El martes 13 de febrero, en una rueda de prensa nacional, la ministra del Interior Nancy Faeser y uno de sus principales burócratas, anunciaron una serie de medidas para combatir lo que llaman “extremismo de derechas”, refiriéndose un grupo nebuloso y difícil de identificar de disidentes políticos surgidos en el marco de las protestas en Alemania contra las políticas del ultraglobalismo maltusiano. Con el objetivo de controlar los “patrones de pensamiento y discurso” imperantes en Alemania, dicen, estos “extremistas” serán privados de todo, desde ingresos hasta cuentas bancarias, y se les impedirá cruzar fronteras y asociarse entre sí.
El martes 13 de febrero, en una rueda de prensa, la ministra del Interior, Nancy Faeser (SPD), declaró que las protestas recientes le han dado tanto “ánimos” como un “mandato” para proceder contra la derecha para “defender nuestra sociedad abierta frente a sus enemigos. Como democracia en defensa”, dijo la ministra, “debemos plantar cara a los extremistas”.
Faeser pronunció estas palabras al anunciar una serie de medidas con las que espera combatir el “extremismo de derechas”. Estas medidas también son descritas en un documento de 16 páginas del Ministerio del Interior titulado “Lucha decidida contra el extremismo de derechas: Utilizando los instrumentos de la democracia defensiva”.
Entre las medidas propuestas por Faeser están la restricción de la actividad económica y la movilidad de los grupos disidentes:
“debemos descubrir los vínculos financieros de las redes de extrema derecha, para privarlas de sus ingresos” e “impedir en la medida de lo posible que los extremistas de derecha entren y salgan del país.”
Faeser también busca incrementar la censura en Internet ampliando el la “central de denuncias” de la Policía Federal, para que puedan intervenir más activamente en las redes sociales y “garantizar la eliminación de canales y contenidos.”
Faeser se encuentra entre los políticos más impopulares de toda Alemania. El año pasado sufrió una humillante derrota en su intento de convertirse en Ministra Presidenta de Hessen, y el 60% de los alemanes la ven con malos ojos.
Después de que Faeser terminara de hablar, el jefe de la policía política Thomas Haldenwang tomó la palabra, y dijo que
“Los extremistas de derechas aprovechan los temores y las experiencias de crisis de la población para radicalizar las franjas políticas y extender su programa a las clases medias”, por lo que “debemos tener cuidado de no permitir que tales patrones de pensamiento y discurso se conviertan en parte de nuestro lenguaje.”
En breve, lo que ellos consideran como “extremismo de derechas” está encarnado en una población nebulosa y difícil de identificar de subversores políticos, que deben ser desenmascarados por la policía política. Esto es necesario para controlar los “patrones de pensamiento y discurso” imperantes en Alemania. Una vez identificados estos extremistas por los guardianes de la ortodoxia, deben ser castigados, y el aparato regulador debe ser reutilizado para privarles de todo, desde ingresos hasta cuentas bancarias. Se publicarán sus nombres para que las organizaciones afines al Estado puedan intimidarles y acosarles más fácilmente por sus opiniones políticas, y se les impedirá cruzar fronteras y asociarse entre sí.
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