“Datos brutos para ‘Procesos evolutivos no naturales de las variantes del SARS-CoV-2 y posibilidad de selección natural deliberada” es el título de un estudio de los profesores Atsushi Tanaka, de la Universidad Médica y Farmacéutica de Osaka, y Takayuki Miyazawa, de la Universidad de Kioto, publicado el 15 de agosto. El estudio concluye que las variantes Omicron BA.1, BA.1.1 y BA.2 no son producto de la evolución del genoma, como suele observarse en la naturaleza, por lo que saber cómo se formaron las variantes incita a reconsiderar la pandemia de SARS-CoV-2.
Resumen del estudio:
“En los últimos tres años, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) ha causado pandemias en repetidas ocasiones, generando diversas variantes mutadas que van desde Alfa hasta Omicron. En este estudio, nos propusimos aclarar los procesos evolutivos que conducen a la formación de las variantes Omicron del SARS-CoV-2, centrándonos en las variantes Omicron con muchas mutaciones aminoacídicas en la proteína espiga entre los aislados de SARS-CoV-2. Para determinar el orden de las mutaciones que conducen a la formación de las variantes Omicron del SARS-CoV-2, comparamos las secuencias de 129 aislados Omicron BA.1, 141 BA.1.1 y 122 BA.2, e intentamos aclarar los procesos evolutivos de las variantes Omicron del SARS-CoV-2, incluido el orden de las mutaciones que conducen a su formación y la recombinación homóloga. Como resultado, llegamos a la conclusión de que la formación de una parte de los aislados Omicron BA.1, BA.1.1 y BA.2 no era producto de la evolución del genoma, como suele observarse en la naturaleza, como la acumulación de mutaciones y recombinaciones homólogas. Además, el estudio de 35 aislados recombinantes de las variantes BA.1 y BA.2 de Omicron confirmó que las variantes Omicron ya estaban presentes en 2020. El análisis demostró que las variantes Omicron se formaron por un mecanismo totalmente nuevo que no puede explicarse por la biología anterior, y saber cómo se formaron las variantes del SARS-CoV-2 incita a reconsiderar la pandemia de SARS-CoV-2.”
Durante las últimas semanas, las hospitalizaciones por Covid en los Estados Unidos han aumentado debido a la nueva variante EG.5.1. Y, según informes, hay una nueva variante aterradora apodada BA.X procedente de Dinamarca e Israel. Debido a la variante BA.X, “científicos” vinculados al establishment han exigido que se vuelvan a imponer normas de confinamiento en el Reino Unido.
En una sesión informativa del 16 de agosto, el Teniente General ruso Igor Kirillov, denunció que los proyectos militares estadounidenses, concentrados principalmente en agentes potenciales de armas biológicas como el ántrax, la tularemia y los coronavirus, suscitan preocupación por su alineación con pandemias posteriores, como la del COVID-19. Hay un patrón evidente, dice: los patógenos que caen dentro del área de interés del Pentágono, como el COVID-19, la influenza aviar, la peste porcina africana, posteriormente se vuelven pandémicos y las compañías farmacéuticas estadounidenses se convierten en los beneficiarios.
La EcoHealth Alliance actúa como intermediario crucial para estos esfuerzos, lo que suscita dudas sobre la naturaleza intencionada de COVID-19 y la implicación de los EE.UU.. Kirillov destacó la implicación de entidades ucranianas en estos programas estadounidenses, lo que amplifica la preocupación sobre su alcance e intenciones a mayor escala, sobre todo al considerar que EE.UU. ha comenzado a prepararse para una nueva pandemia. Por lo que no se descarta que “EE.UU. utilice las llamadas tecnologías defensivas con fines ofensivos, así como para la gobernanza mundial creando situaciones de crisis de naturaleza biológica.”
Notas a pie de página
1. Tanaka, Atsushi; Miyazawa, Takayuki: Raw data for “Unnatural evolutionary processes of SARS-CoV-2 variants and possibility of deliberate natural selection”. DOI: 10.5281/zenodo.8254894