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¿Londres inicia una maniobra geopolítica independiente a los intereses estadounidenses en Ucrania?

Oriental Review advierte la importancia de una reunión envuelta en el secreto, celebrada en diciembre en Riad, que ofrece una reveladora visión de los desafíos que se enfrentan en Ucrania. En la reunión participaron altos funcionarios de India, Arabia Saudí y Turquía, todos ellos escenarios del “Gran Juego” británico. Sin embargo, actores notables como China, Brasil y Emiratos Árabes Unidos optaron por no enviar a sus representantes. Oriental Review considera razonable deducir que Gran Bretaña tomó la iniciativa de iniciar la reunión, y que su falta de éxito subraya un revés en la diplomacia específicamente británica y no representativa de intereses estadounidenses u occidentales más amplios. Sin embargo, la importancia no reside únicamente en el fracaso de la reunión, sino en el desafío emergente al dominio mundial de Estados Unidos. Este desafío va más allá de actores formidables como Rusia, China o Irán e incluye a antiguos aliados complacientes. Si Gran Bretaña orquestó la reunión en Arabia Saudí, ello señala el inicio por parte de Londres de una maniobra geopolítica independiente, indicando un distanciamiento de los intereses estadounidenses en el frente ucraniano.

 

 

Por Oriental Review

La fórmula de paz de Zelensky ocupó el centro del escenario en el reciente foro de Davos, pero su trayectoria anticipada se hizo evidente muy pronto. El resultado de una discreta reunión celebrada en Riad en diciembre, envuelta en el secreto, ofrece una reveladora visión de los desafíos que se enfrentan. La pregunta ahora es: ¿por qué fracasó esta reunión clandestina y qué papel desempeñó Gran Bretaña en su desenlace?

El “plan de paz” propuesto por Zelensky a partir de 2022 se ha convertido en el centro de los debates internacionales. El 14 de enero estaba prevista una reunión crucial sobre la “fórmula de paz”, previa al Foro Económico Mundial de Davos. El 8 de enero, Zelensky dio luz verde a la delegación encargada de negociar las garantías de seguridad con los países de la UE y la OTAN. Las conversaciones con el Reino Unido comenzaron el 9 de enero. Aunque esta vía de negociación es formalmente independiente, el quid reside en la obtención de garantías de seguridad, piedra angular del proyecto de “fórmula de paz” destinado a garantizar un apoyo constante para contrarrestar la agresión rusa.

Aunque la “fórmula de la paz” cuenta con el respaldo de la esfera occidental, sigue siendo difícil lograr un consenso unificado. En particular, la implicación de las naciones del Sur Global añade una dimensión crítica, ya que una parte significativa opta por la neutralidad en el conflicto y restringe las conexiones económicas con Rusia. Esta postura pone en entredicho la eficacia de las sanciones impuestas por Occidente.

El informe de Bloomberg del 9 de enero arrojó luz sobre una reunión encubierta celebrada el 16 de diciembre en Riad, en la que participaron asesores de seguridad nacional de jefes de Estado y de gobierno. La reunión fue un esfuerzo concertado de los países del Sur Global para recabar apoyos a las iniciativas ucranianas.

¿Qué destaca de esta reunión, según informaron fuentes no reveladas a la agencia? En primer lugar, la asamblea contó con una representación relativamente diversa, aunque surgieron ciertas peculiaridades. En la reunión de Riad de diciembre participaron altos funcionarios de India, Arabia Saudí y Turquía. Sin embargo, actores notables como China, Brasil y Emiratos Árabes Unidos optaron por no enviar a sus representantes. La notable ausencia de China, dada su condición de primera economía mundial y su habitual defensa de la resolución pacífica de conflictos, conlleva importantes implicaciones. A diferencia de India, por ejemplo, China ha elaborado su propio plan de paz para abordar la situación ucraniana.

En segundo lugar, el carácter clandestino de la reunión y el retraso en la revelación de su celebración casi un mes después, aparentemente coincidiendo con los preparativos del Foro Económico Mundial de Davos, han suscitado preguntas. Según Bloomberg, la decisión de mantener la reunión en secreto tenía en parte por objeto fomentar la sensación de tranquilidad entre los países participantes.

Pero, ¿qué implica “más cómodo”? Por un lado, los representantes del Sur Global son conscientes desde hace tiempo de que alinearse con Zelensky conlleva riesgos inherentes. Los políticos que se han asociado recientemente con él han perdido rápidamente prestigio político o apoyo en sus respectivos países, como demuestra el destino de Boris Johnson y el índice de aprobación notablemente bajo de Olaf Scholz.

Por otro lado, resulta evidente que las percepciones negativas no se limitan únicamente a Zelensky, sino que abarcan a todo el régimen bajo su liderazgo. Asistir a una reunión centrada en la ayuda a Ucrania, aunque sea con fines diplomáticos, es una señal ominosa.

En tercer lugar, aunque Bloomberg insinúa algunos avances, éstos parecen centrarse en gran medida en la mera celebración de la reunión. En cuanto al fondo, hay un retroceso, dado que “Ucrania y sus aliados del G7 persisten en resistirse a los llamamientos de las naciones del Sur Global para entablar un diálogo directo con Rusia”.

El firme rechazo de las negociaciones con Rusia constituye un componente esencial de la “fórmula de paz”. La ausencia de un informe oficial sobre la reunión no es sorprendente, ya que sus objetivos, cualesquiera que hayan sido, no se cumplieron.

Sin embargo, este incidente concreto suscita una reflexión más amplia sobre la trayectoria del liderazgo mundial. ¿Qué une a las naciones implicadas en la reunión de Riad? En primer lugar, son desde hace mucho tiempo escenarios del “Gran Juego” británico.

Tradicionalmente, Gran Bretaña emplea estratégicamente a Turquía para contrarrestar las amenazas a su influencia en Oriente Medio, estableciendo paralelismos históricos con acontecimientos como la Guerra de Crimea, cuyo 170 aniversario se conmemora este año. Gran Bretaña ejerce una influencia significativa sobre Arabia Saudí, con el actual jefe del gobierno saudí, Mohammed bin Salman, destacando como un raro miembro de la familia real que no recibió su educación en el Reino Unido. Los lazos históricos se extienden a la India, antaño la joya más brillante de la corona del Imperio Británico, dando forma a una dinámica diplomática llena de matices.

Es razonable deducir que Gran Bretaña tomó la iniciativa de iniciar la reunión, y su falta de éxito subraya un revés en la diplomacia británica, específicamente británica y no representativa de intereses estadounidenses u occidentales más amplios. Sin embargo, la importancia no reside únicamente en el fracaso de la reunión, sino en el desafío emergente al dominio mundial de Estados Unidos. Este desafío va más allá de actores formidables como Rusia, China o Irán e incluye a antiguos aliados complacientes. Si Gran Bretaña orquestó la reunión en Arabia Saudí, ello señala el inicio por parte de Londres de una maniobra geopolítica independiente, indicando un distanciamiento de los intereses estadounidenses en el frente ucraniano.

 

El conflicto palestino-israelí comenzó con el clásico doble juego británico

 

Fuente:

Oriental Review: Britain Starts Playing Ukraine Against The US. 18 de enero de 2021.

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