Aunque los líderes financieros mundiales actúan con calma para evitar el pánico, la realidad es que el mundo se dirige hacia una crisis global de varios años. El Fondo Monetario Internacional (FMI) niega la inminente crisis financiera mundial a pesar del aumento rápido de los precios de la energía y la creciente deuda global, así como la escalada de tensiones geopolíticas alrededor del mundo.
El sistema financiero translatlántico está en su momento más débil, y es su debilidad lo que está conduciendo al tremendo peligro que estamos viendo en Ucrania, en el Oriente Medio y demás.
En ese marco, destaca la creciente fragmentación geoeconómica, con muchos países optando por los mecanismos de coordinación financiera existentes en Asia y el BRICS y políticas económicas más nacionales y proteccionistas en lugar de depender de la economía global. Los países asiáticos están liderando este cambio, con un aumento significativo en el comercio intraasiático y una mayor inversión directa proveniente de Asia, lo que sugiere un cambio hacia una economía más centrada en los mercados locales y menos en Occidente.
Cómo proteger a la economía del BRICS del cáncer especulativo del sistema basado en el dólar