Oriental Review se dio a la tarea de reseñar un informe analítico publicado por el famoso centro de pensamiento vinculado al Pentágono y al gobierno estadounidense, RAND Corporation, titulado “Planificación para el Después: Explorando Opciones Estratégicas de EE.UU. hacia Rusia Después del Conflicto en Ucrania” (“Planning for the Aftermath: Exploring U.S. Strategy Options Towards Russia Post-Ukraine Conflict”), en el que se examinan cuatro escenarios de postguerra en Ucrania sesgados hacia los intereses estadounidenses y por lo tanto vulnerables ante acontecimientos imprevistos debidos a los objetivos de Rusia y otros actores. Cabe decir que el guión para la guerra de Ucrania fue redactado tres años antes por la propia RAND Corporation.
Por Mente Alternativa
Escenario de “inestabilidad omnipresente”
En el escenario de “inestabilidad omnipresente”, concebido como una década turbulenta después de la guerra, los elementos clave incluyen las continuas tensiones en Ucrania, el aumento de los conflictos entre Rusia y la OTAN en Europa y las rivalidades estratégicas entre Estados Unidos, Rusia y China. La situación en Ucrania sigue siendo precaria, con ambas partes violando el alto el fuego y preparándose para nuevos conflictos. Las relaciones políticas entre la OTAN y Rusia se han deteriorado, mientras que la política estadounidense contribuye a una escalada de la carrera armamentística nuclear. Este escenario también pone de relieve la activa industria de defensa en Rusia, el apoyo chino a Rusia y la fortaleza de la OTAN, aunque algunos miembros consideran a EE.UU. una fuente de tensión. La falta de acuerdos de control de armamentos exacerba las tensiones, y una mayor ayuda a Ucrania aumenta el riesgo de ataques preventivos por parte de Rusia y socava la democracia [sic]. Además, el aumento de la cooperación estadounidense en materia de seguridad con Estados que no pertenecen a la antigua URSS intensifica la competencia con Rusia en la región.
Escenario “Inestabilidad localizada”
En el escenario “Inestabilidad localizada”, aunque la situación global parece más favorable, el riesgo de reanudación del conflicto en Ucrania sigue siendo alto, ya que tanto Ucrania como Rusia carecen de compromiso con un alto el fuego. A pesar de las tensiones existentes, las tensiones políticas y militares entre la OTAN y Rusia son menores que en otros escenarios. La dinámica nuclear con Rusia y China es relativamente estable, y la menor fragmentación de la economía mundial tiene un menor impacto en Estados Unidos. Washington adopta un enfoque menos duro hacia Rusia, con el objetivo de estabilizar las relaciones y desplazar la atención hacia el Indo-Pacífico. Al percibir una menor amenaza por parte de Occidente, Rusia disminuye sus inversiones en armamento estratégico y se centra en prepararse para un posible conflicto en Ucrania. Algunos aliados de EE.UU. en la OTAN, especialmente Alemania, están a favor de este escenario, que requeriría menos recursos estadounidenses en Europa, lo que permitiría centrarse más en el Indo-Pacífico. Washington aboga por acuerdos bilaterales de control de armamentos, duda sobre una mayor integración de Ucrania en la OTAN y se muestra cauto a la hora de implicarse en enfrentamientos con países no pertenecientes a la OTAN en la región postsoviética. A pesar del continuo apoyo estadounidense a Kiev, persiste la preocupación por la militarización de Ucrania, la erosión de la democracia y la estabilidad económica.
Escenario de “Guerra Fría 2.0”
En el escenario de “Guerra Fría 2.0”, surgen tensiones que recuerdan a la época de la Guerra Fría, con Ucrania experimentando una reducción de las tensiones a lo largo de la línea de contacto a medida que su economía se recupera y las instituciones democráticas se fortalecen. Una Rusia debilitada, que se siente amenazada por el poder asertivo de Estados Unidos en Europa, recurre cada vez más a las señales nucleares y a las tácticas de la zona gris para proteger sus intereses. Mientras tanto, Estados Unidos está inmerso en una carrera armamentística nuclear tanto con Rusia como con China. Mientras Occidente busca un resultado favorable, Estados Unidos aplica una política de mano dura y considera la posibilidad de atacar a Rusia mientras se percibe que está en declive, a pesar de que los indicadores sugieren lo contrario. Este escenario aumenta el riesgo de conflicto nuclear y las tensiones políticas, ya que Estados Unidos apoya a Ucrania y atrae a otros Estados postsoviéticos a su esfera de influencia, lo que lleva a Rusia a contrarrestar la influencia estadounidense en la región. Aunque el riesgo de un nuevo conflicto en Ucrania disminuye debido a la moderación de ambas partes, persiste la preocupación por posibles ataques preventivos de Rusia en respuesta a las políticas estadounidenses.
Escenario de “Mundo Frío”
En el escenario “Mundo Frío”, una mayor estabilidad define el futuro en comparación con otras opciones. Las tensiones nucleares entre EE.UU., Rusia y China son menores, mientras que las relaciones entre la OTAN y Rusia son tensas pero con una probabilidad reducida de confrontación directa. El alto el fuego en Ucrania se mantiene, y Ucrania se integra en la UE, reforzando la democracia y creando mecanismos para contener a Rusia. Estados Unidos adopta una postura menos agresiva, lo que conduce a una desescalada y a un menor riesgo de conflicto con la OTAN y Rusia. Como resultado, hay menos fragmentación económica mundial, y las economías europeas se fortalecen. Ucrania se centra en el desarrollo económico y la integración en la UE, con avances en cuestiones más limitadas a pesar de la ausencia de un acuerdo de paz. En conjunto, este escenario presenta unas perspectivas más positivas para la estabilidad y el crecimiento económico.
Los cuatro escenarios están sesgados hacia los intereses estadounidenses y no tienen en cuenta el alcance total de los objetivos de Rusia en Ucrania, advierte Oriental Review. Esto deja a Estados Unidos vulnerable ante acontecimientos imprevistos o factores pasados por alto que podrían poner en entredicho sus estrategias. Dada la postura de Rusia respecto a Ucrania, es probable que se produzcan acontecimientos inesperados, lo que subraya la necesidad de flexibilidad y adaptación en los procesos de elaboración de políticas estadounidenses para sortear con eficacia las incertidumbres futuras.
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