El estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania parece haber dado a la CIA el pretexto para lanzar una insurgencia planeada desde hace tiempo en el país, una insurgencia preparada para extenderse mucho más allá de las fronteras de Ucrania con importantes implicaciones para la “Guerra contra el Terrorismo Doméstico” de Biden, advierte la periodista de investigación Whitney Webb en un artículo para The Last American Vagabond.
Durante la actual guerra delegada de la OTAN contra Rusia en Ucrania, ha salido a la luz que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos apoya y arma activamente a una insurgencia en Ucrania, inspirándose en anteriores insurgencias respaldadas por la CIA en Afganistán y Siria.
Por ello, existe una creciente preocupación de que la CIA conciba esta insurgencia como algo más que un simple medio para extender su guerra híbrida contra Rusia, pues todo esto coincide con la profecía de que una “red transnacional de supremacía blanca” conectada al conflicto de Ucrania será la próxima catástrofe global después de Covid-19.
Esta red, supuestamente con vínculos con la región ucraniana de Donbas, podría servir como pretexto para activar la infraestructura del gobierno estadounidense establecida bajo el presidente Biden para una “Guerra contra el terrorismo interno”. Esta insurgencia en Ucrania respaldada por la CIA, que se remonta al menos a 2015 y que involucra a grupos con vínculos neonazis, parece estar desarrollándose como un nuevo capítulo en la aparentemente interminable “Guerra contra el Terrorismo”, planteando preguntas inquietantes sobre las motivaciones y consecuencias de estas acciones.
La situación ha establecido paralelismos con anteriores insurgencias apoyadas por la CIA en Afganistán y Siria, que resultaron en conflictos duraderos, víctimas e inestabilidad. Es importante señalar que la participación de la CIA en el entrenamiento de agentes de inteligencia y fuerzas de operaciones especiales de Ucrania ha estado en curso desde 2015, con el apoyo de múltiples administraciones estadounidenses.
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Esto plantea la cuestión de si el gobierno de Estados Unidos, incluida la CIA, provocó intencionalmente a Rusia al cruzar sus “líneas rojas” relacionadas con la invasión de la OTAN en Ucrania y las ambiciones nucleares de Ucrania, potencialmente para iniciar la insurgencia para la que se habían estado preparando. Las viejas advertencias de la CIA sobre una inminente invasión rusa de Ucrania podrían haber sido parte de esta estrategia.
Whitney Webb también analiza la narrativa de una amenaza de “supremacismo blanco global”, que se vincula cada vez más a la oposición a las medidas de Covid-19 y se utiliza como base para reprimir la disidencia. El reciente conflicto en Ucrania, con la participación de grupos como el Batallón Azov, presenta una oportunidad para alejar la narrativa de estos elementos de extrema derecha y acercarla a una asociación más amplia con Putin, el Partido Republicano de Estados Unidos y el supremacismo blanco. Esta narrativa podría justificar campañas de censura en línea, incluidas las plataformas de redes sociales, que se consideran cruciales para el supuesto éxito de esta “red transnacional de supremacía blanca”.
En resumen, el artículo sugiere que las acciones de la CIA en Ucrania podrían ser parte de una estrategia más amplia para crear una nueva amenaza global relacionada con el supremacismo blanco, preparando el escenario para una “Guerra contra el terrorismo interno” en América del Norte y Europa, así como en la continuación de las guerras delegadas en varias regiones.
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