Por José Luis Preciado
En los pasillos del gobierno entrante de Donald Trump, un controvertido tema toma protagonismo: ¿hasta qué punto debería Estados Unidos “invadir” México para combatir a los cárteles de la droga? Esta propuesta, que podría parecer inverosímil hace unos años, ahora cuenta con el respaldo de figuras clave del Partido Republicano y del círculo cercano al presidente electo, según fuentes citadas por la revista Rolling Stone. Sin embargo, esta narrativa simplifica un problema que tiene raíces más profundas, vinculadas al sistema financiero internacional.
El Narcotráfico: Una Red Global Financiada por las élites corporativas
Mientras que el discurso oficial culpa a los cárteles mexicanos de inundar Estados Unidos con drogas como el fentanilo, analistas críticos argumentan que el verdadero motor del narcotráfico reside en Wall Street y la City de Londres. Según investigaciones históricas como las plasmadas en Dope, Inc. de Lyndon LaRouche, el comercio internacional de drogas es sostenido por estructuras bancarias extraterritoriales que lavan miles de millones de dólares anuales. Estas finanzas ilícitas, irónicamente, son las que mantienen a flote al tambaleante sistema económico transatlántico.
¿Invasión Militar o Guerra Geopolítica?
La retórica de Trump incluye desde ataques quirúrgicos con drones hasta la designación de los cárteles como organizaciones terroristas, lo que justificaría una intervención militar directa. Figuras como Marco Rubio, Pete Hegseth y Lindsey Graham han respaldado estos planes bajo la premisa de garantizar la seguridad nacional. Sin embargo, esta postura encierra riesgos geopolíticos considerables:
- Relaciones Bilaterales: Una invasión militar dañaría gravemente la relación entre Estados Unidos y México, generando un clima de hostilidad regional.
- Efectos Limitados: Las intervenciones armadas no abordan las causas estructurales del narcotráfico, como la demanda interna de drogas y el lavado de dinero.
- Distracción Estratégica: Centrar el esfuerzo en México desvía la atención de los verdaderos actores globales que lucran con este comercio ilícito.
El Rol de las Élites Ocultistas y el Rediseño Mundial
Como expliqué en mi artículo “La naturaleza perdurable del conflicto por la hegemonía mundial: Perspectivas del historiador Andrei Fursov”, los historiadores revisionistas han estudiado cómo a lo largo de toda la Historia las élites occidentales han utilizado estrategias de desestabilización para redibujar el mapa geopolítico global:
“Este modelo de guerra prolongada por la hegemonía mundial (en varias rondas o ‘rounds’) a través de conflictos ‘controlados’ focalizados en regiones con alto valor estratégico a lo largo de coyunturas de mediana duración (1), también es compatible con el rediseño del mundo que están llevando a cabo las élites para introducir un nuevo orden multipolar configurado a través de regionalismos económicos anclados a Estados-civilización, que no son otra cosa que formaciones imperiales.”
Desde esta perspectiva, la guerra contra el narcotráfico podría interpretarse como un pretexto para mantener un modelo de conflicto prolongado que facilite la reorganización económica y política del mundo en un nuevo esquema multipolar mientras las élites del viejo orden (que ahora tendrán que jugar al multipolarismo para no quedar fuera del reparto de las cartas de la Historia en el Gran Juego) se aseguran el acceso a los recursos del territorio mexicano. Este enfoque favorecería el ascenso de Estados-civilización y nuevas estructuras imperiales, mientras las potencias tradicionales reconfiguran su hegemonía. Al mismo tiempo, esta reestructuración global se presenta como una amenaza existencial para las élites ocultistas occidentales, cuyo mayor desafío proviene de China y la integración euroasiática, consideradas como posibles amenazas a su dominio, que hasta ahora había sido unipolar.
En marzo de 2023, Mente Alternativa escribió:
“En un informe del 12 de enero, titulado “El papel estratégico de América Latina en un conflicto global por Taiwán”, el investigador de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, Evan Ellis, propuso que Estados Unidos tiene que asegurarse los recursos de Iberoamérica y el Caribe para su uso exclusivo en una próxima guerra de Estados Unidos con China. El 20 de julio del 2022, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson, describió esa política de acaparamiento de recursos del ejército estadounidense para la región exactamente en los mismos términos, en la conferencia que dio en el Foro del Instituto Aspen. En febrero de 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para nacionalizar este mineral estratégico en un acto en la localidad de Bacadéhuachi, donde se encuentra la mayor reserva del metal en el territorio.”
Lavrov: Occidente ‘bombea’ recursos de África, Asia y América Latina para mantener su dominio
¿Qué Camino Elegir?
Si sus intenciones fueran genuinamente limpias, en lugar de optar por acciones militares en México, los actores globales deberían sugerir priorizar políticas que ataquen las estructuras financieras internacionales que sustentan el narcotráfico. Esto implicaría una colaboración global para reformar sistemas bancarios, desmantelar paraísos fiscales y reducir la demanda interna de drogas.
El verdadero desafío no radica en invadir México, sino en desmontar las redes financieras que operan desde las principales capitales del poder económico mundial. Sin esta perspectiva integral, cualquier acción militar será tan solo un paliativo costoso, trágico e ineficaz como los de Irak, Siria, Afganistán, Ucrania, Palestina etc.
Notas a pie de página
1. Las coyunturas de la historia (a las que el historiador Fernand Braudel se refería como temporalidad de “mediana duración”), son situaciones de transición, como las intermedias, que duran varios años, lustros e incluso décadas (1), y que se verifican cuando un viejo orden se derrumba y el nuevo aún no ha tomado forma. La concepcion braudeliana del tiempo podría resumirse como de corta, de mediana y de larga duración. En la primera, el historiador Fernand Braudel coloca los sucesos que se inscriben en lo événementiel o lo acontecido, del que dan cuenta cotidianamente los periodistas. En cuanto al tiempo de mediana duración, Braudel coloca a las “coyunturas” económicas, políticas, sociales, culturales, etcétera, que se extienden por varios años, lustros e incluso décadas, y en donde se dibujan las diferentes “generaciones” humanas. Por último, en las estructuras de larga duración histórica, se recorren siglos pendular y lentamente, los cuales “corresponden a esas realidades persistentes dentro de la historia que hacen sentir efectivamente su presencia en el decurso de los procesos humanos, y que al establecer los límites de lo posible y lo imposible se constituyen como verdaderos protagonistas determinantes del devenir especifico de las sociedades”. — Carlos Antonio Aguirre Rojas, Montesinos, 1996.