Por José Luis Preciado
En un video filmado el 5 de febrero de 2024 durante una matiné sobre “El futuro de Europa” (1), organizada por la Orden de San Jorge, el Movimiento Paneuropeo de Austria, la Orden Caballeresca del Vino Europeo y las Corporaciones de Estudiantes Católicos Austriacos, el político, diputado austriaco y Archiduque Carlos de Austria o Carlos de Habsburgo-Lorena (Karl von Habsburg-Lothringen), nieto del último emperador de Austria-Hungría y jefe de la Casa de Habsburgo, pidió la destrucción de la Federación Rusa, calificándola como el objetivo principal de la política exterior europea.
En el video, el archiduque muestra un mapa de lo que, según él, representa un imperio colonial ruso que supone una amenaza para Europa. Sin embargo, al analizar la historia de la dinastía de los Habsburgo, lo más llamativo es su estrecha relación con el modelo imperial veneciano. Como he mencionado en artículos anteriores, este modelo fue establecido por la aristocracia hace casi un milenio a través de una serie de “cruzadas” que emplearon hordas de mercenarios cristianos bajo el control de órdenes militares ocultistas, como los Caballeros Templarios y la Orden de Malta.
No es casualidad que, en la actualidad, el imperio marítimo anglo-veneciano moderno, que promueve la destrucción de Rusia y el sabotaje de la integración euroasiática, utilice al régimen neonazi de Ucrania. Este régimen, armado, entrenado y financiado por los poderes de Londres, Washington y la OTAN, sirve como herramienta para amenazar a Rusia. Del mismo modo, este mismo imperio emplea a agentes sionistas, también respaldados por estas potencias, con el objetivo de restablecer el Templo de Jerusalén y avanzar en el proyecto del Gran Israel. En esencia, estas acciones no son más que una prolongación de las cruzadas medievales.
Los Habsburgo ayer y hoy
En un cautivador artículo publicado por la revista Executive Intelligence Review (2), el destacado colaborador y economista estadounidense David P. Goldman relata una visita al palacio de la dinastía Thurn und Taxis en Ratisbona, Baviera, en abril de 1982, durante la cual mantuvo una extensa conversación con el Príncipe Heredero Johannes, quien le reveló valiosa información criptopolítica sobre la dinastía de los Habsburgo.
En las dos primeras partes de su artículo, Goldman identifica la clave del poder de la dinastía y describe lo que se dice que es la mayor fortuna privada del mundo:
“no en la riqueza como tal, sino en su papel durante siglos como «agentes principales de la inteligencia exterior de la República de Venecia», de la que adoptaron la práctica de no atarse nunca a posiciones territoriales o financieras fijas, y de «enfrentarse todos contra todos, emergiendo siempre por encima de los escombros».”
Más adelante, Goldman relata la historia del sistema de influencia de los Habsburgo en la política mundial desde el siglo XIII, según su informante:
“Esta familia, que en su día fue la más poderosa de Europa y quizá ahora lo sea aún más, no tiene hogar y nunca enterrará a sus muertos en un solo lugar. Desde su lugar de origen en Bérgamo, en el norte de Italia, la familia fue prácticamente expulsada tras la caída de los emperadores Hohenstaufen, a cuyo lado luchó durante el siglo XIII. Emigró a Bruselas, donde, en el siglo XV, prestaba importantes servicios de mensajería a la Serenísima República de Venecia. Cuando los venecianos, a través de la casa bancaria Fugger, compraron la corona imperial para el incipiente Carlos V, la familia se expandió a Bohemia, estableciendo la línea que hoy representa el conde Max von Thurn und Taxis. Su posición de liderazgo en el Imperio Habsburgo, que prácticamente controlaba cuando los Habsburgo del siglo XVII se convirtieron en imbéciles endogámicos, le valió el estatus de príncipes imperiales, y el control de los servicios postales llevó a la familia a Fráncfort, lugar de coronación de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Un palacio construido por la familia en la década de 1730 en Fráncfort nunca fue realmente ocupado, pues el emperador Carlos VII nombró al príncipe de Thurn und Taxis su representante en el Congreso Imperial de Ratisbona en 1748. La fortuna de las guerras napoleónicas aseguró la posición de la familia en Ratisbona con la adquisición de la abadía de San Esmeralda, desde donde mantuvo el servicio postal para la mayor parte de Alemania hasta que Prusia lo cerró justo antes de la unificación alemana, y mantuvo su propio regimiento de soldados hasta después de la Primera Guerra Mundial. Pero el principio veneciano -poder sobre las ideas, poder sobre la riqueza, pero nunca dependencia de un territorio concreto- prevaleció hasta el punto de que la familia no consideró su sede de Ratisbona lo suficientemente permanente como para depositar sus muertos en la tierra inmutable.”
En su relato, Goldman explica cómo a pesar de haber perdido su imperio, los Habsburgo aún conservan algunas reivindicaciones sobre tronos antiguos, como el de Bohemia, Hungría, Lituania, Galitzia-Volinia y Jerusalén. La historia muestra que, aunque los tronos desaparezcan, las pretensiones pueden mantenerse y los cambios políticos siempre son posibles. Es así que el actual líder de la Casa Habsburgo-Lorena, con un amplio legado histórico y otros elementos no mencionados, como el proyecto “Ucrania”, ha argumentado sobre la “descolonización de Rusia”, cuestionando el futuro de esta nación.
El artículo también menciona una interesante respuesta de Johannes, el 11º príncipe de Thurn y Taxis, sobre cómo los Habsburgo planean sobrevivir en caso de una Tercera Guerra Mundial. Según él, su estrategia sería expandirse geográficamente lo suficiente para que los activos familiares puedan resistir incluso un ataque nuclear en Estados Unidos.
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La aristocracia austríaca y su cruzada moderna por Pan-Europa
El Movimiento Paneuropeo, como se ha mencionado, cuenta actualmente con el respaldo del archiduque Carlos de Austria. Sin embargo, su presidente fundador y considerado el padre espiritual de la Unión Europea, establecida en noviembre de 1993, fue el conde Richard von Coudenhove-Kalergi (1894-1972). Este político y filósofo austro-japonés, nacido en una familia de origen noble y educado por jesuitas, asimiló desde joven los ideales tradicionales de la monarquía austriaca y la política europea de su época.
En su libro “El imperio en el que nunca se puso el Sol Negro”, la historiadora Cynthia Chung (3) relata la cruzada moderna por Pan-Europa liderada por el conde Richard von Coudenhove-Kalergi.
Uno de los momentos clave en la visión de Kalergi fue su comprensión del papel que jugarían las uniones regionales en el orden global. Proponía la creación de una Liga de Naciones compuesta por varias unidades regionales autónomas, como la Commonwealth británica, la Unión Panamericana, la Unión Soviética, una Unión Paneuropea, China y Japón. Sin embargo, tanto África como el mundo árabe no fueron incluidos en su visión de autonomía, lo que revela una perspectiva eurocentrista en sus ideas sobre la gobernanza global.
Kalergi también fue crítico con el sistema democrático, al que consideraba demasiado débil para enfrentar los desafíos de la creación de una Europa unida. En cambio, veía el fascismo como un modelo organizativo más fuerte para lograr sus objetivos paneuropeos. Esta postura no era necesariamente una crítica al fascismo, sino una evaluación práctica de lo que él creía que sería más efectivo en su “cruzada” por una Europa unificada.
Richard von Coudenhove-Kalergi mantuvo nexos con figuras relacionadas al nazismo. Aunque afirma nunca haberse reunido con Hitler ni con líderes destacados del partido nazi, admite haber conocido a “ex-nazis” como Hermann Rauschning y Otto Strasser, este último creador del Frente Negro, una facción nacionalsocialista opuesta a Hitler pero alineada con principios nazis. Kalergi minimiza el papel de Strasser en el nazismo, lo que genera dudas sobre la veracidad de su relato.
Kalergi también elogia a Karl Haushofer, un influyente académico y aliado cercano de Rudolf Hess, cuya relación con Hitler y el nazismo fue significativa. Haushofer, admirador de Japón y defensor de una alianza germano-japonesa, asistió a eventos paneuropeos organizados por Kalergi, y este último parece sugerir que sus ideas pudieron haber influido en el pensamiento de Hitler sobre una federación europea bajo hegemonía alemana. Estos vínculos, aunque indirectos, evidencian una relación ambigua y potencialmente problemática entre Kalergi y figuras clave del nacionalsocialismo.
A lo largo de su vida, Kalergi formó alianzas con diversas figuras políticas de Europa y América, desde fascistas hasta liberales, para promover su visión de una Europa unida. En Gran Bretaña, fue apoyado por figuras influyentes como Henry Wickham Steed, editor jefe de The Times, y LS Amery, Secretario de Estado para los Dominios y las Colonias, ambos miembros del Movimiento de la Mesa Redonda, un grupo que jugó un papel clave en la configuración del orden mundial después de la Primera Guerra Mundial.
Kalergi también contó con el apoyo financiero y logístico de personalidades como Max Warburg, un banquero alemán de origen judío que fue uno de los primeros en apoyar la causa paneuropea. Gracias a estos apoyos, Kalergi pudo realizar giras por Estados Unidos, donde intentó ganar el apoyo de políticos y líderes de opinión para su causa, aunque encontró una división entre los aislacionistas y los internacionalistas, ambos grupos favorables a la idea de una Europa unida, pero por razones distintas.
Tras el discurso del Telón de Acero de Churchill en 1946, que marcó el inicio de la Guerra Fría, se intensificó el apoyo a la idea de una Europa unida como barrera contra Rusia. Kalergi destacó el cambio radical en Estados Unidos, donde el temor al avance soviético transformó a antiguos simpatizantes de la URSS en opositores acérrimos. Ante este panorama, la idea de una federación europea fue vista como un medio crucial para contener la expansión soviética, encontrando un respaldo significativo en la mentalidad estratégica estadounidense.
En resumen, la visión de Kalergi de una Europa unida fue una “cruzada” moderna que buscaba consolidar un continente bajo una estructura política marcada por una preferencia por modelos autoritarios, lo que plantea interrogantes sobre las implicaciones democráticas y éticas de su propuesta, que hoy dejan mucho que desear al ver cómo funciona la Unión Europea y las ideas promovidas por el Archiduque Carlos de Austria.
Sobre el autor
José Luis Preciado es antropólogo, historiador y columnista en el portal de análisis geoestratégico Mente Alternativa.
Notas a pie de página
1. Paneuropabewegung Österreich: Assuming Responsibility with Courage, Karl von Habsburg, January 11, 2024, English. Vídeo publicado el 5 de febrero de 2024.
2. David Goldman: In the crypt of the heirs to the Hapsburg Empire; EIR Volume 9, Number 24, June 22, 1982.
3. Cynthia Chung: The Empire on which the Black Sun Never Set: The Birth of International Fascism and Anglo-American Foreign Policy. 2022.
