Por José Luis Preciado
En un movimiento significativo que podría redefinir el control de las rutas comerciales globales, BlackRock, el gigante estadounidense de gestión de activos, ha adquirido una participación mayoritaria en los puertos de Balboa y Cristóbal, situados en las entradas del Canal de Panamá. Esta transacción, valorada en $22.800 millones, se realizó mediante la compra de una participación del 80% en Hutchison Ports Holdings, una subsidiaria de CK Hutchison Holdings, conglomerado con sede en Hong Kong.
Esta adquisición otorga a BlackRock el control de 43 puertos en 23 países, incluyendo instalaciones clave en el Canal de Panamá.
La operación se enmarca en una estrategia más amplia de Estados Unidos para contrarrestar la influencia china en infraestructuras críticas a nivel mundial. El presidente Donald Trump ha expresado su intención de “reclamar el Canal de Panamá”, destacando la importancia de esta vía para el comercio internacional y la seguridad nacional.
La presencia de CK Hutchison en los puertos de Balboa y Cristóbal había sido motivo de preocupación para Estados Unidos, debido a los vínculos de la empresa con China y su potencial influencia en una ruta marítima de vital importancia. La reciente decisión de Panamá de retirarse de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, tras conversaciones con funcionarios estadounidenses, subraya la creciente atención sobre la influencia de China en la región.
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La adquisición por parte de BlackRock representa su mayor inversión en infraestructura hasta la fecha, reflejando una estrategia para expandir su presencia en activos físicos de importancia estratégica.
Esta medida también podría aliviar las preocupaciones sobre el control chino de rutas comerciales críticas, reforzando la influencia estadounidense en el comercio global.
Sin embargo, la transacción también plantea interrogantes sobre la concentración de poder en manos de grandes corporaciones financieras y su capacidad para influir en políticas nacionales. La creciente presencia de BlackRock en infraestructuras críticas podría otorgarle una influencia significativa en decisiones económicas y políticas a nivel global.
La adquisición de los puertos del Canal de Panamá por parte de BlackRock marca un hito en la reconfiguración del control de las rutas comerciales internacionales. Mientras Estados Unidos busca contrarrestar la influencia china en infraestructuras clave, la concentración de poder en entidades privadas como BlackRock plantea nuevos desafíos y consideraciones para la soberanía y la gobernanza global.
Trump, por razones obvias, no mencionó que Black Rock es el que se está quedando con el Canal, y la razón es que Black Rock es un fondo buitre depredador que en conjunto con State Street y Vanguard, tres de los cuatro gigantes de Wall Street, se está quedando con la mayor parte del mundo.
Por otro lado, BlackRock se ha convertido en el mayor tenedor de Bitcoin, mientras se debate la posibilidad de sustituir la soberanía del crédito nacional por el control de los grandes carteles corporativos, advierte el analista Harley Schlanger en un informe reciente publicado por The LaRouche Organization (1).
La compañía podría reestructurar la deuda de los países, apropiándose de activos nacionales a cambio de dinero sin respaldo real. Esto no es una medida de libre mercado, sino un mecanismo que convertiría a EE.UU. en el mayor deudor global, con su destino en manos de fondos buitres como el de Larry Fink.
Ya sea bajo un modelo unipolar o bajo uno multipolar, Vanguard y BlackRock tienen el monopolio de todas las industrias del mundo y ellas, a su vez, son propiedad de las familias más ricas del mundo, algunas de las cuales son de la realeza (old money) y han sido muy acaudaladas y han dirigido el poder en la sombra desde mucho tiempo antes de la Revolución Industrial, en la Venecia “medieval” que paradójicamente fue la cuna del protoglobalismo.
Según un informe de 2024 publicado por el centro de pensamiento New Strategic Concept (NSC), los Mellon —junto con otros clanes como los Rockefeller, Rothschild y du Pont— son algunas de las familias visibles que son propietarios de los fondos de inversión BlackRock y The Vanguard Group en régimen de propiedad circular.
En este esquema, los carteles financieros dictarían políticas nacionales e influirían en el Congreso de los Estados Unidos, perpetuando el actual desorden que impera en el país.
Notas a pie de página
1. Harley Schlanger, en The LaRouche Orgnization: Cooperation, or War: Between Two Paradigms. 6 de marzo de 2025.
2. New Strategic Concept: Clans of Ukraine: Analyzing Links Between Key Groups of the Ukrainian Oligarchy and European and U.S. Families and Institutions. Enero de 2024.
