Caitlin Johnstone describe al movimiento QAnon como un culto que se presenta a sí mismo como un movimiento emocionante donde el pequeño héroe finalmente se revela y se deshace de las cadenas opresivas de las fuerzas tiránicas que nos han estado explotando y oprimiendo, pero en realidad todo lo que QAnon hace es decirle a un sector descontento de la población que se relaje y “confíe en el plan”, y que ponga toda su fe en el líder del gobierno de los Estados Unidos. Y eso es exactamente lo que vuelve a QAnon tan singularmente tóxico, advierte Johnstone. Pues no sólo hace que las personas crean cosas falsas que los confunden y los alienan, sino que el culto en sí es una engañosa falsificación casi paródica de lo que debería ser un impulso revolucionario saludable. Pero Caitlin Johnstone no se limita a la crítica, sino que también explica cómo navegar hábilmente a través de un mundo cada vez más saturado de desinformación y propaganda sembrada por las propias élites para confundir y manipular los impulsos saludables de los seres humanos.
por Caitlin Johnstone
El 19 de agosto, el presidente de los Estados Unidos pasó del respaldo tácito y de evadir las preguntas sobre el psicópata tóxico QAnon a respaldarlo y apoyarlo directamente, diciendo a los reporteros “No sé mucho sobre el movimiento, aparte de que entiendo que les gusto mucho, lo cual aprecio”, y diciendo que sólo son personas que aman a su país y no les gusta ver lo que está sucediendo en lugares como Portland, Chicago y la ciudad de Nueva York.
Al preguntársele sobre la teoría impulsora de QAnon de que Trump está librando una guerra encubierta contra un satánico estado pedofílico come-bebés, Trump respaldó la idea pero la replanteó diciendo que está liderando una lucha contra “una filosofía radical de izquierda”.
“Si puedo ayudar a salvar al mundo de los problemas, estoy dispuesto a hacerlo. Estoy dispuesto a salir a la luz”, dijo Trump en respuesta a la pregunta. “Y lo estamos haciendo. Estamos salvando al mundo de una filosofía radical de izquierda que destruirá este país, y después el resto del mundo.”
Por supuesto que Trump no afirmó estar luchando contra ningún pedófilo satánico, porque no está haciendo nada de eso. Tampoco está luchando contra el Estado Profundo; a pesar de todo el virulento giro narrativo ha sido un presidente republicano bastante convencional en términos de política y comportamiento en todas las formas depravadas y repugnantes habituales, y no ha hecho nada notable para oponerse al establishment no elegido conocido como el Estado Profundo. Ha estado brutalizando a los manifestantes en lugares como Portland y atacando el socialismo en lugares como Venezuela y Bolivia, así que puede admitirlo con toda seguridad.
Sin embargo, la naturaleza poco sincera del apoyo de Trump no ha hecho nada para disminuir la emoción y el entusiasmo de los cultistas de QAnon en línea.
Escribo contra QAnon con cierta periodicidad por la misma razón que escribo contra los medios plutocráticos: es una obvia construcción propagandística diseñada para fabricar apoyo al status quo entre gente que de otra manera no lo apoyaría.
Se presenta como un movimiento emocionante donde el pequeño héroe finalmente se revela y se deshace de las cadenas opresivas de las fuerzas tiránicas que nos han estado explotando y oprimiendo, pero en realidad todo lo que QAnon hace es decirle a un sector descontento de la población que se relaje y “confíe en el plan”, y que ponga toda su fe en el líder del gobierno de los Estados Unidos.
Y eso es exactamente lo que hace a QAnon tan singularmente tóxico. No es sólo que hace que las personas crean cosas falsas que los confunden y los alienan, sino que es una engañosa falsificación de lo que sería un impulso revolucionario saludable.
QAnon revela a la gente verdades importantes que de cualquier forma ya sabían intuitivamente en cierto nivel, como la falta de confianza en los medios de comunicación, que el gobierno estadounidense elegido oficialmente no es realmente el que toma las decisiones, y que necesitamos un gran despertar. Es decir, que utiliza esos impulsos revolucionarios vitales, auténticos y saludables, y luego los convierte en apoyo al presidente de los Estados Unidos y a las agendas del Partido Republicano.
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Entonces, cuando algún analista o periodista realmente independiente critica que Trump orqueste la extradición de Julian Assange o que haya planificado y ordenado el asesinato del General Soleimani en Irán, los fanáticos del culto de QAnon saltan en manada a comentar que se “relaje” y que “confíe en el plan”, porque según ellos asesinar a un emblemático líder iraní es en realidad “una brillante maniobra estratégica contra el Estado Profundo”. De modo que cualquier crítica a cualquier avance de la siniestra agenda republicana, impulsada por Trump, siempre será replicada por los cultistas de QAnon con una alguna explicación fiduciaria simplista y carente de análisis crítico sobre por qué, según ellos, “es en realidad buena, estratégica y beneficiosa”.
Vemos así cómo un impulso saludable para luchar contra el poder se retuerce en el apoyo a los aspectos más desmedidos del poder del establishment. Y QAnon no es el único movimiento con características similares. Por todas partes se pueden identificar impulsos saludables retorcidos y corrompidos todo el tiempo, en todo el espectro político. El impulso saludable de luchar contra el racismo y el fanatismo se retuerce en apoyo al belicista, opresivo y explotador Partido Demócrata, que no es más que destructivo para las poblaciones que pretende proteger. El saludable impulso de defender a los desamparados y luchar contra la tiranía se convierte en apoyo a los actos de intervencionismo “humanitario” de cambio de régimen.
Sin embargo, el hecho de que la gente necesite ser engañada a través de la manipulación de sus impulsos saludables es una buena señal; significa que somos generalmente buenas personas con un sentido generalmente saludable de elección. Si fuéramos intrínsecamente malvados e imprudentes, la propaganda de las élites no nos engancharía diciéndonos que luchemos contra la tiranía, que defendamos a los niños y que digamos la verdad —nos engancharía usando nuestra cobardía, nuestro odio, nuestra avaricia, nuestro sadismo. La gente es fundamentalmente buena, y los propagandistas usan esa bondad para engañarnos.
Pero desafortunadamente la buena voluntad y las buenas intenciones no son suficientes. Incluso la inteligencia, por sí misma, no es suficiente para salvarnos de ser propagandistas; algunas personas bastante inteligentes han caído en operaciones de propaganda como QAnon y Russiagate. Si quieres tener una perspectiva clara de lo que realmente está pasando en el mundo, tienes que desarrollar una devoción inquebrantable desde lo más profundo de tu ser para desentrañar la verdad.
La mayoría de la gente no tiene esa capacidad o no cuenta con el tiempo necesario para desarrollarla. La mayoría de la gente no tiene la verdad como prioridad principal en sus vidas. Probablemente piensan que sí, pero no es así. A la hora de la verdad, la mayoría de la gente está más interesada en encontrar formas de defender sus prejuicios preexistentes que en aprender lo que es objetivamente cierto. Si sienten un odio especial por los demócratas, son susceptibles a la psicología de QAnon. Si tienen un odio especial por Trump, son susceptibles de creer que él está controlado por algún tipo de conspiración del gobierno ruso. Y hay muchas otras direcciones a las que estos prejuicios pueden conducir a alguien.
Sólo por una humilde devoción a la verdad que esté dispuesta a sacrificar cualquier visión del mundo o ideología al fuego inflexible de la realidad objetiva puede navegar hábilmente a través de un mundo saturado de desinformación y propaganda. Sinceramente, pon la verdad en primer lugar en todas las cosas, mientras haces lo mejor para averiguar lo que realmente está sucediendo en nuestro mundo, y eventualmente tendrás la garantía de poder liberarte de cualquier distorsión perceptiva.
Fuente:
Caitlin Johnstone / Medium — QAnon Is a Fake, Decoy Imitation of a Healthy Revolutionary Impulse.
