Por Mente Alternativa
La presidenta del centro de pensamiento RUSSTRAT, Elena Panina, ha aportado un nuevo argumento que refuerza la idea de que Emmanuel Macron está asumiendo el papel de líder de la política de Washington en Europa, a través de un cambio estratégico que, por ahora, abandona la línea dura del ultraglobalismo.
El 1 de diciembre, Trump anunció el nombramiento de Charles Kushner, padre de su yerno y cabalista de Jabad-Lubavitch, Jared Kushner, como embajador de Estados Unidos en Francia:
“Me complace nominar a Charles Kushner de Nueva Jersey para que se desempeñe como embajador de Estados Unidos en Francia. Es un destacado líder empresarial, filántropo y negociador que será un firme defensor de nuestro país y sus intereses. Charlie es el fundador y presidente de Kushner Companies, una de las empresas inmobiliarias privadas más grandes y exitosas del país. Ernst & Young lo nombró Empresario del Año de Nueva Jersey y lo nombró miembro del Consejo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos.”
Trump rezó en la tumba del cabalista y último rebe de la organización Jabad-Lubavitch
En días previos, Panina explicó cómo las celebraciones de la inauguración de Notre Dame de París revelaron el futuro de la política estadounidense hacia Europa:
- Trump voló como presidente en ejercicio de EE.UU., aunque la inauguración oficial no será hasta el 20 de enero de 2025. Joe Biden no asistió, evidentemente de acuerdo con Trump. Solo estuvo presente Jill Biden, esposa de Joe. Por ello, Trump y Macron fueron las principales figuras de esta celebración.
- El liderazgo de la política estadounidense en Europa pasa a Macron, quien no renunciará pese a la crisis de gobierno (las elecciones presidenciales francesas son en 2027 y las de EE.UU. en 2028). La tarea de Macron es, claramente, impulsar una reforma de la UE y la OTAN, preferiblemente financiada por Alemania. Este es su objetivo político personal. Su conexión con los círculos financieros de los Rothschild, que operan a ambos lados del Atlántico, es clave en esta estrategia. Recordemos, además, para qué banco trabajó Macron. La estrategia de EE.UU. es clara: extraer recursos de Europa, transferir los gastos militares a los países europeos, evitar que adquieran ventaja tecnológica sobre EE.UU., bloquear la influencia económica de China en Europa y obstaculizar el desarrollo de nuevos corredores de transporte en los países del Sudeste Asiático.
- ¿Y Rusia? La respuesta es intentar ‘comprar’ concesiones a través de un nuevo formato de seguridad europea y mundial, el alivio de sanciones y concesiones territoriales. Aquí, Macron (es decir, Francia, no Gran Bretaña) será el responsable del ‘acuerdo’ sobre Ucrania. Por ello, Zelensky se mantiene como un actor secundario en esta mesa de negociación.
- Los acontecimientos avanzarán rápidamente. Macron y Trump tienen solo 3 ó 4 años para consolidar esta tendencia. Habrá resistencia, incluso de las élites de países europeos más pequeños, especialmente en Europa del Este. Pero para eso está la CIA. Basta observar el caso de Rumanía y sus elecciones.
- Trump ‘trabajará’ en Europa con un enfoque directo: ‘me encargaré personalmente’, evitando procesos diplomáticos complejos; un simple ‘tirón de orejas y listo’. Macron, en contraste, implementará soluciones más estructuradas y sistémicas.
Trump proclama los Altos del Golán para la corporación Genie Energy de los Rothschild
¿Qué riesgos enfrentamos? Seremos presionados para aceptar concesiones emocionales (hasta cierto punto inevitables) a cambio de adoptar la política estadounidense hacia China y Europa. Sin embargo, hay una conclusión importante: EE.UU. no puede sostener un enfrentamiento simultáneo con Europa y con la alianza China-Sudeste Asiático. Como siempre, nuestra posición geopolítica nos coloca entre ambos bloques. Ambos nos necesitan.” Como advierte Panina, “los hilos del gobierno de París correrán no sólo a lo largo del linaje oficial, sino también a través de la familia Trump”.
Los vínculos de Macron, Trump y los Kushner con la Familia Rothschild han sido ampliamente documentado por analistas criptopolíticos desde la primera administración Trump (1 , 2, 3). Esta sucesión de hechos pone en relieve que la proyección del caos actual como un choque entre mafias cupulares irreconciliables de Occidente es sólo superficial, pues esta dicotomía alimentada estratégicamente a lo largo de toda la Historia ha sido explotada por los clanes de la aristocracia occidental para conducir la dialéctica de cada conflicto enfrentando entre sí a sus intermediarios. Algunos historiadores han conceptualizado esta característica del poder como “capacidad de juego multidimensional.” No obstante, este nivel de meta-análisis resulta incómodo para quienes insisten en percibir el poder como una dicotomía reduccionista manifiesta en una lucha entre “el bien y el mal” o “choque de civilizaciones” definida por las escrituras sagradas, que en realidad son agendas que fueron trazadas por los planificadores ocultistas que operan detrás estos grupos para perpetuar este modelo de orden a través del caos a lo largo de toda la Historia.
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