Ante el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza, la Corte Internacional de Justicia emitió medidas cautelares ordenando a Israel permitir servicios básicos y ayuda humanitaria en Gaza.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Medio Oriente (UNRWA) es crucial para proporcionar estos servicios, advierte Red Voltaire, pero Israel inició una campaña en su contra tras la decisión de la CIJ, llevando a que Estados Unidos retirara su financiamiento.
Hasta el momento, doce países occidentales alineados con EE.UU. (Reino Unido, Canadá, Australia, Italia, Países Bajos, Finlandia, Alemania, Francia, Japón, Austria, Rumania y Nueva Zelanda), han bloqueado 500 millones de dólares en ayuda.
La población de la franja de Gaza ya enfrenta una situación desesperada. Sufre enfermedades contagiosas, hambruna y falta de acceso al agua potable. Antes del fin de mes, la UNRWA ya no estará en condiciones de proseguir su actividad.
De forma paralela, Israel, junto con Estados Unidos, el Reino Unido y sus partidarios, ha intensificado las acciones militares en Oriente Medio, lo que podría desembocar en un conflicto más amplio.
Estos acontecimientos amenazan ahora con extender la guerra en el sudoeste asiático a Irán y sumir a toda la región en una guerra que podría convertirse rápidamente en una Tercera Guerra Mundial nuclear. Por lo tanto, la Organización LaRouche ha instado a una acción mundial urgente e inmediata para hacer frente a la crisis, con llamamientos a un alto el fuego en Gaza, y la restauración de la UNRWA y la ayuda humanitaria:
1) Deben celebrarse manifestaciones en todo el mundo frente a las embajadas o consulados de los 18 países que han congelado la financiación de la UNRWA, exigiendo que restablezcan inmediatamente dicha financiación, aumenten enormemente el flujo de ayuda humanitaria a Gaza, establezcan un alto el fuego inmediato y permanente, y convoquen una conferencia internacional para desarrollar pasos concretos hacia el establecimiento de una solución de dos Estados para la región basada en un desarrollo económico mutuamente beneficioso;
2) Los ayuntamientos y las asambleas legislativas estatales de todo Estados Unidos, y los órganos electos de todos los países del mundo, deben seguir el ejemplo del Ayuntamiento de Chicago, la tercera ciudad más grande de Estados Unidos, que el 31 de enero aprobó una resolución en la que declaraba que “apoya la aplicación por parte de las Naciones Unidas de la Resolución 377, conocida como ‘Unidos por la Paz’, que convocó una sesión de emergencia de la Asamblea General que votó a favor de un ‘alto el fuego humanitario inmediato’ en Gaza”.
3) Debería decirse a todos los congresistas y senadores de Estados Unidos que serán destituidos si no expresan públicamente su adhesión tanto a la Constitución de Estados Unidos como al derecho internacional suscrito por nuestra nación (incluidas las decisiones de la CIJ), que exigen ahora que se actúe para detener el genocidio antes de que vaya a más. También debería instarse a los cargos electos de otros países a que cumplan sus correspondientes obligaciones legales y morales.
Todos los gobiernos del mundo, todos los funcionarios públicos, están ahora sobre aviso: No sólo es cierto que “deberían haber sabido” lo que estaba ocurriendo en Gaza bajo su vigilancia; ahora lo saben. Y la historia -y probablemente un futuro Tribunal de Nuremberg- les juzgará en consecuencia.
¿Aceptará alguna vez el hegemón un nuevo orden mundial westfaliano?
