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Suiza considera renunciar a la neutralidad que nunca ha tenido, para desarrollar abiertamente una ‘capacidad de defensa común’ con la UE y la OTAN

Por José Luis Preciado

Un informe publicado el 29 de agosto por expertos de El Consejo Federal de la Confederación Suiza (1), sugiere que el país alpino, que supuestamente ha sido “neutral” desde 1515, debería colaborar con la UE y la OTAN para desarrollar una “capacidad de defensa común”.

Esta recomendación podría marcar un cambio significativo en la política de neutralidad suiza vigente durante más de 500 años, dicen los expertos, que también proponen aumentar el gasto militar al 1% del PIB para 2030, fortalecer la industria armamentista y mejorar las relaciones con países que desean suministrar armas a Ucrania.

Así, la presión sobre Suiza para aclarar su postura tras la invasión rusa de Ucrania ha aumentado, reflejando un acercamiento inevitable a la UE y la OTAN. Lo cierto es que Suiza nunca ha sido una entidad neutral. Durante el conflicto actual de la OTAN contra Rusia a través del régimen neonazi de Ucrania, Suiza se ha sumado a casi todas las sanciones europeas contra Rusia, afirma Eva Panina, directora del Instituto RUSSTRAT de Moscú:

“El banco suizo Credit Suisse congeló los activos de la Federación Rusa por 19,7 mil millones de dólares y Berna además otros 8,1 mil millones de dólares. Además, del 15 al 17 de junio se celebró en Berna el llamado la ‘conferencia de paz’ sobre Ucrania en Bürgenstock, que fue de naturaleza abiertamente antirrusa. Por tanto, para Rusia, Suiza no es en absoluto un país neutral. Y su mayor acercamiento con la UE y la OTAN es bastante natural. Estados Unidos ya no acepta ninguna neutralidad. En última instancia, el mundo entero quedará dividido en países de orientación pro occidental y no occidental. Al mismo tiempo, incluso ahora podemos concluir que Occidente está en minoría.” (2)

La parcialidad estratégica y criptopolítica de Suiza puede rastrearse a lo largo de toda su historia.

En un artículo publicado en 2013 por Tablet Magazine (3), Adam Lebor, un periodista que ha escrito para rotativos como The Economist y The Times of London, explica cómo Thomas McKittrick, presidente del Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial, desempeñó un papel clave en apoyar el esfuerzo bélico nazi. Bajo su dirección, el BIS aceptó oro saqueado por los nazis y realizó transacciones financieras para el Reichsbank, legitimando así la apropiación de bienes judíos en países ocupados. McKittrick también fue un enlace crucial entre los Aliados y los nazis, transmitiendo información entre Washington y Berlín. Su relación con el Reich fue facilitada por su posición en Suiza, un país “neutral” que permitió operaciones financieras cuestionables durante la guerra, afirma el autor.

 

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En Public Broadcasting Service (4), el Instituto del Congreso Judío Mundial, con sede en Jerusalén, documentó cómo Suiza, conocida por su mañosa neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, vio su reputación empañada debido a revelaciones sobre su participación financiera con la Alemania nazi. Suiza no solo almacenó capitales judíos, sino que también lavó vastas cantidades de oro y otros bienes saqueados de judíos y otros en Europa. Al final de la guerra, Suiza resistió las demandas aliadas de devolver estos fondos, resultando en el Acuerdo de Washington de 1946, donde solo se restituyó un 12% del oro robado. Las investigaciones citadas por el Instituto del Congreso Judío Mundial revelan que Suiza actuó como refugio para activos nazis y colaboró en el lavado de dinero a gran escala. Esta complicidad ha suscitado llamados a renegociar acuerdos y revisar el papel de Suiza y otros países en la retención de activos robados.

Durante décadas, el estadista estadounidense Lyndon LaRouche, y sus colaboradores, investigaron a fondo a los principales responsables de los movimientos y proyectos “neomaltusianos” internacionales, y descubrieron que se trata de los mismos grupos que estaban detrás del factor templario que sometió a Escocia, y posteriormente a Inglaterra:

“Génova había controlado Escocia desde que sus fuerzas mercenarias, Robert Bruce y sus Templarios, habían subyugado a la nación a principios del siglo XIV, y controlaba las principales conexiones de Escocia en el continente, las zonas francófonas de Suiza y las partes colindantes de Francia, desde el período del siglo XV en que Gran Bretaña, Génova y Carlos el Temerario de Borgoña se habían aliado contra Luis XI de Francia.” (5)

Asimismo, aspectos estructurales de la orden jesuita pueden rastrearse hasta los templarios y los hospitalarios. Como expongo en mi artículo “Entre el Templo y la Logia: La llave oculta del imperio marítimo antihumano que perdura hasta nuestros días” (6), los jesuitas, originalmente parte de la Orden Hospitalaria de San Juan, están relacionados con Suiza, país influenciado por Juan Calvino, educado por los mismos círculos que Loyola. De hecho, una línea de investigación cada vez más respaldada sostiene que, tras la caída de Acre, el último bastión templario en Tierra Santa en 1291, los templarios se refugiaron en Suiza, llevando consigo sus tesoros y fundando los bancos suizos. Esta conexión se refleja en la simbología templaria presente en la bandera suiza y en su historia. Suiza es descrita como un refugio para esta élite, con profundas influencias en la política global. Algunos autores consideran a Suiza como el hogar moderno de una antigua élite faraónica que aún controla el conocimiento y el poder.

Allen Douglas (7) describe así la influencia de la oligarquía financiera y aristocrática europea sobre Trieste:

“Napoleón Bonaparte fue parcialmente patrocinado y financiado por familias venecianas y genovesas: La princesa genovesa Pallavicini de aquella época dijo en un famoso juego de palabras que su familia poseía «la buona parte» -«la mejor parte»- de él. Su familia corsa había sido durante siglos criada de la nobleza genovesa y veneciana y, como ya se ha dicho, su hermana favorita se casó con un Borghese. Cuando terminaron los estragos de Napoleón, el conde Giovanni Capodistria, noble veneciano que actuaba como ministro del gobierno de Rusia, redactó casi en solitario los documentos esenciales del Congreso de Viena de 1814-15, que estableció la ultrarreaccionaria Santa Alianza. Capodistria también dio origen a la moderna nación suiza, en parte como depósito de fondos familiares venecianos (fondi), que también se utilizaron para fundar varias compañías de seguros a finales del siglo XVIII. Entre ellas, la Riunione Adriatica di Sicurtà (RAS) y la Assicurazioni Generali di Venezia e Trieste [Compañía General de Seguros de Venecia y Trieste]. Desde entonces … Generali y RAS no son más que dos hilos importantes de un entramado mucho más amplio de familias y finanzas, pero ilustran las direcciones en las que hay que mirar para descubrir [lo que se esconde detrás].”

En 2022, se reveló un misterioso fondo suizo ligado a la Orden de Malta, manejado desde Ginebra, subrayando la conexión suiza con antiguas órdenes y poderosos intereses globales.

 

Entre el Templo y la Logia: La llave oculta del imperio marítimo antihumano que perdura hasta nuestros días

Notas a pie de página

1. Confédération Suisse, Le Conseil fédéral: Recommandations pour une politique de sécurité tournée vers l’avenir : la commission d’étude présente son rapport. Berne, 29.08.2024.

2. Eva Panina, en RUSSTRAT: Politico: Suiza se plantea abandonar la neutralidad. 2 de septiembre de 2024.

3. Adam Lebor, en Tablet Magazine: Meet the American Banker Who Helped Hitler Loot Jewish Gold—While Spying for the OSS. August 29, 2013.

4. Public Broadcasting Service: The Role of Swiss Financial Institutions in the Plunder of European Jewry. 1996 by Institute of the World Jewish Congress, Jerusalem.

5. Lyndon LaRouche: No hay límites para el crecimiento, 1983.

6. José Luis Preciado, en Mente Alternativa: Entre el Templo y la Logia: La llave oculta del imperio marítimo antihumano que perdura hasta nuestros días. 11 de marzo de 2024.

7. Allen Douglas, en Executive Intelligence Review: Italy’s Black Prince: Terror War Against the Nation-State. 4 de febrero de 2005.

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