Las ideas que el estadounidense promedio tiene sobre China, en realidad no son suyas. Entonces, ¿cuál es el origen de los titulares y la narrativa anti-China que escupen los medios de comunicación de masas? Los responsables son los neoconservadores, el Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense, la Sociedad Henry Jackson, y las personas que nos trajeron la Guerra de Irak y el Russiagate, que son la cara visible de la facción británica de la nobleza negra internacional. Estas son las mismas personas contra las que se enfrentó el presidente Trump en 2016 y que desde entonces han estado tratando de derrocar su presidencia.
Trump y Xi Jinping habían avanzado mucho en el restablecimiento de las relaciones económicas entre Estados Unidos y China. Pero, ahora, la propagación de COVID-19 se está utilizando para destruir ese progreso y enfrentar a los dos poderes entre sí. Mientras tanto, la Reserva Federal continúa su compromiso de rescatar a los mayores especuladores de la economía.
¿Quién controla el entorno de Trump para provocar una guerra con China?
El ex embajador del Reino Unido en Washington, sir Kim Darroch, en un memo interno que terminó siendo público, utilizó la jerga deportiva que se refiere a rodear a un contrincante en el básquetbol (“inundar la zona” del contrario) para informarle a sus jefes en Londres que en Washington la embajada británica controla el entorno del Presidente Trump. Darroch tuvo que ser removido del puesto cuando sus nada diplomáticos comentarios se hicieron públicos en 2019, sin embargo es patente que sus directrices no solo siguen vigentes sino que se acatan con rigor. “Lo que se quiere es que, la mayoría posible de las personas a las que Trump consulte le den la misma respuesta”, aconsejaba Darroch. “Así que tenemos que ser creativos para utilizar todos los canales que tengamos disponibles a través de nuestras relaciones con su gabinete, el personal de la Casa Blanca, y nuestros contactos entre sus amigos de fuera” del gobierno.
Este comportamiento británico se puede ver muy claramente en los esfuerzos incesantes para crear en Estados Unidos una relación antagónica y conflictiva con China y su Presidente Xi Jinping.
El miércoles 29, la actual embajadora del Reino Unido que sustituyó a Darroch, la señora Karen Pierce, le dijo a los periodistas que “definitivamente es necesario” hacer una investigación al brote del coronavirus en China. “Este es el tercer virus, me parece, que sale de China antes de que el siglo llegue a su primer cuarto”, le dijo al diario Washington Post. “Yo creo que definitivamente tiene que haber algún tipo de revisión o investigación”, sentenció.
El jueves 30 una jauría de periodistas se lanzó sobre Trump para atacar a China. Uno de los periodistas utilizó la jerga de la comunidad de inteligencia para hacer una aseveración ambigua (pero “con mucha confianza”) con la que dicen sus mentiras, como la infame evaluación fraudulenta de enero de 2017 con la que se inició el cuento del “Rusiagate” pergeñado en la inteligencia británica. Le preguntó a Trump: “¿Ha visto usted hasta este momento algo que le de mucha confianza de que el Instituto de Virología de Wuhan fue el origen de este virus?”. Y Trump mordió el anzuelo y respondió tajante: “Si, si he visto. Si he visto. Y creo que la Organización Mundial de la Salud debería estar avergonzada porque se comportan como la agencia de relaciones públicas de China…”
Ahora consideren lo que dice Niall Ferguson (el británico nacionalizado estadounidense desde 2018), autor del libro Empire: How Britain Made the Modern World (Imperio: Cómo hizo Gran Bretaña el mundo moderno). El 5 de abril, Ferguson escribió en la edición dominical del Times de Londres, un artículo donde plantea 5 preguntas para el Presidente Xi Jinping. “Tercera, luego de que quedó claro que había una epidemia en estado avanzado que se propagaba desde Wuhan al resto de la provincia de Hubei, ¿por qué cortaron los viajes desde Huber al resto de China, el 23 de enero, pero no desde Hubei al resto del mundo?”. Desde entonces, esa mentira se ha amplificado al grado en que el propio Presidente Trump respondió a los pinchazos de los periodistas el jueves con una repetición de esa mentira promovida por los británicos: “¿Cómo es que pararon todos los aviones y todo el tráfico al interior de China, pero no pararon los aviones y el tráfico que iba a Estados Unidos y que iba a toda Europa?”
El investigador canadiense Daniel Bell, director de la Escuela de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad de Shandong y profesor de la Universidad Tsinghua, le dio seguimiento a la falacia de Ferguson. Bell se fue a revisar todos los registros de vuelos y demostró que lo que decía Ferguson es una mentira total, y que la supuesta evidencia que tenía (que le envió a Bell en un mensaje) no tenía nada que ver con las falsas imputaciones de Ferguson.
No cabe duda de que Trump está preocupado en el impacto del coronavirus en sus posibilidades de reelección, y corre el riesgo de morder el anzuelo que le ofrecen de todos lados en el ambiente configurado deliberadamente de su entorno para aceptar la plataforma de campaña contra China que le han ofrecido los senadores republicanos, mediante una firma de relaciones públicas que dirigen, irónicamente, dos ex asistentes del senador demócrata Chuck Schumer.
La única estrategia ganadora para el futuro se discutió en la reciente conferencia del Instituto Schiller del 25 y 26 de abril pasado, en torno a las perspectivas que planteó Lyndon LaRouche de una colaboración estrecha entre Estados Unidos, Rusia, China e India, para poner al mundo en una senda positiva, signada por principios de economía física y no de la economía financiera de Londres y Wall Street. Estados Unidos tiene que abandonar todo intento de salvar al actual sistema financiero en bancarrota, y dejar de pretender la ficción de que la economía estaba de maravillas antes que atacara el COVID-19; solo así podrá liberarse para participar en la necesaria cooperación entre las potencias de peso. Por otro lado, una cuerda de lunáticos que intenta “inundar la zona” en torno a Trump, están empeñados en ejecutar la política del imperio británico para impedir esa cooperación; si logran su cometido e imponen su visión como política de Estados Unidos, el mundo se dirigirá a una guerra que puede ser la última. No se les puede permitir eso.
Fuentes:
Harley Schlanger / LaRouche PAC — Who Are the British Promoters of War w/China, and Who are the Useful US Idiots Allied w/Them?
Harley Schlanger / LaRouche PAC — Made in London: Mega-Bailouts of Speculators & War Between China and US.
LaRouchePAC Live — The British Imperial Disease Empowered COVID-19; Let’s Destroy Both of Them.
LaRouche — ¿Quién controla el entorno de Trump para provocar una guerra con China?