Por Mente Aalternativa
(Actualizado el 24 de noviembre a las 9:05 AM)
Según la “Profecía de San Malaquías”, encontrada en los archivos del Vaticano, se describen 112 papas desde 1143, culminando con Pedro el Romano, bajo cuyo liderazgo Roma será destruida y llegará el Juicio Final. Algunos creen que la muerte del Papa Francisco podría marcar el inicio de esta etapa final. Ahora, el Vaticano espera la elección de un nuevo Papa, lo que ha reavivado el recuerdo de la profecía de que Pedro el Romano será el último Papa antes del fin de los tiempos.
La muerte del Papa Francisco ha conmocionado al mundo y ha abierto un abanico de interrogantes sobre quién tomará su lugar en el Vaticano. Este suceso, ocurrido en un momento histórico y delicado, ha generado especulaciones no solo sobre el futuro de la Iglesia Católica, sino también sobre las posibles agendas que se consolidarán con la llegada de su sucesor. Con el panorama en constante cambio, figuras como el cardenal Pietro Parolin, de origen veneciano, y algunos candidatos africanos “wokistas”, parecen ser los favoritos para ocupar el trono papal. Lo que resulta más intrigante es la posibilidad de que el Vaticano continúe impulsando las guerras eternas y las políticas ultraglobalistas.
Desde la muerte del Papa Francisco, se ha hablado de las extrañas coincidencias que rodean su partida. En un momento en que las tensiones políticas globales alcanzan su punto máximo, la pregunta sobre el futuro de la Iglesia se hace más urgente. Recientemente, el vicepresidente estadounidense J.D. Vance tuvo una audiencia con el Papa, lo que no solo fue un gesto diplomático sino también una señal de lo que podría venir.
Durante el encuentro, el vicepresidente y el Papa conversaron sobre su fe compartida, la situación del catolicismo en Estados Unidos, la persecución de comunidades cristianas en el mundo y el compromiso del expresidente Trump con la paz mundial. El Vaticano confirmó que hubo un intercambio de opiniones sobre la situación internacional, incluyendo conflictos bélicos, tensiones políticas y asuntos humanitarios como la migración y los refugiados. Aunque no se revelaron detalles específicos de la conversación, se reconoció que la reunión tuvo lugar tras desacuerdos previos entre ambos sobre temas como la inmigración.
Este encuentro, que muchos vieron como un preludio a la muerte del pontífice, abre la puerta a la especulación sobre cómo la oligarquía ocultista de Occidente está involucrada en la elección del nuevo Papa.
Una de las figuras que destaca en este contexto es Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano. Parolin, considerado un sucesor natural de Francisco, ha sido una figura clave en la reforma de la Iglesia Católica, y su postura pro-ucraniana lo coloca en un campo de batalla ideológico con Trump. Su vinculación con las elites globalistas y su cercanía con los intereses de la “nobleza negra” veneciana, lo perfilan como el hombre indicado para continuar con sus proyectos.
A su vez, se han mencionado otros posibles candidatos que representan una visión “woke” de la Iglesia Católica. Figuras como el cardenal ghanés Peter Turkson, conocido por su cercanía con los Jesuitas y su implicación con el Foro Económico Mundial, podrían ser claves en este proceso. El hecho de que figuras de este perfil estén ganando terreno dentro del Colegio Cardenalicio pone de relieve cómo el Vaticano podría seguir alineándose con las agendas progresistas que buscan redefinir las bases de la religión y la política mundial.
El legado del Papa Francisco trascendió el ámbito espiritual para convertirse en una plataforma política al servicio de una agenda ecológica globalista. A través de su encíclica Laudato Si, redefinió el papel del ser humano en el mundo, ya no como imagen divina con capacidad de transformar la creación, sino como una pieza más dentro del ecosistema, subordinada a los dictados de la “madre tierra”. Esta cosmovisión ecológica ha desplazado la teología tradicional, alineando a la Iglesia con intereses ajenos a su misión original.
La llamada “agenda verde del Papa Francisco” se ha convertido en una herramienta clave para el establecimiento de una tecnocracia global. Al respaldar iniciativas como el Acuerdo de París y participar en el Consejo para el Capitalismo Inclusivo —conformado por élites financieras como BlackRock y el Foro Económico Mundial—, el Vaticano ha legitimado políticas que promueven la desindustrialización y la pobreza energética, especialmente en los países del sur global. Esta narrativa, presentada como un deber moral, se basa en premisas científicas cuestionables y favorece a las potencias económicas que controlan el sistema financiero mundial.
Más allá de lo doctrinal, el mayor daño ha sido la conversión del mensaje cristiano en un instrumento de control. La fe que antes inspiraba la elevación del espíritu y el desarrollo humano, ahora se utiliza para justificar una ética de conformismo ecológico. El desafío actual es recuperar una visión trascendente del ser humano, que no se someta a las imposiciones tecnocráticas disfrazadas de moral ambiental, sino que afirme su dignidad como cocreador libre y racional.
La muerte del Papa Francisco, entonces, parece ser el desencadenante de una serie de eventos que podrían alterar no solo el futuro de la Iglesia, sino también la dirección de las políticas globales Así, el futuro del papado será largo y se presenta lleno de incertidumbres y posibles cambios que podrían afectar tanto a la religión como a la geopolítica mundial.
Como explica Claudio Celani en EIR, el cónclave se divide en bloques regionales (europeo, sudamericano, norteamericano, africano y asiático) e “ideológicos” (radicales, moderados y conservadores). Estos últimos se superponen con los regionales: por ejemplo, algunos africanos son moderados y otros radicales, al igual que los sudamericanos, mientras que los norteamericanos son conservadores. Tras un papa argentino, es poco probable que elijan a otro cardenal de ese continente, aunque estos pueden influir en los votos, al igual que otros bloques.
Entre los moderados están los italianos Parolin y Pizzaballa, mientras que Zuppi es considerado radical. Los tres figuran en la lista de papabili, pero como dice el refrán: “Quien entra como papa, sale como cardenal”. Aun así, en Roma ya comenzó el “Toto-Papa” (inspirado en la quiniela futbolística “Totocalcio”). Los posibles candidatos son:
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Pietro Parolin (Italia)
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Matteo Maria Zuppi (Italia)
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Pierbattista Pizzaballa (Italia/Jerusalén)
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Luis Antonio Tagle (Filipinas)
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Jean-Marc Aveline (Francia)
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Péter Erdő (Hungría)
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Mario Grech (Malta)
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Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo)
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Fridolin Ambongo Besungu (República Democrática del Congo)
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Peter Kodwo Appiah Turkson (Ghana)
