Mientras Irán forma una contraofensiva estratégica que hará más difícil una intervención militar por parte del eje Londres-Washinton-Israel, Arabia Saudí aún duda si debe ingresar al BRICS a pesar de haber sido invitada a unirse como miembro permanente, lo que sugiere que el reino podría estar siendo presionado por Londres y Washington con el objetivo de frenar la expansión del bloque multipolar y sabotear la integración euroasiática.
Con el despliegue de misiles balísticos con capacidad para golpear cualquier punto de Israel, Irán ha pasado a la contraofensiva estratégica desafiando a la tríada Londres-EEUU-Israel. La velocidad y la tecnología de los misiles iraníes resaltan la capacidad militar de Irán, que al consolidar su conexión estratégica con India y Rusia (con la que prepara un acuerdo estratégico militar de defensa mutua) resiste al aislamiento inducido por el orden unipolar. En este contexto, la posibilidad de una intervención militar contra Irán parece cada vez más difícil.
Mientras tanto, la inesperada advertencia de Arabia Saudí —a través del ministro de Comercio Majid Al-Kasabi— en relación a su retraso para ingresar al bloque multipolar, ha suscitado dudas sobre si esto se debe a la presión ejercida por el orden unipolar hegemónico con el objetivo de frenar al BRICS.
Arabia Saudí podría estar evaluando sus opciones, barajando proyectos como el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC) frente a una adhesión inmediata a los BRICS, teniendo en cuenta posibles consideraciones geoeconómicas y el apoyo condicional del orden mundial unipolar.
Como advertimos al inicio del conflicto en Gaza, “la reactivación de la guerra en un pivote geoestratégico como Israel puede interpretarse en relación a la desesperación de Londres y Washington por lavar el colapso de su sistema financiero y por sabotear los esfuerzos de China, Irán y Rusia por llevar a cabo una estrategia de desarrollo euroasiática.”
