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Xi Jinping advierte que los días de bullying y opresión de Occidente a China se han acabado para siempre

Por RT

La creciente confianza de China se puso de manifiesto en un estruendoso discurso pronunciado por Xi Jinping en un acto para conmemorar el centenario del Partido Comunista, en el que prometió que el país dejaría de ser oprimido por potencias extranjeras.

Si alguien necesitaba un indicador de dónde ha venido China, dónde está ahora y hacia dónde se dirige, lo encontró en el acto del jueves para celebrar el centenario de la fundación del Partido Comunista (PCC), en el que Xi Jinping pronunció un desafiante discurso.

Xi declaró que “nadie debe subestimar la determinación, la voluntad y la capacidad del pueblo chino para defender su soberanía nacional y su integridad territorial” y “nunca permitiremos que nadie intimide, oprima o subyugue a China”, añadiendo que a cualquiera que lo intente “se le aplastará la cabeza con sangre contra la Gran Muralla de Acero forjada por más de 1.400 millones de chinos”. También alabó el logro de una “sociedad moderadamente próspera”, reflexionando sobre el rápido desarrollo económico de China.

Occidente podría estar dispuesto a tachar todo esto de propaganda, pero la trayectoria de China habla por sí misma. Aunque el discurso no cubrió las interrupciones en el camino -incluyendo el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, ambos infligidos al país por las luchas de poder y el aventurerismo ideológico de Mao Zedong- el mensaje fue claro: lo que el CPC ha entregado es creíble y sustancial.

Por ejemplo, en 1949, cuando el partido llegó al poder por primera vez, la renta anual disponible de China era de apenas 49 yuanes. En 2018, había aumentado a 28.000 yuanes (4.030 dólares). Cifras como estas encajan perfectamente en la historia más amplia que pretenden contar las celebraciones: que el PCC ha transformado a China de una nación dividida, atrasada y empobrecida en una de las principales potencias económicas del mundo, y ha transformado drásticamente la forma de vivir de su pueblo.

Uno de los principales mensajes de Xi a Occidente -que fue condenado por su “prédica mojigata”- fue que China seguirá el dictado de “si no está roto, no lo arregles”. Marcó con firmeza el tono de que la vía de desarrollo del país -denominada “socialismo con características chinas”, y que mezcla la teoría socialista con un pragmatismo metodológico- ha tenido un enorme éxito. Es muy difícil rebatir esto, lo que lo hace tan amenazante desde el punto de vista ideológico.

 

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Esto nos ayuda a entender un tema más amplio en la retórica de Xi: que China no pretende conquistar el mundo ni expandir su ideología a todas las naciones, como muchos creen. En su lugar, se está centrando en la idea más amplia del rejuvenecimiento nacional: que el PCC está reviviendo y restaurando el país a partir de un legado de aflicción y humillación, como se ve, por ejemplo, en la ley de seguridad nacional de Hong Kong, y que ahora es soberano y capaz de defenderse, después de haber sido subyugado por las potencias occidentales.

Como señaló Xi, “China fue reducida gradualmente a una sociedad semicolonial y semifeudal, y sufrió mayores estragos que nunca. El país soportó una intensa humillación, el pueblo fue sometido a un gran dolor y la civilización china quedó sumida en la oscuridad”. Al subrayar esto, dejaba claro que China no será aventurera, sino que es un país que busca mantenerse a sí mismo y no tolerará la agresión extranjera.

Y continuó: “La victoria de la revolución de la nueva democracia puso fin a la historia de China como sociedad semicolonial y semifeudal, al estado de desunión total que existía en la vieja China, y a todos los tratados desiguales impuestos a nuestro país por las potencias extranjeras y a todos los privilegios que las potencias imperialistas disfrutaban en China. Creó las condiciones sociales fundamentales para realizar el rejuvenecimiento nacional”.

La prioridad es mantener, defender y proteger la soberanía, y envió un mensaje contundente sobre Taiwán, destacando su “compromiso inquebrantable” con ella, al tiempo que prometía que China tenía la fuerza, la determinación y la capacidad de hacer frente a la creciente presión occidental, especialmente de Estados Unidos.

Por supuesto, es el éxito continuado de China y la novedad de su ascenso lo que la ha convertido en una amenaza para el statu quo dominado durante mucho tiempo por Occidente. El sueño de muchos de que China se convertiría en una sociedad liberal y democrática a medida que creciera no se ha materializado, y esto ha despertado el temor de que el modelo propio de Pekín sea superior.

En este caso, el mensaje de Xi, que para algunos observadores exhibió fuerza y triunfo, habrá sido interpretado por otros como una amenaza en el contexto del ascenso del CPC y de un nuevo orden mundial. Podría decirse que sienta las bases para la gran lucha de poder del siglo XXI, y no deberíamos tener ninguna duda de que Estados Unidos está decidido a bloquearla a toda costa. ¿Pero tendrá éxito? Sólo el tiempo lo dirá.

 

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Fuente:

RT: Xi Jinping has made it very clear: The days of the West bullying China are gone for good.

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