Por Dennis Small
Del 9 al 11 de julio, la OTAN celebrará una cumbre en Washington, D.C. para coordinar la próxima escalada de su campaña para acabar con Rusia, bajo el pretexto de la guerra de Ucrania. Entre los líderes de esa reunión de gala estará el farfullante y desorientado presidente Biden, cuyo deterioro cognitivo acaba de ser puesto en plena exhibición pública ante el mundo entero. Otro, el francés Macron, acaba de recibir uno de los varapalos electorales más impresionantes de la historia moderna, y aun así se pavoneará en el escenario, posiblemente mascullando para sí mismo “Qu’ils mangent de la brioche”. Y un tercero, Keir Starmer, del Reino Unido, llegó al poder hace 72 horas gracias a poco más que el odio que casi todo el universo siente por sus oponentes conservadores.
Aparte de un importante grupo de disidentes antibelicistas en torno al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, todos ellos jurarán lealtad al “orden basado en reglas”, que nunca se ha definido y que, de hecho, no existe; y se comprometerán a destinar cientos de miles de millones de dólares más de mortífera ayuda militar a Volodymyr Zelenskyy de Ucrania -quien ni siquiera es el presidente legal de Ucrania en este momento, ya que su mandato presidencial expiró el 20 de mayo de 2024, puesto que las nuevas elecciones previstas para el 31 de marzo habían sido canceladas debido a la ley marcial.
Las instituciones del viejo régimen se están desmoronando con más velocidad de la requerida para decir “nunca renunciaremos a nuestra burbuja de derivados”.
Se trata de un edificio de guerra sostenido por poco más que la “narrativa” de que “Putin quiere reconstituir la Unión Soviética” y “Putin invadirá el Báltico a continuación si Ucrania cae”, afirmaciones patentemente falsas que no resisten una revisión directa de las declaraciones públicas del presidente Putin en las últimas décadas, por no mencionar el hecho esencial de la historia moderna reciente.
Dirigiéndose a los participantes en la reunión del 5 de julio de la Coalición Internacional por la Paz, la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, lanzó un amplio desafío para hacer frente a esta supuesta “narrativa”:
“Creo que también tenemos que hacer un trabajo en profundidad. Creo que lo que estamos viviendo ahora es un gigantesco esfuerzo por sustituir la realidad por narrativas. Y creo en Platón, creo en Sócrates y en el diálogo socrático. No creo que nadie tenga la patente de la verdad, pero creo que el diálogo socrático es un método para llegar a la verdad. Si acabamos en un mundo en el que todos los bandos se limitan a defender sus narrativas, la verdad se pierde….”
“Creo que tenemos que lanzar un reto a los historiadores, periodistas, periodistas de investigación y otras personas preocupadas por la verdad histórica para que reconstruyan cómo hemos llegado a este punto de una posible Tercera Guerra Mundial. Cómo perdimos una increíble oportunidad histórica que existió hace más de 30 años con la unificación alemana, el colapso de la Unión Soviética -que naturalmente para la gente que vivía allí no fue algo bueno, fue un colapso de su sistema.”
“Putin ha dicho que considera el final de la Unión Soviética como la mayor catástrofe del siglo XX, o algo así. Siempre se interpreta erróneamente que Putin quiere reconstituir la Unión Soviética. No es eso lo que ha dicho. Lo dijo porque los años siguientes del período de Yeltsin vieron el desmantelamiento de las capacidades industriales rusas de 1991 a 1994, una caída a sólo el 30% de su capacidad anterior. Eso condujo a un colapso increíble de la curva demográfica. Perdieron un millón de personas al año, porque la tasa de mortalidad aumentó en comparación con la de natalidad. A eso se refería Putin; las circunstancias en las que se derrumbó la Unión Soviética condujeron luego al colapso de los años noventa, y eso es lo que él llama esta catástrofe.”
“Creo que ahora mismo todo está bajo el control de la ‘narrativa’: hay que hacer creer a la gente que la paz es imposible; que Rusia debe ser derrotada y que, por tanto, lo importante es una victoria en el campo de batalla. Ese es el camino seguro hacia la Tercera Guerra Mundial.”
“En Alemania, por ejemplo, ya ni siquiera está permitido decir que lo que está ocurriendo en Ucrania no es una guerra de agresión no provocada por parte de Rusia. Si dices eso, como ha señalado uno de los oradores anteriores, te pueden meter en la cárcel o arrestar o castigar de alguna manera importante”.
“Creo que esto es el fin de la democracia, la muerte de la libertad, y creo que tenemos que luchar por la veracidad histórica. Y, por lo tanto, me gustaría lanzar un reto a todos los participantes en este proceso de la CIP para que ayuden a reconstruir lo que realmente ocurrió desde 1989, desde que cayó el Muro. ¿Cuáles fueron las oportunidades? ¿Cómo se perdieron? ¿Por qué se perdieron? ¿Qué se hizo en su lugar? Porque creo que una reelaboración racional de esa historia es un ingrediente importante para que podamos volver a debatir; porque sólo si se analiza lo que salió mal se puede pensar seriamente en lo que hay que hacer para remediarlo”.
Fuente:
Por Dennis Small, en EIRNS: Truth Versus ‘Narrative’. 07 de julio de 2024.