Por Mente Alternativa
En un artículo publicado el 18 de mayo de 2025 en EIR News, el periodista Jason Ross alertó sobre una peligrosa declaración del gobierno de Donald Trump: la posible suspensión del habeas corpus, una medida que, de concretarse, vulneraría la Constitución de Estados Unidos. La advertencia provino de Stephen Miller, actual subjefe de gabinete de la Casa Blanca, quien insinuó que el Ejecutivo podría suprimir este derecho si los tribunales no actúan conforme a sus intereses.
Miller declaró que el gobierno “está considerando activamente” la suspensión del habeas corpus, apoyándose en una interpretación controversial del Artículo I, Sección 9 de la Constitución. Sin embargo, esa misma sección establece que solo el Congreso tiene la facultad de suspender dicho derecho, y únicamente en casos de rebelión o invasión, nunca a discreción del poder ejecutivo.
La posible eliminación del habeas corpus implicaría la capacidad del Estado para detener indefinidamente a cualquier persona, sin juicio ni acceso a un tribunal. Esto socava gravemente las garantías de debido proceso, uno de los pilares del Estado de derecho en Estados Unidos. Tal suspensión transformaría al poder presidencial en una entidad autoritaria, en contraposición directa al diseño constitucional basado en la separación de poderes.
La amenaza no solo es jurídica, sino política y civilizatoria. Pretender que la seguridad nacional justifica la detención sin juicio revive prácticas que el país ha combatido históricamente. Como señala Ross, esta propuesta no puede entenderse fuera del contexto de un gobierno que ha intentado reconfigurar los límites del poder presidencial, tensionando al máximo el marco legal.
La suspensión del habeas corpus no solo sería una aberración legal, sino una señal inequívoca de que el equilibrio institucional estadounidense se encuentra en grave peligro. La defensa del derecho a comparecer ante un juez debe mantenerse firme, especialmente ante gobiernos que buscan instrumentalizar el miedo para acumular poder.
Trump no es un antiglobalista íntegro, sino el emisario de una oligarquía en guerra consigo misma
