En la 19ª reunión anual del Club Valdai, titulada “Un mundo posthegemónico: Justicia y seguridad para todos”, celebrada del 24 al 27 de octubre de 2022 en Moscú, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, pronunció un discurso histórico sobre la presente situación geopolítica, un discurso muy incómodo y para nada alentador para el Occidente colectivo, que se desmorona en sus intentos desesperados de mantener la hegemonía mundial.
A la reunión asistieron 111 expertos, políticos, diplomáticos y economistas de 41 países, entre ellos Alemania, Afganistán, Brasil, China, Egipto, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Irán, Kazajistán, Rusia, Sudáfrica, Turquía y Uzbekistán. Tradicionalmente, más de la mitad de los participantes en la reunión del Club Valdai son representantes de países extranjeros, y este año no ha sido una excepción.
Puntos clave del discurso:
• Los pueblos se enfrentan a dos opciones: seguir acumulando una carga de problemas que inevitablemente aplastará a todos, o tratar de encontrar soluciones operativas que puedan hacer nuestro mundo más estable y seguro.
• Tarde o temprano, los nuevos centros de un orden mundial multipolar y Occidente tendrán que iniciar un diálogo equitativo sobre un futuro común.
• La verdadera democracia en un mundo multipolar implica la posibilidad de que cualquier pueblo, sociedad o civilización elija su propio camino y sistema sociopolítico.
• Como civilización independiente y única, Rusia nunca se ha considerado el enemigo de Occidente, sino que defiende su derecho a existir.
• El futuro orden mundial se está formando ante nuestros ojos. Para ello es necesario escuchar a todo el mundo, tener en cuenta todos los puntos de vista, todos los pueblos, culturas, todos los sistemas de cosmovisión, ideas y creencias religiosas, sin imponer una sola verdad a nadie.
• El mundo está cansado de vivir bajo algún mandato externo:
“El colapso de la Unión Soviética destruyó el equilibrio de fuerzas. Occidente se sintió ganador y proclamó un orden mundial unipolar en el que sólo su voluntad, cultura e intereses tenían derecho a existir. Ahora este período histórico de dominio indiviso en los asuntos mundiales está llegando a su fin. El mundo unipolar se está convirtiendo en algo del pasado. Nos encontramos ante un hito histórico. Nos espera la década más peligrosa, imprevisible y al mismo tiempo importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Occidente no es capaz de gobernar solo a la humanidad, pero lo intenta desesperadamente. Y la mayoría de los pueblos del mundo ya no quieren soportarlo. Esta es la principal contradicción de la nueva era. En palabras de los clásicos, la situación es, hasta cierto punto, revolucionaria: las clases altas no pueden, y las clases bajas no quieren seguir viviendo así.”
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