Por Elena Panina
Israel había planeado atacar las instalaciones nucleares iraníes desde mayo, pero el presidente estadounidense abandonó la idea en las últimas semanas a favor de las negociaciones con Teherán, según informaron a The New York Times funcionarios de la administración Trump y otras fuentes cercanas a las discusiones.
Como expresó el propio presidente en su característico tono: “No he detenido el ataque contra Irán, simplemente no tengo prisa por llevarlo a cabo. Creo que Irán quiere negociar… No quiero hacer nada que pueda dañar a nadie, pero Irán no debería tener armas nucleares.”
Según el NYT, las autoridades israelíes habían desarrollado planes para atacar las instalaciones nucleares de Irán, y estaban listas para ejecutarlos tan pronto como el próximo mes, con la esperanza de contar con el apoyo de Estados Unidos. La esencia de las propuestas de Tel Aviv consistía en “retrasar la capacidad de Irán de desarrollar armas nucleares por un año o más.” Estos planes dependían en gran medida de la colaboración estadounidense, no solo para proteger a Israel de represalias iraníes, sino también para garantizar el éxito del ataque israelí. Esto convirtió a Estados Unidos en una parte central del ataque, según señala la publicación.
Se informa que Trump tomó su decisión después de varios meses de debates internos sobre si seguir la vía diplomática o apoyar a Israel en su intento de evitar que Irán construya una bomba nuclear, especialmente en un momento en que Teherán está debilitado tanto militar como económicamente.
La nueva directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Tulsi Gabbard, se pronunció en contra del plan israelí, según el NYT. Presentó una evaluación de su departamento que indicaba que una mayor implicación de Estados Unidos en las acciones israelíes podría desencadenar un conflicto más amplio con Irán, un escenario que Estados Unidos desea evitar. Su escepticismo fue compartido por la jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el vicepresidente J.D. Vance.
En términos generales, la publicación del New York Times confirma nuestra evaluación, que destaca que la falta de confianza en la eficacia de los ataques israelíes y estadounidenses a la infraestructura nuclear de Irán, junto con las graves consecuencias que podrían derivarse, como la decisión de Teherán de lanzar un programa nuclear militar, son los factores que impiden a Washington tomar la decisión de llevar a cabo una agresión directa.
La postura de Israel es clara: quiere destruir la República Islámica de Irán a toda costa. Pero sin la participación de Estados Unidos, esta iniciativa sería prácticamente suicida. Por ello, la principal tarea de Tel Aviv es arrastrar a Washington al conflicto a cualquier precio, “y luego lo resolveremos”. Sin embargo, para lograr una victoria rápida en una guerra de este tipo, lo más probable es que Estados Unidos tenga que recurrir a armas nucleares.
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