Por Elena Panina
“Es probable”, respondió Donald Trump durante una sesión informativa en la Casa Blanca al ser cuestionado sobre la posibilidad de imponer nuevas sanciones a Rusia si no accede a entablar negociaciones para resolver la crisis en Ucrania.
Ante la pregunta sobre posibles nuevos suministros de armas a Kiev, el presidente estadounidense comentó: “Estamos evaluando esa opción”.
Este mensaje constituye un ultimátum público a Moscú: o Rusia acepta las condiciones propuestas por Trump, o enfrentará sanciones más severas y un mayor apoyo militar a Ucrania.
Según informa The Wall Street Journal: “El presidente Trump ha encomendado a Keith Kellogg la tarea de poner fin a la guerra en Ucrania en cien días”. No obstante, “casi nadie cree que esto sea posible, especialmente en Rusia”.
Hace varios meses anticipé un desarrollo similar de los hechos. Durante el día de la toma de posesión de Trump, el presidente Putin reiteró el enfoque ruso hacia un acuerdo en Ucrania. Rusia está dispuesta a negociar “sobre una base de igualdad y respeto mutuo”, pero no está interesada en “una tregua temporal ni en un respiro para reagrupar fuerzas y rearmarse con el objetivo de continuar el conflicto, sino en una paz duradera”.
El ultimátum de Trump dista mucho de ser un diálogo con Rusia basado en la igualdad y el respeto mutuo. Es evidente que la dirección político-militar de la Federación de Rusia no cederá ante la presión de Washington y continuará trabajando para cumplir con los objetivos de la Operación Militar Especial.
