Por Mente Alternativa
En medio de las recientes declaraciones de Donald Trump, quien respaldó los ataques israelíes contra instalaciones nucleares iraníes, el general Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Trump, ha abogado por una guerra contra Irán como «la guerra del mundo libre». Flynn incluso ha solicitado escoltas militares para Trump, citando amenazas de Irán durante sus campañas.
Trump, en un evento de campaña en Carolina del Norte, aseguró que si fuera presidente, advertiría a Irán que, en caso de un ataque, EE.UU. “volaría sus ciudades más grandes y el país mismo en pedazos”. Esta retórica agresiva plantea interrogantes sobre si su administración podría estar creando un pretexto para una agresión militar contra Irán.
Según The Washington Post, la campaña de Trump ha solicitado al Servicio Secreto estadounidense medidas de seguridad sin precedentes, incluyendo protección adicional para sus viajes, en respuesta al temor de un intento de asesinato por parte de Irán. El director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Ben LaBolt, confirmó que Biden ha ordenado el más alto nivel de protección para Trump.
Por su parte, Chatham House, el centro de pensamiento de política exterior más influyente de la corona británica, publicó un artículo el 7 de octubre titulado «La paz duradera entre Israel y Palestina no será posible sin una nueva política para neutralizar la amenaza iraní», escrito por Sir John Jenkins, exembajador británico en Siria, Irak, Libia y Arabia Saudí, y Caballero Comendador de la Orden de San Miguel y San Jorge, Teniente de la Real Orden Victoriana y Hermano de la Orden de San Juan de Jerusalén. Jenkins sostiene que la paz en el suroeste de Asia no puede alcanzarse mientras Irán mantenga su influencia. A pesar de los recientes acontecimientos en Gaza, argumenta que el conflicto palestino-israelí debería ser considerado secundario frente a la amenaza que representa Irán, Hamás y Hezbolá.
Jenkins sugiere que un alto el fuego sin abordar estos problemas solo prolongaría el conflicto. Propone que, idealmente, debería haber un cambio de régimen en Irán, y que la intervención externa debería centrarse en desmantelar su influencia en Líbano, Siria, Irak, Gaza y Yemen. Además, enfatiza la necesidad de apoyar a Israel con garantías de seguridad, cerrando mezquitas y organizaciones de derechos humanos que promueven la agenda iraní, y sugiriendo sanciones más severas contra Irán, incluido el etiquetado del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) como organización terrorista. Esta serie de políticas indica un enfoque hacia la guerra en lugar de la paz.
Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha informado a EE.UU. que Israel está preparado para atacar objetivos militares iraníes. Esta postura refleja un consenso bipartidista en EE.UU. en torno a la nuclearización de Irán, aunque las estrategias para abordar este problema varían entre republicanos y demócratas. La situación se vuelve cada vez más crítica, y las declaraciones incendiarias de Trump podrían estar sentando las bases para futuras acciones militares.