Por Mente Alternativa
En un reciente análisis publicado en EIR, el geoestratega Dennis Small advierte sobre el peligroso juego geopolítico que Gran Bretaña está impulsando para arrastrar a Estados Unidos a un conflicto con Irán. El despliegue de bombarderos B-2 en Diego García y el aumento de tensiones en Oriente Medio no son coincidencias, sino parte de una estrategia británica para socavar la administración de Donald Trump, obligándolo a una guerra que contradice sus promesas electorales.
Trump ha endurecido su postura con amenazas directas contra Irán, sugiriendo la posibilidad de ataques a menos que Teherán acepte nuevas negociaciones. Sin embargo, la respuesta iraní ha sido contundente: cualquier agresión será respondida con ataques a bases estadounidenses y británicas en la región. La base de Diego García se encuentra en el centro de estas advertencias, lo que evidencia que cualquier escalada militar tendrá repercusiones globales.
El ex jefe del MI6, Sir Richard Dearlove, ha sido una figura clave en la presión para que EE.UU. e Israel actúen contra Irán. Sus declaraciones recientes refuerzan la narrativa de que un cambio de régimen en Irán sería beneficioso para la estabilidad de Oriente Medio y la seguridad de Israel. Sin embargo, esta estrategia sigue el mismo patrón de manipulación de inteligencia que se utilizó en el caso de Irak en 2003, cuando se justificó la invasión con información fabricada.
Gran Bretaña ha jugado un papel histórico en la desestabilización de la política estadounidense, desde el “Rusiagate” hasta el actual “Signal-Gate”, donde se busca eliminar figuras clave en el gobierno de Trump que no siguen la línea de Londres. Esta interferencia refleja el temor del establishment británico ante un Trump que busca fortalecer relaciones con Rusia y, posiblemente, con China, alejándose de la “relación especial” con el Reino Unido.
El conflicto con Irán no solo amenaza con ser un desastre militar, sino que también es una trampa política para Trump. Si cae en esta estrategia, perderá apoyo entre sus bases, que confiaban en su promesa de evitar guerras innecesarias. Si resiste, se enfrentará a una campaña mediática y política que buscará socavar su liderazgo.
El desenlace de esta situación definirá no solo el futuro de Medio Oriente, sino también el equilibrio de poder en la política global. Trump está en la mira, y la pregunta clave es si caerá en la trampa británica o si logrará sortearla sin sacrificar su presidencia.
